La alquimia es un arte oculto y una pseudociencia. Los objetivos
principales que persiguen sus practicantes son: (1) Transformar metales (como
el plomo y el cobre) en metales preciosos (como el oro y la plata) (el
motivo de la transmutación).
(2) Crear un elixir, poción o metal que cure todas las enfermedades (el motivo médico).
(3) Descrubrir un elixir que lleve a la inmortalidad (el motivo de la trascendencia).
La sustancia mágica que haga posible la transmutación, que sea la panacea universal y que sea la llave de la inmortalidad ha sido llamada la piedra filosofal.
La alquimia está basada en la creencia de que existen 4 elementos básicos: fuego, aire, tierra y agua; y 3 esenciales: sal, azufre y mercurio. A partir de estos 7 pilares se han construido grandes sistemas simbólicos y metafísicos. Se dice que la antigua literatura oculta de los chinos y egipcios es la base en la que está cimentada la alquimia. La alquimia fue muy popular en la Europa medieval donde uno de los libros más sagrados de los alquimistas fue supuestamente escrito por el dios egipcio Thoth, conocido como Hermes Trismegistus (Hermes = el tres veces bendito). (Hermes era el dios griego que servía de mensajero y enviaba los espíritus de la muerte a Hades). En 1455, un manuscrito titulado Corpus Hermeticum comenzó a circular en Florencia, Italia. Dicho manuscrito era, supuestamente, una compilación del conocimiento alquímico, astrológico y mágico del dios egipcio. Sin embargo, ahora sabemos que ese trabajo es de origen europeo y de fecha posterior al tiempo en que Thoth prosperaba. El manuscrito está lleno de conjuros mágicos, encantamientos y otras nociones ocultas futiles.
En la actualidad, el motivo de la transmutación es ampliamente ignorado, mientras que los motivos médico y de la trascendencia toman fuerza en áreas como la homeopatía y la aromaterapia. Muchos alquimistas modernos combinan su arte oculto con astrología, acupuntura, hipnosis y una amplia variedad de búsquedas espirituales de la Nueva Era (New Age). A diferencia de la química moderna, que se originó de la alquimia, este arte antiguo es excesivamente espiritual. Los alquimistas pudieron ser los primeros en probar sus ideas diseñando experimentos, pero debido a sus creencias y propósitos metafísicos, no alcanzaron a desarrollar métodos científicos modernos. La alquimia nunca se separó de lo sobrenatural, lo mágico y lo supersticioso. Quizá por eso aún siga siendo popular, aún cuando no ha logrado nada de valor perdurable. Los alquimistas nunca han transmutado metales, nunca han encontrado ninguna panacea, y nunca han descubierto la fuente de la eterna juventud.
Algunos alquimistas han contribuido al avance del conocimiento humano, después de todo. Por ejemplo, Paracelsus (1493-1541) introdujo el concepto de enfermedad a la medicina; rechazó la noción de que la enfermedad es asunto de desequilibrio o falta de armonía en el cuerpo, y aún así los alquimistas modernos favorecen la noción del desequilibrio. En lugar de ello, Paracelsus sostuvo que la enfermedad es causada por agentes fuera del cuerpo que lo atacan y recomendó varios productos químicos para combatirlos.
La alquimia continua prosperando en medio de lo anti-científico. Por ejemplo, Robin Murphy unió la alquimia con la homeopatía y la astrología y creó así su propia rama de la medicina alternativa. El Instituto Alquímico (Alchemical Institute) promueve la Hipnoterapia Alquímica para aquellos que buscan una terapia de fortalecimiento de la Nueva Era basada en pseudociencia oculta. El alquimista John Reid promete salud y éxito en la búsqueda de la QUINTAESENCIA. Debe de notarse que la ciencia como la conocemos ha sido capaz de avanzar sólamente cuando la búsqueda de esencias y la quintaesencia de las cosas ha sido abandonada.
(2) Crear un elixir, poción o metal que cure todas las enfermedades (el motivo médico).
(3) Descrubrir un elixir que lleve a la inmortalidad (el motivo de la trascendencia).
La sustancia mágica que haga posible la transmutación, que sea la panacea universal y que sea la llave de la inmortalidad ha sido llamada la piedra filosofal.
La alquimia está basada en la creencia de que existen 4 elementos básicos: fuego, aire, tierra y agua; y 3 esenciales: sal, azufre y mercurio. A partir de estos 7 pilares se han construido grandes sistemas simbólicos y metafísicos. Se dice que la antigua literatura oculta de los chinos y egipcios es la base en la que está cimentada la alquimia. La alquimia fue muy popular en la Europa medieval donde uno de los libros más sagrados de los alquimistas fue supuestamente escrito por el dios egipcio Thoth, conocido como Hermes Trismegistus (Hermes = el tres veces bendito). (Hermes era el dios griego que servía de mensajero y enviaba los espíritus de la muerte a Hades). En 1455, un manuscrito titulado Corpus Hermeticum comenzó a circular en Florencia, Italia. Dicho manuscrito era, supuestamente, una compilación del conocimiento alquímico, astrológico y mágico del dios egipcio. Sin embargo, ahora sabemos que ese trabajo es de origen europeo y de fecha posterior al tiempo en que Thoth prosperaba. El manuscrito está lleno de conjuros mágicos, encantamientos y otras nociones ocultas futiles.
En la actualidad, el motivo de la transmutación es ampliamente ignorado, mientras que los motivos médico y de la trascendencia toman fuerza en áreas como la homeopatía y la aromaterapia. Muchos alquimistas modernos combinan su arte oculto con astrología, acupuntura, hipnosis y una amplia variedad de búsquedas espirituales de la Nueva Era (New Age). A diferencia de la química moderna, que se originó de la alquimia, este arte antiguo es excesivamente espiritual. Los alquimistas pudieron ser los primeros en probar sus ideas diseñando experimentos, pero debido a sus creencias y propósitos metafísicos, no alcanzaron a desarrollar métodos científicos modernos. La alquimia nunca se separó de lo sobrenatural, lo mágico y lo supersticioso. Quizá por eso aún siga siendo popular, aún cuando no ha logrado nada de valor perdurable. Los alquimistas nunca han transmutado metales, nunca han encontrado ninguna panacea, y nunca han descubierto la fuente de la eterna juventud.
Algunos alquimistas han contribuido al avance del conocimiento humano, después de todo. Por ejemplo, Paracelsus (1493-1541) introdujo el concepto de enfermedad a la medicina; rechazó la noción de que la enfermedad es asunto de desequilibrio o falta de armonía en el cuerpo, y aún así los alquimistas modernos favorecen la noción del desequilibrio. En lugar de ello, Paracelsus sostuvo que la enfermedad es causada por agentes fuera del cuerpo que lo atacan y recomendó varios productos químicos para combatirlos.
La alquimia continua prosperando en medio de lo anti-científico. Por ejemplo, Robin Murphy unió la alquimia con la homeopatía y la astrología y creó así su propia rama de la medicina alternativa. El Instituto Alquímico (Alchemical Institute) promueve la Hipnoterapia Alquímica para aquellos que buscan una terapia de fortalecimiento de la Nueva Era basada en pseudociencia oculta. El alquimista John Reid promete salud y éxito en la búsqueda de la QUINTAESENCIA. Debe de notarse que la ciencia como la conocemos ha sido capaz de avanzar sólamente cuando la búsqueda de esencias y la quintaesencia de las cosas ha sido abandonada.
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