jueves, 26 de febrero de 2015

CUENCA (Ecuador). HISTORIA DE LA IGLESIA.


Desde el punto de vista eclesiástico, fue primero asiento de doctrina y luego parroquia y arciprestazgo de la diócesis de Quito (v. QUITO III). A petición del obispo Juan Nieto Polo del Águila (174859), se procedió a un lento trámite en orden a su erección como obispado que desembocó en la bula de Clemente XIII del 6 en. 1769. Su territorio abarcó entonces la costa ecuatoriana y la parte sur de la franja interandina; después se formaron las diócesis de Guayaquil (1838, v. GUAYAQUIL III) y Loja (1866), dejando la de C. reducida a la provincia civil de Azuay. Fue elevada en 9 abr. 1957 a la categoría de archidiócesis (Conchensis in Aequatore). En 1970 tenía como diócesis sufragáneas: Azogues, Azoguensis (1968), Loja, Lojanus (1866) y Machala, Machalensis (1969).
      Es proverbial la religiosidad del pueblo cuencano, unos 450.000 fieles, reflejada en la leyenda de su blasón nobiliario: «Primero Dios y después Vos». A pesar de las endémicas disensiones internas registradas en la historia, ha sido un venero de intelectuales católicos, como son el insigne polemista P. Solano, los Crespo Toral (v.), Cevallos, Cordero, Borrero, Muñoz y otros. Un educador de fecunda obra, el hermano Miguel de las Escuelas Cristianas, subirá pronto a los altares. El P. Julio Matovelle, fundador de los Oblatos y las Oblatas de los Sagrados Corazones, está asimismo en proceso de beatificación.
      El territorio archidiocesano se divide en siete arciprestazgos con 48 parroquias, atendidas por seis sacerdotes seculares y 60 regulares. Los institutos religiosos dirigen diversc s centros de educación y beneficencia. El seminario mI yor recibe alumnos de las diócesis sufragáneas y de la provincia de Guayaquil. (Ann. Ront. 1970).
     
      BIBL: O. CORDERO PALACIOS, Crónicas documentadas para la histor,a de Cuenca, Cuenca 1920; J. M. VARGAS, Historia de la Iglesia en el Ecuador durante el Patronato español, Quito 1962, 515547; íD, La Iglesia en el Ecuador, Quito 1968.
      **AU
      ANTONIO ARREGUI.
     
      **GEG
      CUENCA (España) I. GEOGRAFÍA.
      Provincia de Castilla la Nueva, con 17.061 Kmz. Se halla en el centro de la Meseta (v.), entre las provincias de Guadalajara al N, Madrid y Toledo al O, Ciudad Real y Albacete al S, y Valencia y Teruel al E.
      Medio físico. Apoya su límite NE en los montes Universales y otras altas sierras del tramo levantino del Sistima Ibérico, y desde ellas pierde altitud en dirección opuesta. La zona inmediata a aquel borde NE constituyó el límite oriental del viejo macizo formado en la Era Primaria. Las transgresiones marinas de la Era Secundaria lo cubrieron de depósitos. Cuando en la Terciaria se produjeron los plegamientos alpinos, éstos presionaron y se plegaron aquellos sedimentos, hasta formar las sierras del Sistema Ibérico, Tras estas sierras, los mismos plegamientos produjeron, por el resto de la provincia, una gran depresión, la cegtral de la Meseta meridional, en la que a lo largo de la misma Era Terciaria y en la Cuaternaria se han acumulado los sedimentos procedentes de aquellas sierras. Así, hay en la provincia dos zonas de caracteres geológicos y morfológicos distintos. De un lado, la llamada Serranía de C.; de otro, las planicies sedimentarias de La Mancha (v.) y La Alcarria.
      La Serranía está formada por rocas calizas que descansan sobre el viejo zócalo paleozoico; al romperse éste y plegarse aquéllas, como consecuencia de los empujes alpinos, ha resultado una movida estructura de estilo sajónico. Desde el borde NE así levantado, bajan hacia La Mancha los ríos Júcar (v.) y Cabriel, que se han encajado en las calizas hasta formar profundas hoces. En otros lugares, como en las proximidades de la capital, la caliza,disuelta por la erosión, ha dado lugar a formas caprichosas y espectaculares en la llamada Ciudad Encantada. También hay torcas o pequeñas hondonadas cuando la filtración dejó un techo rocoso que al fin se hundió.
      La Mancha conquense, que se extiende al sudoeste, es una inmensa planicie fundamentalmente de depósitos terciarios entre los que dominan en superficie las calizas terciarias y, donde éstas han sido barridas por la erosión, arcillas y margas. Al norte de La Mancha se distingue La Alcarria conquense, en la que los resaltes calcáreos aparecen rotos, reducidos a simples cerros testigos.
      Toda la provincia está sometida a un duro clima continental, es decir, a escasez de pluviosidad, sobre todo en los meses de verano en los que resulta nula, y a gran oscilación térmica entre el verano y el invierno e incluso entre el día y la noche. La capital ha registrado en frecuentes ocasiones la mínima térmica de las capitales españolas. La media anual aumenta según disminuye la altitud, en dirección SO: en La Mancha oscila entre 13° y 15°; en la Serranía, entre 7,50 y 11,5°. El mismo factor de relieve determina el reparto de la escasa precipitación, pero en sentido inverso: la Serranía pasa de 600 mm. anuales y, en cambio, se limita La Mancha a un total que a veces llega hasta 460, pero que en otras ocasiones queda reducido a 240.
      Comarcas. Un estudio general y elemental de la provincia no puede señalar más diferencias comarcales en ésta que las que determina la morfología, y que al hablar de ésta hemos indicado: de un lado, el nordeste, la Serranía; de otro, las planicies de La Mancha y La Alcarria conquenses. Estas diferencias morfológicas establecen también las climáticas y, como consecuencia de unas y otras, resultan las económicas y las de población. La Serranía es forestal y ganadera. La masa forestal está formada por pinos madereros y resineros. La vieja estampa de las almadías bajando por los ríos ha desaparecido, una vez impuesto el transporte por carretera. Pero allí donde llegaban, en la misma capital, dieron lugar a industrias derivadas que todavía, juntamente con las que han surgido fuera de la comarca, así en Tarancón, son ahora las más características de la provincia. Donde las manchas forestales permanecen aclaradas, la mayor riqueza la constituye el ganado lanar, en gran parte trashumante. A estos dos capítulos se une ahora el de la explotación hidroeléctrica, gracias a las hoces que forman los ríos y a la regulación natural del caudal que producen las calizas en que aquéllas se han formado.
      La Mancha y La Alcarria son zonas agrícolas, con explotación cerealista y, en la primera, además, vid y olivo. Los bosques y pastos ocupan el 53,4% del suelo. El resto se explota mediante roturación. De ésta, ocupa la mayor, parte el espacio cerealista (44,5%) y el barbecho (34,5%); el resto está plantado de vid y olivo. La Mancha (v.), con una agricultura más rica, es la que tiene más población. Pero tanto en ella como en el resto de la provincia, se halla agrupada en núcleos reducidos, más pequeños los de la Serranía. La provincia tenía 249.696 hab. en 1900 y 335.719 en 1950; a partir de entonces todos los núcleos, exceptuando la capital, registran emigración, de tal manera que entre 1961 y 1965 la provincia perdió 44.643 hab. En 1960 tenía 315.433; en 1971, 239.968; en 1986, 210.932, es decir, 12 hab/Km2, muy por debajo de la media española. Su capital, C., es el núcleo más populoso: 10.756 hab. en 1900, 27.007 en 1960, 43.139 en 1986. Emplazada al final de la Serranía, entre las profundas hoces del Júcar y Huécar, fue estupendo lugar defensivo en la Edad Media. Desaparecida esta inicial función, se limita ahora a ser centro administrativo y comercial, con alguna industria de transformación de la madera. La espectacularidad de su conjunto urbano hace, sin embargo, que albergue mucha población flotante. Entre los restantes núcleos, todos con menos de 20.000 hab., destaca Tárancón. En 1960 el 70,1010 de la población activa (el 33,8010 en 1986) trabajaba en las actividades primarias y producía el 66,14010 de la renta (el 25,7070 en 1985).
     
      V. t.: MESETA (Región española); CASTILLA LA NUEVA; MANCHA, LA.
     
     
BIBL.: M. DE TERÁN, L. SOLÉ SABARN, Geografía regional de España, Barcelona 1968; M. DE TERÁN, Geografía de España y Portugal, Barcelona 1958; A. SANZ SERRANO, pos gancheros conquenses y su organización laboral, «Estudios Geográficos» (1949); F. CABAÑAs RUESGAs, El clima 'de la Serranía de Cuenca, «Las Ciencias» (1953); íD, Resumen fisiográfico y geológico de la Serranía de Cuenca, «Rey. de la R. A. de Ciencias» (1948).

E. CLEMENTE CUBILLAS.

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