Doctor de la Iglesia es un título otorgado por el Papa o un concilio ecuménico a ciertos santos en razón de su erudición y en reconocimiento como eminentes maestros de la fe para los fieles de todos los tiempos.
Los doctores de la Iglesia han ejercido una influencia especial sobre el desarrollo del cristianismo, sentando las bases de la doctrina sucesiva, o interpretando de forma esclarecedora y perdurable vastos campos de la Revelación. En el cristianismo primitivo el título se adjudicó espontáneamente a ocho de los Padres de la Iglesia, cuatro de ellos de rito latino:
La Menaea del 30 de enero narra la leyenda de la aparición de los tres doctores al obispo Juan Euquites en sueños, ordenándole conmemorarlos conjuntamente para evitar rivalidades entre sus fieles y seguidores. La inclusión de Atanasio parece posterior, probablemente motivada por la analogía con los cuatro doctores occidentales y los cuatro evangelistas, y siguiendo a Ireneo de Lyon, quien había buscado mostrar en varios ámbitos la existencia de cuatro pilares de la Iglesia.
La concesión de la dignidad de doctor de la Iglesia no implica necesariamente la convalidación de la totalidad de la doctrina que el doctor ha sostenido. Aunque la Sagrada Congregación de Ritos, la encargada de la proclamación, realiza un examen de la obra del prospectivo doctor, ésta no se integra necesariamente al dogma proclamado ex cathedra por la Iglesia, y aun en el caso de los doctores más reputados muchas de sus doctrinas han sido declaradas erróneas tras su muerte. Los temas sobre los que los doctores han escrito varían marcadamente; además de teólogos sistemáticos, como Santo Tomás de Aquino, San Anselmo de Canterbury o San Alberto Magno, se cuentan entre ellos epígrafos y predicadores, místicos, como San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila, y aun historiadores y eruditos como San Beda el Venerable, cuya Historia Ecclesiastica Gentis Anglorum es una extraordinaria fuente de información sobre la Inglaterra medieval.
La tradición escolástica llama convencionalmente a ciertos teólogos con epítetos que recuerdan al de doctor de la Iglesia; así, Juan Duns Scoto es conocido como doctor subtilis (el «doctor sutil») y Roger Bacon como doctor mirabilis (el «doctor en maravillas»), Inocencio V como «doctor famosissimus», Raimundo Lulio como «doctor illuminatus» y Francisco Suárez como «doctor eximius», aunque ninguno de ellos es formalmente doctor de la Iglesia. De hecho, la teología de Scoto ha gozado de poca popularidad fuera de su propio tiempo. Sí son, en cambio, realmente doctores el doctor seraphicus San Buenaventura, el doctor universalis San Alberto Magno, el doctor angelicus Santo Tomás de Aquino, el doctor evangelicus San Antonio de Padua, el doctor mellifluus San Bernardo de Claraval, el doctor caritatis San Francisco de Sales, el doctor mysticus San Juan de la Cruz, etc.
Los doctores de la Iglesia han ejercido una influencia especial sobre el desarrollo del cristianismo, sentando las bases de la doctrina sucesiva, o interpretando de forma esclarecedora y perdurable vastos campos de la Revelación. En el cristianismo primitivo el título se adjudicó espontáneamente a ocho de los Padres de la Iglesia, cuatro de ellos de rito latino:
- Ambrosio de Milán (340-397)
- Jerónimo de Estridón (346-420), filólogo trilingüe y autor de la traducción de la Biblia al latín conocida como Vulgata.
- Agustín de Hipona (354-430), gran escritor y teólogo, autor de La ciudad de Dios, de Comentarios a las Sagradas Escrituras y de su propia biografía, intitulada Confesiones.
- Gregorio Magno (540-604), quien evangelizó a los bárbaros, especialmente en Inglaterra; reformó las costumbres y renovó el canto eclesiástico.
- Atanasio de Alejandría (296-373), quien combatió el arrianismo.
- Basilio de Cesarea (329-379), quien se distinguió por su elocuencia, por su caridad hacia los pobres y su amor al monacato.
- Gregorio Nacianceno (328-389), orador elocuentísimo, teólogo profundo y campeón de la unión de las dos iglesias.
- Juan Crisóstomo (347-407), patriarca de Constantinopla y el mayor de los oradores cristianos.
Índice
Doctores orientales
La tradición bizantina recordaba como Padres de la Iglesia, en sentido amplio, a todos los teólogos previos al siglo VI, la época de la primera estabilización de la doctrina cristiana. De entre éstos, pronto se generalizó una especial veneración hacia Juan Crisóstomo, hacia Basilio Magno y hacia Gregorio Nacianceno, y ya el emperador León VI el Sabio instituyó un festival común para los tres el día 30 de enero con el nombre de festival de los tres jerarcas. Los sermones leídos tradicionalmente en el festival son obra de Cosme Vestítor, renombrado orador del siglo X, y las representaciones iconográficas de los tres jerarcas son frecuentes en la arquitectura eclesiástica bizantina.La Menaea del 30 de enero narra la leyenda de la aparición de los tres doctores al obispo Juan Euquites en sueños, ordenándole conmemorarlos conjuntamente para evitar rivalidades entre sus fieles y seguidores. La inclusión de Atanasio parece posterior, probablemente motivada por la analogía con los cuatro doctores occidentales y los cuatro evangelistas, y siguiendo a Ireneo de Lyon, quien había buscado mostrar en varios ámbitos la existencia de cuatro pilares de la Iglesia.
Doctores occidentales
La tradición escolástica elaboró por su parte la noción de los cuatro doctores, y ésta se vio confirmada ya en 1298 por Bonifacio VIII, quien publicó una decretal que ordenaba honrarlos especialmente. El 11 de abril de 1567 el papa Pío V sumó al primer doctor moderno, Santo Tomás de Aquino, dominico como él y al año siguiente su número se incrementó al reconocer también las fiestas de los doctores griegos. En 1588 el papa franciscano Sixto V añadió al también franciscano San Buenaventura de Fidanza.Doctrinas católica y ortodoxa
Mientras en Oriente la dignidad de doctor no ha estado asociada a ninguna definición formal, y otros teólogos además de los arriba mencionados se honran ocasionalmente con ese título —en especial San Gregorio Niseno, San León I Magno, San Máximo el Confesor, San Juan Damasceno, Simeón el Nuevo Teólogo, Gregorio Palamás y Marcos de Éfeso—, la Iglesia católica vincula el título a tres condiciones: la eminens doctrina, es decir, la eminencia doctrinal en materia de teología y culto; la insignis vitae sanctitas, es decir, un elevado grado de santidad, y la Ecclesiae declaratio, es decir, una proclamación formal por parte de la Iglesia, que Benedicto XIV precisó como afirmada por el Sumo Pontífice o por un Concilio Ecuménico. Ningún Concilio ha ejercido esta facultad, sin embargo.La concesión de la dignidad de doctor de la Iglesia no implica necesariamente la convalidación de la totalidad de la doctrina que el doctor ha sostenido. Aunque la Sagrada Congregación de Ritos, la encargada de la proclamación, realiza un examen de la obra del prospectivo doctor, ésta no se integra necesariamente al dogma proclamado ex cathedra por la Iglesia, y aun en el caso de los doctores más reputados muchas de sus doctrinas han sido declaradas erróneas tras su muerte. Los temas sobre los que los doctores han escrito varían marcadamente; además de teólogos sistemáticos, como Santo Tomás de Aquino, San Anselmo de Canterbury o San Alberto Magno, se cuentan entre ellos epígrafos y predicadores, místicos, como San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila, y aun historiadores y eruditos como San Beda el Venerable, cuya Historia Ecclesiastica Gentis Anglorum es una extraordinaria fuente de información sobre la Inglaterra medieval.
La tradición escolástica llama convencionalmente a ciertos teólogos con epítetos que recuerdan al de doctor de la Iglesia; así, Juan Duns Scoto es conocido como doctor subtilis (el «doctor sutil») y Roger Bacon como doctor mirabilis (el «doctor en maravillas»), Inocencio V como «doctor famosissimus», Raimundo Lulio como «doctor illuminatus» y Francisco Suárez como «doctor eximius», aunque ninguno de ellos es formalmente doctor de la Iglesia. De hecho, la teología de Scoto ha gozado de poca popularidad fuera de su propio tiempo. Sí son, en cambio, realmente doctores el doctor seraphicus San Buenaventura, el doctor universalis San Alberto Magno, el doctor angelicus Santo Tomás de Aquino, el doctor evangelicus San Antonio de Padua, el doctor mellifluus San Bernardo de Claraval, el doctor caritatis San Francisco de Sales, el doctor mysticus San Juan de la Cruz, etc.
Liturgia
Los doctores de la Iglesia son honrados con una liturgia especial en la misa oficiada en su honor. Esto excluye del nombramiento como doctor a los mártires, puesto que el oficio de la misa se reserva tradicionalmente para honrar a los confesores. El introito de la misa se adopta del de Juan, Apóstol y Evangelista; adicionalmente, el oficio incluye la lectura del Credo, y la antífona del Magnificat reza O doctor optime ("oh, excelentísimo doctor"). Estos dos últimos son los rasgos característicos del oficio doctoral, pues en la fiesta de algunos santos —en particular Juan Damasceno, pero también Atanasio, Basilio y Cirilo de Jerusalén— se ofician misas especiales.Incorporaciones
La lista completa de doctores se acrecentó hasta la actualidad, en la que cuenta con treinta y cinco nombres:- En 1720 Clemente XI incorporó a San Anselmo de Canterbury;
- en 1722 Inocencio XIII, a San Isidoro de Sevilla;
- en 1729 Benedicto XIII, a San Pedro Crisólogo;
- en 1754 Benedicto XIV, a San León I Magno;
- en 1828 León XII, a San Pedro Damián;
- en 1830 Pío VIII, a San Bernardo de Claraval;
- Pío IX incluyó a San Hilario de Poitiers (1851), a San Alfonso María de Ligorio (1871) y a San Francisco de Sales (1877);
- en 1883 León XIII añadiría a San Cirilo de Alejandría, a San Cirilo de Jerusalén y a San Juan Damasceno, y en 1899, a San Beda el Venerable;
- Benedicto XV proclamaría a San Efrén de Siria en 1920;
- Pío XI, a San Pedro Canisio (1925), a San Juan de la Cruz (1926), a San Roberto Belarmino y a San Alberto Magno (ambos en 1931);
- Pío XII, a San Antonio de Padua (1946);
- Juan XXIII, a San Lorenzo de Brindisi (1959);
- Pablo VI sumaría, en 1970, a las primeras mujeres: Teresa de Ávila y Santa Catalina de Siena;
- Juan Pablo II añadiría a Santa Teresa de Lisieux en 1997.
- Benedicto XVI añade, en octubre de 2012, a San Juan de Ávila, patrón del clero español, y a Santa Hildegarda de Bingen, con ocasión de la misa de apertura de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos.
- Francisco incorporó a San Gregorio de Narek, el 12 de abril de 2015.1
En estudio
En el presente hay otros santos sujetos a estudio como candidatos a acceder al título de «Doctor de la Iglesia». En 2011, el vaticanista Sandro Magister mencionó varios candidatos posibles,2 de los cuales la Santa Sede ya elevó a la monja benedictina Hildegarda de Bingen, en tanto que el papa Francisco anunció la proclamación de Gregorio de Narek. Los restantes propuestos por Magister y por algunas órdenes religiosas son:- Luis María Grignion de Montfort
- Vicente de Paúl
- Tomás de Villanueva
- Ignacio de Loyola
- Juan Bosco
- Antonino de Florencia
- Bernardino de Siena
- Lorenzo Giustiniani
- Cirilo y Metodio
- Maximiliano María Kolbe
- Brígida de Suecia
- Margarita María Alacoque
- Verónica Giuliani
- Gertrudis de Helfta3
- Juliana de Norwich
- Laura Montoya4
- María Faustina Kowalska5
Los treinta y seis doctores de la Iglesia Católica
En la siguiente lista aparece la totalidad de los doctores de la Iglesia católica, ordenados según la fecha de su proclamación.Notas y referencias
- «Papa Francisco proclamó nuevo Doctor de la Iglesia a San Gregorio de Narek». Aciprensa. 12 de abril de 2015. Consultado el 12 de abril de 2015.
- Rome Reports (2 de septiembre de 2011). «¿Quién será el próximo Doctor de la Iglesia?». Palio News. Consultado el 6 de febrero de 2012.
- http://www.surco.org/content/postulacion-santa-gertrudis-doctorado-iglesia
- http://www.osservatoreromano.va/es/news/la-madre-laura-doctora-de-la-iglesia
- Bourdin, Anita S. / Zenit (5 de octubre de 2011). «Cardenales y obispos impulsan que Santa Faustina Kowalska se convierta en Doctora de la Iglesia». Consultado el 25 de febrero de 2015.
- Doctor angelicus. En la encíclica Aeterni Patris, el papa León XIII también lo proclamó Doctor communis.
Bibliografía
- Huscenot, Jean (1999). Los Doctores de la Iglesia. Teología siglo XXI, volumen 39. 499 páginas. Madrid: San Pablo. ISBN 978-84-285-2099-7.
- McGinn, Bernard (2009). The Doctors of the Church: Thirty-Three Men and Women Who Shaped Christianity. Herder & Herder Books (en inglés). 280 páginas (2a. edición). Nueva York: Crossroad Publishing Company. ISBN 978-0-8245-2549-1.
- Rengers, Christopher (2000). The 33 Doctors Of The Church (en inglés). 692 páginas. Charlotte, NC (EE. UU.): Tan Books. ISBN 978-0-89555-440-6.
- Mayeur, Jean-Marie; Pietri, Charles; Pietri, Luce; Vauchez, André; Venard, Marc (1993). Die Geschichte des Christentums. Religion, Politik, Kultur. Freiburg, Baseil, Wien: Herder. 14 vols.
Enlaces externos
- Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Doctor de la Iglesia.
- ¿Quiénes son los Doctores de la Iglesia?
- Los Doctores de la Iglesia en la Enciclopedia Católica
- Los Doctores de la Iglesia en Corazones.org
- Doctores, Santos y venerables de la Iglesia en Vidas Ejemplares.org
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