El sintoísmo, religión nacional del Japón, es una amalgama
de creencias y ritos ancestrales centrados en la adoración de fuerzas
sobrenaturales denominadas Kami. Ha sobrevivido desde tiempos
remotos hasta la actualidad, pero con el transcurso de los siglos ha
experimentado innumerables adaptaciones y transformaciones.


Puerta del templo sintoísta de Itsukushima en la isla de Miyajima, Japón.
El nombre de la religión nacional del Japón, sintoísmo, se acuñó en el siglo VI, a partir de dos conceptos chinos, Shen y to. Shen, Shin en japonés, que significa espíritu o dios, y to, do en japonés, que significa vía o camino. Esta denominación servía para diferenciarlo del budismo (Butsudo o vía de Buda).
Los espíritus o dioses cuya adoración es la base del sintoísmo son las fuerzas sobrenaturales llamadas Kami, que son múltiples y variadas y que a lo largo de los siglos han aumentado en número y han experimentado numerosas mutaciones.
Las características más notables del sintoísmo son las siguientes:
La
capacidad sincrética, es decir, la facilidad para adaptar o asimilar
creencias de otras religiones con las que ha convivido, en especial el
budismo.
Es
una religión nacional que ha favorecido la creación de mitos propios, a
la vez que se ha visto complementada por otras religiones, como el
budismo y el confucianismo.
Por
su propia naturaleza ancestral, es arcaica y conservadora, pero ha
pasado por cambios y adaptaciones a lo largo de la historia.
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