Nombre de origen egipcio que significa "Renacuajo". Es el nombre de uno de los dos hijos de Elí, sacerdote del santuario del Arca de la Alianza, entonces situado en el alto de Siló (cf. Jos 18,1) -S.XI a.C).
Al igual que Pinjás, su hermano, Jofní es por nacimiento heredero del sacerdocio y los dos jóvenes asisten a su padre en el servicio sagrado (1S 1,3). Pero, abusando de sus privilegios, se comportan como "pícaros (1S 2,12-17). De ese modo ordenan confiscar para su provecho, con toda prioridad, los trozos que les convienen de la carne de las víctimas destinadas a los sacrificios. Exigen la carne cruda -a fin de asarla- a los que ofrecen los sacrificios, incluso antes de que se haya hecho "quemar la grasa ante Yahvé" en el altar (cf. Lv 7,30-31). Libertinos por añadidura, se acuestan con las mujeres que, sin duda, atendían el mantenimiento de los ornamentos religiosos y los utensilios del culto a la entrada del Santuario (1S 2,22; cf. Ez 38,8).
La debilidad del viejo Elí con respecto a sus hijos, sordos a sus reprimendas demasiado discretas (1S 2,23-25), va a ser severamente castigada al mismo tiempo que lo serán los principales culpables. De hecho un profeta lo anuncia. Para Jofní y Pinjás el castigo será una muerte prematura, "en el mismo día": junto con su padre padecerán además en su descendencia, consagrada a una ejecución colectiva de la que tan sólo escapará un hombre y destinada a la decadencia por la pérdida de la primacía en el sacerdocio (1S 2,27-33). El rey Saúl se encargará en efecto de la degollina de los sacerdotes de esta familia, refugiados en Nob durante su reinado (1S 22,16-20); Ebiatar, el superviviente, descendiente de Pinjás, será más tarde despojado por Salomón de sus altas funciones sacerdotales, y su linaje se encontrará definitivamente excluido del pontificado, en provecho del de Sadoq (1R 2,26-27; cf. Ez 40,46; 44,15) -véase Sumo Sacerdote-. En cuanto a los propios Jofní y Pinjás, su suerte se cumple sin demora: encuentran la muerte cerca de Afec en una batalla perdida por Israel, en la que el Arca de la Alianza a la que ellos acompañaban cae en manos de los filisteos (1S 4,10-11). La noticia de su muerte, junto a la del doble desastre, acaba con Elí, que fallece después de ellos (1S 4,17-18).
Al igual que Pinjás, su hermano, Jofní es por nacimiento heredero del sacerdocio y los dos jóvenes asisten a su padre en el servicio sagrado (1S 1,3). Pero, abusando de sus privilegios, se comportan como "pícaros (1S 2,12-17). De ese modo ordenan confiscar para su provecho, con toda prioridad, los trozos que les convienen de la carne de las víctimas destinadas a los sacrificios. Exigen la carne cruda -a fin de asarla- a los que ofrecen los sacrificios, incluso antes de que se haya hecho "quemar la grasa ante Yahvé" en el altar (cf. Lv 7,30-31). Libertinos por añadidura, se acuestan con las mujeres que, sin duda, atendían el mantenimiento de los ornamentos religiosos y los utensilios del culto a la entrada del Santuario (1S 2,22; cf. Ez 38,8).
La debilidad del viejo Elí con respecto a sus hijos, sordos a sus reprimendas demasiado discretas (1S 2,23-25), va a ser severamente castigada al mismo tiempo que lo serán los principales culpables. De hecho un profeta lo anuncia. Para Jofní y Pinjás el castigo será una muerte prematura, "en el mismo día": junto con su padre padecerán además en su descendencia, consagrada a una ejecución colectiva de la que tan sólo escapará un hombre y destinada a la decadencia por la pérdida de la primacía en el sacerdocio (1S 2,27-33). El rey Saúl se encargará en efecto de la degollina de los sacerdotes de esta familia, refugiados en Nob durante su reinado (1S 22,16-20); Ebiatar, el superviviente, descendiente de Pinjás, será más tarde despojado por Salomón de sus altas funciones sacerdotales, y su linaje se encontrará definitivamente excluido del pontificado, en provecho del de Sadoq (1R 2,26-27; cf. Ez 40,46; 44,15) -véase Sumo Sacerdote-. En cuanto a los propios Jofní y Pinjás, su suerte se cumple sin demora: encuentran la muerte cerca de Afec en una batalla perdida por Israel, en la que el Arca de la Alianza a la que ellos acompañaban cae en manos de los filisteos (1S 4,10-11). La noticia de su muerte, junto a la del doble desastre, acaba con Elí, que fallece después de ellos (1S 4,17-18).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.