Diócesis que comprende los condados completes de Albany, Columbia,
Delaware, Fulton, Greene, Montgomery, Otsego, Rensselaer, Saratoga,
Schenectady, Schoharie, Warren, Washington, y la parte de los condados
de Herkemer y Hamilton al sur de la línea norteña de los pueblos de Ohio
y Russian, Benson y Hope, en el Estado de Nueva York. Cubre un
territorio de 10,419 millas cuadradas (26,985 kilómetros cuadrados). Del
total de 852,471 pobladores, 180,030 son Católicos. La mayoría son de
origen irlandés, alemán o franco-canadiense, pero hay otras
nacionalidades y razas representadas: italianos, polacos, rusos, turcos,
griegos, astro-húngaros, eslavos, sirios y algunos afro americanos.
PERÍODO COLONIAL
Cualquier narrativa general de las primeras misiones dentro de los
límites de la diócesis actual de Albany deben incluir, con mayor o menor
detalle, las labores de los Jesuitas que llegaron desde Québec con
credenciales, primero del arzobispo de Rouen (Francia) y luego del
obispo del mismo Québec, ese anciano centro de vida católica. Desde este
punto de vista, el territorio acogió en su seno una historia única de
celo apostólico, valor a toda prueba, duras penalidades y privaciones
soportadas, sangre derramada por la verdad y por muchos años una
aparente lucha sin esperanza con las más astutas e ingeniosas tribus
indias que vivían en las planicies del Valle de los Mohawk, y cuya cruel
naturaleza fue finalmente atenuada por la gentileza y perseverancia de
estos misioneros franceses. Su historia inicia con el tratado de
Saint-Germaini des Prés (1632), cuando Inglaterra finalmente devuelve
Canadá a Francia. El Cardenal Richelieu ofrece originalmente las
misiones canadienses a los Capuchinos, que las rechazan y luego a los
Jesuitas, que las aceptan. Québec y Montreal, fundadas en la primera
mitad del siglo diecisiete, eran los dos focos de todo el ardor e
iniciativas misioneras hasta la consagración del Obispo Carrol en 1790,
no solo para Canadá y el Noroeste, sino también para todo el territorio
adyacente a Canadá, incluyendo el norte y centro de Nueva Cork hasta las
empalizadas del Fuerte Orange o Albania, que durante la época de la
ocupación inglesa de 1664 estuvieron sujetas al vicariato apostólico de
Londres. El misionero pionero en el distrito hoy conocido como una parte
de la diócesis de Albany fue el Padre Isaac Jogues, que llegó a
Ossernenon o Auriesville en el Condado de Montgomery el 14 de Agosto de
1642, como un prisionero de los crueles y traicioneros Mohawks. Mutilado
y desmembrado, escapó gracias a la ayuda de los holandeses en Fuerte
Orange y tomando pasaje en un barco que iba a Holanda, llegó a su propio
país el día de Navidad. Su sucesor en la cautividad y tortura por la
misma tribu fue el Padre Joseph Bressani, un Jesuita romano (1644). Ese
mismo año el Padre Jogues regresó a Québec y fue enviado en Mayo de 1646
al territorio Mohawk, como un agente para ratificar la paz con esta
tribu. En este viaje llegó al Lago George en la Fiesta de Corpus
Christi, y lo bautizó como Lac St. Sacrament. Habiendo recibido promesas
de buena voluntad retornó a Canadá, pero engañado y atraído por astutas
actitudes de amistad, retornó inmediatamente para establecer una misión
entre ellos. En Octubre de 1646 fue muerto con un tomahawk, decapitado y
su cuerpo fue tirado al río Mohawk. Entre los que siguieron sus pasos e
incluso algunos, sus sufrimientos, estaban los padres Joseph Poncet, Le
Moyne y Jacques de Lamberville, que tuvieron la gloria de bautizan, el
Domingo de Pascua de 1675 a Tegakouita, llamada Catarina en su acta
bautismal, y "el Lirio de los Mohawk" por la tradición católica.
Dentro de asentamiento empalizado de Fuerte Orange otra corriente de la
historia fluía más tranquilamente que en las sangrientas crónicas de los
Mohawk. Sin forzar la veracidad de la historia, esa fundación llamada
Fuerte Orange y apellidada Albany, merece el honor de ser el
asentamiento europeo sobreviviente más antiguo en los Trece Estados
originales. Siendo holandesa al principio, fue arrebatado de los
holandeses en 1664 por Carlos II de Inglaterra, quien a pesar de sus
reclamos otorgó a su hermano, el Duque de York y Albany, quien
posteriormente se convirtió en Jaime II, toda la tierra entre los ríos
Connecticut y Delaware. Antes de la transferencia había muy pocos
católicos. Dos marinos portugueses en Fuerte Orange en 1626, una mujer
portuguesa y un irlandés que estaba de paso y que conoció al Padre
Jogues en 1643, eran todos. Después de la posesión inglesa hay evidencia
creíble que varios católicos de los Países Bajos se asentaron en Albano
en 1677, a los cuales atendía el Padre franciscano Hennepin. En 1682
llegó el Coronel Thomas Dongan como gobernador, el hijo de un baronet
irlandés, y luego Conde de Limerick. El proyecto de separar la Cinco
Naciones de los franceses, que las habían Ganado por la labor
desinteresada de los misioneros, sugirió el plan de colonizarlos en
Saratoga bajo la influencia de los jesuitas ingleses, para contrarrestar
un proyecto similar de colonización en La Pairie bajo auspicio francés.
Los Jesuitas Thomas Harvey, Henry Harrison, Charles Gage y dos hermanos
laicos fueron quienes abrieron brecha bajo el nuevo régimen.
PERÍODO AMERICANO
En 1790 se consagró como Obispo de Baltimore a John Carroll, y se
transfirió la jurisdicción de Albany desde los arzobispados de Rouen y
Québec. Santa María, la primera iglesia de la diócesis y por muchos años
la única iglesia católica entre San Pedro, en Barclay Street, Ciudad de
Nueva York y Detroit, fue construida en 1797 durante el episcopado de
John Carroll. Debido a su aislamiento, su piedra angular fue colocada
por un miembro del consejo administrativo, Thomas Barry. Los primeros
sacerdotes durante la época de Baltimore fueron los Padres Thayer,
Whelan, O’Brien, D. Mahoney, James Buyshe y Hurley. Los laicos notables
fueron James Roubinchaus, Lous Le Coulteaux, David McEvers, Thomas
Barry, William Duffy y Daniel Cassidy. El mismo día del año 1808,
Baltimore se elevó al rango de arquidiócesis y tres nuevas sedes fueron
creadas: Nueva York, Filadelfia y Boston. El nuevo obispo de Nueva York
asumió la jurisdicción sobre todo el Estado y Albany escuchó la voz del
nuevo pastor. Desde este año hasta el año de su erección como diócesis
(23 de abril de 1847) hubo un crecimiento constante de católicos, lento
al principio y luego fluyendo con mayor volumen conforme nos aproximamos
a los años de la hambruna irlandesas y la cima de la inmigración.
Dentro de esta era de Nueva York notamos la fundación de las siguientes
parroquias e iglesias:
San Pedro, en Troy, 1826, sus sacerdotes pioneros fueron los Reverendos
McGilligan, John Shanahan, y James Quinn. St. John’s, en Schenectady,
1830, organizado por el Rev. Charles Smith, de St. Mary's, Albany; su
primer pastor el Rev. John Kelly, sucedido por el Rev. Patrick
McCloskey. St. John's, Albany, 1837; su primer sacerdote el Rev. John
Kelly, y sus sucesores los reverendos McDonough y Patrick McCloskey. St.
Patrick’s, en Watervliet, 1840, el primer sacerdote fue el Rev. John
Shanahan, luego pastor de St. Peter’s, en Troy. El Rev. James Quinn,
asistente en St. Peter, se convirtió en el primer pastor de esta
parroquia, sucedido por el Rev. Thomas Martin. Iglesia de la Asunción,
en Little Falls, 1841, su primer pastor el Rev. Joseph M. Bourke. St.
Joseph’s, en Albany, 1842: Fundada por el Rev. Joseph Shneller, luego en
St. Mary’s, Albany donde fue sucedido por los reverendos Newell y P.
Hogan. El Rev. John J. Conroy, luego Obispo de Albany, fue su primer
pastor. St. Mary’s, en Sandy Hill, 1833 (aunque se menciona por primera
vez en el Directorio en 1842), su primer pastor fue el Rev. Padre
Guerdet. St. Mary’s, en Troy, fue construido en 1843 por el Rev. Peter
Havermans. St. Augustine’s, en Lansingburg, 1844, tuvo como primer
pastor al Rev. F. Coyle.
Los más prominentes laicos de esa época fueron Peter Morange, Thomas
Austen, James Mahar, William Hawe, Patrick McQuade, Peter Cagger, John
Stuart, Thomas Geough, Thomas Mattimore, John Tracey, Dr. O’Callaghan,
de Albany, John Keenan, de Glens Falls, Keating Rawson, Thomas Sausse y
Philip Quinn, de Troy.
OBISPOS DE ALBANY
(1) El Reverendo John McCloskey, D.D. (después Cardenal), consagrado
obispo coadjutor de Nueva York el 10 de Marzo de 1844, transferido a
Albany como su primer obispo el 21 de Mayo de 1847. Originalmente
seleccionó la venerable Iglesia de Santa María como su catedral y sede
episcopal aunque luego, por ser esta no adecuada, inició la erección de
la catedral de la Inmaculada Concepción, cuya primera piedra fue
colocada el 2 de Julio de 1848 por el Arzobispo Hughes. El edificio,
completado con la excepción de una de sus torres gemelas, fue dedicado
el 21 de noviembre de 1852. Es muy sugerente que la iglesia fuera
bautizada antes de que la Inmaculada Concepción fuera declarada un
artículo de fe. Él convocó el primer sínodo diocesano el 7 de Octubre de
1855. Para proveer para la afluencia de inmigrantes irlandeses fundó
muchas parroquias, fomentó la construcción de muchas iglesias y aumentó
el número de sus sacerdotes. Cuando se vio que el clero secular era
insuficiente, invitó a los jesuitas a colaborar, y les encomendó la
vasta parroquia de St. Joseph’s, en Troy. Era incansable en sus visitas a
cada porción de su extensa diócesis, que comprendía todo el territorio
que actualmente esta incluido en las diócesis de Albany, Syracuse y
Ogdensburg. Realizó provisiones para la educación católica al instalar
Religiosos del Sagrado Corazón en Albany y a los Hermanos Cristianos en
Troy. Desarmó prejuicios anti-católicos y anti-irlandeses por medio de
su carismática personalidad y las atractivas gracias de su consumada
oratoria.
(2) El Reverendo John Joseph Conroy, D.D., consagrado el 15 de octubre
de 1865. Construyó la hermosa Iglesia de San José en la ciudad de Albany
y estableció un hogar para ancianos a cargo de las Pequeñas Hermanas de
los Pobres y orfanatos bajo el cuidado de las Hermanas de la Caridad y
los Hermanos Cristianos en la misma ciudad. Ya que el clero secular
seguía siendo aún inadecuado para cubrir las crecientes e insistentes
necesidades del ministerio, animó a los Padres agustinos y a los
Conventuales menores a instalarse en su diócesis. Aseguró el futuro de
las escuelas católicas estableciendo el celebrado convento de Sagrado
Corazón en Kenwook, y solicitando y dando la bienvenida a las
fundaciones de las Hermanas de San José, de Carondelet, Mo., las
Hermanas de la Misericordia y las Hermanas de los Nombres Sagrados. El
segundo sínodo diocesano se llevo a cabo durante su episcopado.
(3) El Reverendo Francis McNeirny, D.D., consagrado el 21 de abril de
1872. Compró la rectoría para el clero de la catedral en 12 Madison
Place, la chancillería en 125 Eagle Street y la histórica mansión
Schuyler como un asilo adicional. Los Terciarios Dominicos, las Hermanas
del Buen Pastor y los Padres redentoristas establecieron fundaciones
invitados por él. Sistematizó el trabajo de la cancillería, formuló
programas de reportes anuales completos de cada parroquia e inició la
práctica de convocar sínodos del clero, administrar confirmaciones y
visitar canónicamente cada iglesia en su diócesis cada tres años.
Conferencias clericales, conducidas metódica y regularmente, fueron su
creación y él coronó su episcopado y su vida con su mayor logro: la
ampliación y finalización de la catedral añadiendo un arco y la erección
de nuevas sacristías y una torre.
(4) El Reverendo Thomas M.A. Burke, D.D., consagrado el 1o. de julio de
1894. Erigió la escuela y rectoría de la parroquia de St. Joseph’s, en
Albany, mientras fue su rector y evidencio una gran capacidad
administrativa en el manejo de sus asuntos. Como obispo amplió el Asilo
para Niños en Albany, canceló las deudas de la catedral, la amueblo y
renovó y la consagró con una solemne ceremonia el 16 de noviembre de
1902. Con su característica exactitud para todos los procesos canónicos y
requerimientos en el tema de los sínodos, visitaciones, erección de
parroquias, escuelas, casas de industria y caridad y el mantenimiento de
las propiedades de la iglesia, es infatigable y continua con las
mejores tradiciones y labores de sus predecesores.
CAUSAS DE SU CRECIMIENTO
El crecimiento de esta sede se explica enteramente por la inmigración.
Los incentivos para esta eran predominantemente industriales. La
agricultura tuvo solamente una moderada contribución y como regla
general, la tierra fue una opción secundaria. En los primeros años del
último siglo el Estado de Nueva York se embarcó en un vasto plan de
mejoras internas: la unión de los grandes lagos con el océano mediante
un sistema de canales. Ya que Albany era el beneficiario principal de la
iniciativa, se convirtió en el principal centro de distribución para el
ejército de trabajadores que llegaron en busca de empleo. El trabajo en
el Canal de Erie inició en 1817 y fue completado en 1825. El desarrollo
del completo sistema de vías acuáticas artificiales se realizó
simultáneamente. Estas abrieron un vasto territorio sin habitar para el
cultivo, colonización y manufactura. Desde 1831 hasta 1852 se realizó la
construcción del ferrocarril y como desde Irlanda estaba llegando a
este país una inundación de fugitivos de la hambruna, estos encontraron
trabajo remunerado inmediatamente. Las ganancias de estos trabajadores
fueron la principal contribución para la erección de las iglesias
contemporáneas. Al finalizarse la construcción de canales y vías
férreas, algunos de estos extranjeros compraron tierra e iniciaron una
vida de agricultura, la mayoría de ellos se unieron a los nuevos
asentamientos que surgían desordenadamente a través de las nuevas rutas
de viaje, o buscaron residencia en localidades especiales debido a sus
prósperas industrias. Albany atrajo multitudes debido a sus florecientes
actividades madereras, Ballston debido a sus curtidurías; Choes por su
industria de hachas y plantas de algodón y lana; Troy por la manufactura
de estufas, clavos, hierro para rieles y collares; Schangticoke y
Amsterdam por sus industrias textiles. Durante estos años las
facilidades de comunicación hicieron el acceso a la mayoría de la
diócesis relativamente simple, y la gente fue atendida por un creciente
ministerio. Las secciones del norte y la parte baja del oeste
permanecieron aisladas y accesibles solo con grandes dificultades por
muchos años, y allí hubo muchas fugas de la Fe. La intolerancia era
abundante en las esquinas remotas, y se enfrentó a la profesión de fe y
practica católica con difamaciones y desaires, aunque sin violencia.
Todo esto se ha superado actualmente con estándares de medida más
justos.
BENEFACTORES NOTABLES
El Rev. John J. Conroy, el Rev. Monseñor McDermott y el Rev. P.
McCloskey dejaron legados para la educación. El Rev. Maurice Sheehan, el
Rev. William Cullinan y la Sra. De Peter Cagger fueron generosos
patrocinadores del Hospital St. Peter’s en Albany. Por sus varias y
grandes donaciones la diócesis está en deuda con John A. McCall, de
Nueva York; Anthony N. Brady y Eugene D. Wood, de Albany; Thomas Breslin
de Waterford; Edward Murphy Jr.; James O’Neil, Francis J. Molloy,
Edmund Fitzgerald, Peter McCarthy y Daniel E. Conway, de Troy. En el
campo de caridad y utilidad católica, donde la fidelidad a los intereses
católicos era y es un principio dominante de conducta, los nombres de
Nicholas Hussey, John H. Farrel, Charles Tracey, Peter Cassidy, John W.
McNamara, James F. Tracey, John P. McDonough, Edward F. Hussey de Albany
y Edward Kelly, P.P Connolly, Cornelius F. Burns y Stephen Duffy, de
Troy, merecen una mención especial.
EVENTOS IMPORTANTES
Dentro de los eventos notables de la historia diocesana esta la erección
de la Catedral de la Inmaculada Concepción (1848-52) y su consagración,
el 16 de noviembre de 1902; la fenomenal y fructífera carrera del
Seminario Provincial de St. Joseph, en Troy, desde 1865 hasta 1896,
cuando fue transferido a Dunwoodie, Yonkers, N.Y.; la compra y
consagración del Cementerio de St. Agnes, en Albany en 1867; la
formación de la Diócesis de Ogdensburg en 1872 y de Syracuse en 1886;
ambas previamente incluidas dentro de la Diócesis de Albany, la llegada
de las Hermanas de la Caridad (1840), los jesuitas (1849-1900), los
Hermanos Cristianos (1851), Señoritas del Sagrado Corazón (1853), Padres
agustinos (1858), Hermanas de San José (1860), Hermanas de los Sagrados
Nombres (1865), Hermanas de la Misericordia (1865), Conventuales
menores (1867), Hermanitas de los Pobres (1871), Terciarios dominicos de
Santa Catarina de Ricci (1880), Hermanas del Buen Pastor (1884),
redentoristas (1886).
ESTADÍSTICAS
El clero para el año 1906 era de 214, de los cuales 168 eran sacerdotes
diocesanos y 49 regulares (franciscanos, agustinos, redentoristas y
salesianos) Los hermanos que enseñaban son 55, incluyendo 44 Hermanos
Cristianos. Las Hermanas, o religiosas, son 698; las parroquias con
sacerdotes residentes, 105; misiones con iglesias, 49. Las escuelas
parroquiales son 42, con 15,133 alumnos (7,107 hombres y 8,026 mujeres).
Un seminario preparatorio (en Troy) tiene 59 alumnos. Hay dos colegios
con 79 alumnos y 19 academias con 894 pupilos. Hay 11 asilos con 1,455
niños; 3 hospitales con una lista diaria de 197 pacientes; 2 Casas del
Buen Pastor con 245 internos; 2 Casas de Hermanitas de los Pobres, con
328 internos, 2 Casas de Retiro, mantenidas por las Hermanas Dominicas,
con 35 internos; 2 Casas para Mujeres, con 15 internas; y la Casa Seton
para Niñas Trabajadoras, con 20 internas.
Información de la Publicación
Escrita por John Walsh. Transcrita por Joseph L. Soper.
La Enciclopedia Católica, Volumen I. Publicado en 1907. Nueva York
Robert Appleton Company. Nihil Obstat, Marzo 1, 1907. Remy Lafort,
S.T.D., Censor. Imprimatur. +John Cardenal Falrley, Arzobispo de Nueva
York.
Bibliografía
BRODHEAD, History of the State of New York (Nueva York, 1853-71);
MARTIN, Life of Father Jogues, (Traducción al Inglés, Nueva New York,
1896); Dongan Reports in vol. III of Documents relating to the Colonial
History of New York (Albany 1853); O'CALLAGHAN, Documentary History of
the State of New York (Albany, 1849-51); FOLEY, Records of the English
Province of the Society of Jesus (London, 1877-83); JOHN GILMARY SHEA,
History of the Catholic Church in the United States (New York, 1886-92);
HOWELL - TENNEY, History of Albany and Schenectady Counties (New York,
1886); WEISE, Troy's One Hundred Years (Troy, 1891); Albany Argus, 26
Jan. 1813; O'CALLAGHAN, History of New Netherland (New York, 1846-48).
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