El impostor más notorio del siglo II de la era cristiana. Su vida es totalmente descrita por Luciano de Samosata (125-181) en su Pseudomantis, o "Alejandro, el traficante de oráculos." Al ser intelectual,
de aspecto agradable y alocución cautivadora, ganó muchos seguidores,
no sólo en su propio país, sino también en diferentes partes del Imperio
Romano. Con oráculos hábilmente arreglados, preparaba las almas
para un nuevo nacimiento y exhibía una enorme serpiente como la
encarnación de su nueva divinidad. Su fama se extendió, y cerca del año
150 edificó en su ciudad natal de Abonoteicos (en Paflagonia) un templo a Esculapio, que pronto fue visitado por muchos desde todas las partes de Grecia e Italia. “El profeta” contestaba las numerosas preguntas hechas al nuevo oráculo en predicciones métricas. En su año más próspero se dice que entregó casi 80,000 respuestas, acerca de aflicciones corporales, mentales, y sociales, por cada una de las cuales recibió un dracma
y dos óbolos. Grandes funcionarios consultaban sus oráculos, y el
romano Rutiliano se casó con la hija del charlatán. Explicaba
plausiblemente el incumplimiento de sus predicciones declarando que el Ponto
estaba lleno de cristianos e incrédulos que se mofaban de él, y que
debían ser lapidados, o si no, su dios ya no favorecería a la gente.
Estableció nuevos misterios, y el día de su inauguración hizo esta proclamación en su templo: "si un ateo, un cristiano o epicúreo está presente, déjenlo retirarse. Sólo entonces los que aceptan al dios lo podrán adorar jubilosamente.” Cuando los objetos de su aversión estaban siendo expulsados, él continuó gritando: "¡Fuera los cristianos!" mientras la muchedumbre añadía: “¡fuera los epicúreos!" La lujuria era parte de sus ceremonias, y su propia vida privada estaba marcada por el libertinaje. Él continuó en esta degradante carrera durante muchos años antes que el público lo abandonara. Había predicho que moriría a los ciento cincuenta años, transportado por un rayo desde esta esfera de acción a otra. Murió a los 70 años de una enfermedad repugnante, devorado por gusanos.
Luciano [N. del T.: escritor satírico de Samosata (125-181)] dedicó la “Pseudomantis” a Celso, posiblemente el autor del trabajo anticristiano refutado por Orígenes. En todas sus otras obras es decididamente hostil a los cristianos como en "Peregrinus Proteus", pero en esta obra Luciano está incuestionablemente a favor de ellos. Mientras Luciano muestra que mientras todas las clases sociales estaban siendo descarriadas por el falso misticismo de Alejandro de Abonoteicos, los cristianos se mantuvieron a distancia de él; y con los epicúreos, con quien Luciano marcadamente los contrasta en el "Peregrino", compartía la amplia medida del odio del gran hipócrita. Este es el testimonio de un enemigo, que aquí, al menos, no es ningún calumniador, sino un apologista involuntario de Jesucristo y sus perseguidos seguidores.
Bibliografía: DÖLLINGER. Heidenthum und Judenthum, 644 ss.; KELLNER, Hellenismus und Christenthum, 89 ss.; H. W. FOWLER AND F. G. FOWLER, Las Obras de Luciano de Samosata (Oxford, 1905), tr. H. 212-238; HIMPEL en Kirchenlex., I, 493.
Fuente: A'Becket, John Joseph. "Alexander of Abonoteichos." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01297a.htm>.
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Estableció nuevos misterios, y el día de su inauguración hizo esta proclamación en su templo: "si un ateo, un cristiano o epicúreo está presente, déjenlo retirarse. Sólo entonces los que aceptan al dios lo podrán adorar jubilosamente.” Cuando los objetos de su aversión estaban siendo expulsados, él continuó gritando: "¡Fuera los cristianos!" mientras la muchedumbre añadía: “¡fuera los epicúreos!" La lujuria era parte de sus ceremonias, y su propia vida privada estaba marcada por el libertinaje. Él continuó en esta degradante carrera durante muchos años antes que el público lo abandonara. Había predicho que moriría a los ciento cincuenta años, transportado por un rayo desde esta esfera de acción a otra. Murió a los 70 años de una enfermedad repugnante, devorado por gusanos.
Luciano [N. del T.: escritor satírico de Samosata (125-181)] dedicó la “Pseudomantis” a Celso, posiblemente el autor del trabajo anticristiano refutado por Orígenes. En todas sus otras obras es decididamente hostil a los cristianos como en "Peregrinus Proteus", pero en esta obra Luciano está incuestionablemente a favor de ellos. Mientras Luciano muestra que mientras todas las clases sociales estaban siendo descarriadas por el falso misticismo de Alejandro de Abonoteicos, los cristianos se mantuvieron a distancia de él; y con los epicúreos, con quien Luciano marcadamente los contrasta en el "Peregrino", compartía la amplia medida del odio del gran hipócrita. Este es el testimonio de un enemigo, que aquí, al menos, no es ningún calumniador, sino un apologista involuntario de Jesucristo y sus perseguidos seguidores.
Bibliografía: DÖLLINGER. Heidenthum und Judenthum, 644 ss.; KELLNER, Hellenismus und Christenthum, 89 ss.; H. W. FOWLER AND F. G. FOWLER, Las Obras de Luciano de Samosata (Oxford, 1905), tr. H. 212-238; HIMPEL en Kirchenlex., I, 493.
Fuente: A'Becket, John Joseph. "Alexander of Abonoteichos." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01297a.htm>.
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