Eufemio de Constantinopla (490-96) sucedió como patriarca a Flavitas (o Fravitas, 489-90), quien había sucedido a Acacio (471-89). Por lo tanto, el gran cisma acaciano continuó durante su patriarcado. El emperador Zenón (474-91) había publicado un decreto llamado el Henoticon (482) que prohibía en las discusiones teológicas corrientes cualquier otro criterio que no fuera el de Nicea-Constantinopla (ignorando los decretos de Calcedonia), evitando cuidadosamente hablar de las dos naturalezas de Cristo, y usaba fórmulas ambiguas que intentaban reconciliar a los monofisitas. El Henoticon realmente no satisfizo a nadie. A los monofisitas consistentes le disgustó tanto como a los católicos. Pero Acacio en la capital, Pedro Mongo de Alejandría y Pedro Fullo (Gnafeo) de Antioquía lo firmaron. El Papa San Félix III (483-92) condenó el decreto del emperador en un sínodo romano de setenta y siete obispos (484), depuso y excomulgó a acacio, a Pedro Mongo y a Pedro Fullo. Acacio replicó quitando el nombre del Papa de sus dípticos y persiguiendo
a los católicos en Constantinopla. Cuando Acacio murió, Flavitas, su
sucesor, solicitó el reconocimiento de Roma, pero en vano, pues él no
quería renunciar a la comunión con Pedro Mongo.
Eufemio reconoció el Concilio de Calcedonia, restauró el nombre del Papa a sus dípticos y rompió con Pedro Mongo, quien murió en el año de la accesión de Eufemio (490). Por lo tanto, él era una persona bien intencionada que quería restaurar la unidad con la Santa Sede. Desafortunadamente se negó a borrar los nombres de sus dos predecesores (Acacio y Flavitas) de los dípticos, pues ellos se hallaban entre los fieles difuntos. El Papa insistió en que por los herejes y sus favorecedores no se debía orar públicamente en la liturgia; así que durante el patriarcado de Eufemio no se logró la tan ansiada unión. Pero Eufemio siempre fue un católico de corazón. Antes de la accesión del emperador Anastasio I (491-518) él lo hizo firmar una profesión de fe católica (Evagrio H.E., III, XXXII). Después de la muerte del Papa San Félix III, Eufemio le escribió a su sucesor Gelasio (492-96) solicitando de nuevo la comunión bajo cualquier condición excepto la condena de Acacio. Esta vez también el Papa se negó a modificar su condición (Gelasii Epist. et Decret.; P.L., LIX, 13). El patriarca ya había reunido un sínodo en Constantinopla en el cual confirmó los decretos de Calcedonia (Mansi VII, 1180).
Eventualmente él tuvo su encuentro con el emperador. Se estaba peleando una guerra contra los búlgaros y eslavos, y Eufemio fue acusado de traición por revelar al enemigo los planes del emperador. Un soldado trató infructuosamente de matar al patriarca, aparentemente por orden de Anastasio. El emperador luego quiso que le devolvieran su profesión de fe escrita, la cual Eufemio se negó a entregarle, por lo cual fue depuesto (496) a pesar de la resistencia del pueblo; y Macedonio II (496-511) fue nombrado como su sucesor. Macedonio parece que estaba reacio a tomar su lugar y se negó a usar las vestiduras patriarcales en su presencia. Eufemio fue desterrado a Asia Menor y murió en Ancira en el año 515. Al final fue reconocido como un patriarca legítimo por los católicos de Oriente (Elías de Jerusalén, Flaviano de Antioquía, etc.).
Fuente: Fortescue, Adrian. "Euphemius of Constantinople." The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909. <http://www.newadvent.org/cathen/05606a.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina
Eufemio reconoció el Concilio de Calcedonia, restauró el nombre del Papa a sus dípticos y rompió con Pedro Mongo, quien murió en el año de la accesión de Eufemio (490). Por lo tanto, él era una persona bien intencionada que quería restaurar la unidad con la Santa Sede. Desafortunadamente se negó a borrar los nombres de sus dos predecesores (Acacio y Flavitas) de los dípticos, pues ellos se hallaban entre los fieles difuntos. El Papa insistió en que por los herejes y sus favorecedores no se debía orar públicamente en la liturgia; así que durante el patriarcado de Eufemio no se logró la tan ansiada unión. Pero Eufemio siempre fue un católico de corazón. Antes de la accesión del emperador Anastasio I (491-518) él lo hizo firmar una profesión de fe católica (Evagrio H.E., III, XXXII). Después de la muerte del Papa San Félix III, Eufemio le escribió a su sucesor Gelasio (492-96) solicitando de nuevo la comunión bajo cualquier condición excepto la condena de Acacio. Esta vez también el Papa se negó a modificar su condición (Gelasii Epist. et Decret.; P.L., LIX, 13). El patriarca ya había reunido un sínodo en Constantinopla en el cual confirmó los decretos de Calcedonia (Mansi VII, 1180).
Eventualmente él tuvo su encuentro con el emperador. Se estaba peleando una guerra contra los búlgaros y eslavos, y Eufemio fue acusado de traición por revelar al enemigo los planes del emperador. Un soldado trató infructuosamente de matar al patriarca, aparentemente por orden de Anastasio. El emperador luego quiso que le devolvieran su profesión de fe escrita, la cual Eufemio se negó a entregarle, por lo cual fue depuesto (496) a pesar de la resistencia del pueblo; y Macedonio II (496-511) fue nombrado como su sucesor. Macedonio parece que estaba reacio a tomar su lugar y se negó a usar las vestiduras patriarcales en su presencia. Eufemio fue desterrado a Asia Menor y murió en Ancira en el año 515. Al final fue reconocido como un patriarca legítimo por los católicos de Oriente (Elías de Jerusalén, Flaviano de Antioquía, etc.).
Fuente: Fortescue, Adrian. "Euphemius of Constantinople." The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909. <http://www.newadvent.org/cathen/05606a.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina
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