SUMARIO. —
Perspectiva histórica: 1) Los horizontes del COMLA V 2) Los
nuevos acentos misioneros. 3) Directrices y propuestas del COMLA VI. 4)
Reflexiones finales: a) acelerar el compromiso misionero; b) aumentar las
vocaciones misioneras.
PERSPECTIVA HISTÓRICA
La acción misionera
en la Iglesia Latino Americana ha tomado ya el camino de "dar desde su pobreza",
de asumir con claridad la misión de fuera de sus fronteras, y eso, en palabras
de Juan Pablo II, constituye hoy en día una de las mayores esperanzas de la
Iglesia.
El camino trazado
no es de ahora, son muchos años de interés, pero aún así, el camino no es
todavía fácil. Los cinco siglos acostumbrados a recibir, a ser dependiente, las
graves situaciones misioneras que persisten al interior de ella, presentan
todavía dificultades notables para "salir hacia fuera" que la Iglesia en A.L.
debe vencer, mejor dicho, está venciendo. Los esfuerzos son notables. A todo
esto está contribuyendo mucho una bien programada pastoral de conjunto para toda
América Latina y el Caribe.
Hay que destacar
los esfuerzos del CELAM. Ya, en su primera Asamblea de Río de Janeiro (1955),
advertía con fuerza la necesidad de atención a las situaciones misioneras de
dentro, sobre todo a las diferenciadas por las culturas: indígenas y
afro-americanas. Es un primer y gran paso de responsabilidad misionera.
La perspectiva si
irá aclarando y surge con fuerza la necesidad de establecer dentro del CELAM un
Departamento dedicado exclusivamente
a las Misiones. Sin embargo, tuvieron que pasar 11 años para que el CELAM
fundara su Departamento de Misiones (DEMIS), del que su primer presidente fue el
Obispo colombiano de Buenaventura Gerardo Valencia Cano, gran impulsor del
espíritu misionero en A.L.
Será ya el DEMIS el
que tomará con fuerza el encargo de fortalecer la conciencia misionera y lograr
frutos, lo hace de muchas maneras y pone a caminar varios proyectos, pero, uno
de sus principales objetivos, lo constituyen los Congresos Misioneros Latino
Americanos que se van celebrando bajo diversos lemas. Simplemente el enunciado
de sus lemas nos dirán del momento histórico y del avance en que se va situando
la "misión" en la Iglesia L.A.
Los Congresos
Misioneros Latino Americanos (COMLA) comienzan en México en el año 1977
(aprovechando el 7° Congreso Nacional Mexicano de Torreón) sus fechas, años y
lemas escogidos son:
1° México (Torreón
1977): "Salvación universal, compromiso de México"; 2° México (Tlaxcala 1983):
"Con María, misioneros de Cristo"; 3° Colombia (Bogotá 1987): "América, llegó tu
hora de ser evangelizadora". 4° Perú (Lima 1991): "América Latina, desde tu fe,
envía misioneros". 5° Brasil (Belo Horizonte 1995): "Venid, ved y anunciad". 6°
Argentina (Paraná 1999): "América, con Cristo, sal de tu tierra".
La afirmación de
Puebla: "ha llegado la hora para Al... de proyectarse más allá de sus propias
fronteras" se está cumpliendo, de varias formas, sobre todo desde el Congreso de
Bogotá resuena el mismo tema. En Argentina, finalmente, la voz resuena ya como
un mandato: "América, con Cristo, sal de tu tierra".
Se asume en él con
claridad la perspectiva "ad gentes": "sal de tu tierra". La Iglesia L.A. está
recorriendo con fuerza e ilusión su proyecto de ser una Iglesia misionera, que
no solo cuide mejor las situaciones
misioneras al interior de ella misma, sino que comprende que ha llegado el
momento de "salir de sus fronteras", de "dar desde su pobreza".
Intentaremos
resumir esta dimensión eclesial analizando brevemente el camino de reflexión y
acción que la Iglesia L.A. recorre entre los dos últimos Congresos Misioneros,
el de Belo Horizonte (1995) y el último de Paraná (1999), y lo haremos
concretizándolo en tres importantes realidades: Los horizontes del COMLA 5, los
nuevos acentos misioneros, y las directrices y propuestas del COMLA VI.
1) Los horizontes
del COMLA 5
El COMLA 5 se
realizó con más de 3.000 delegados de todo A.L. y del Caribe y también con
varios observadores de otros continentes. Realizado en un ambiente de reflexión
no exento de lo festivo, tenía como objetivo claro: profundizar la
responsabilidad misionera de la Iglesia universal de las Iglesias de L.A. y del
Caribe, bajo el ángulo de las diferentes culturas y la opción preferencial por
los pobres.
El tema de la
cultura en la evangelización estuvo muy presente en todo el Congreso, incluso
fue su tema central y englobante: "El Evangelio en las culturas - camino de vida
y esperanza".
Se afirmó con
claridad, en el horizonte cultural, que toda evangelización se inicia y acontece
partiendo del contacto de la experiencia con la cultura, culturas o sub-culturas
que se encuentran ante el evangelizador. Desconocer la cultura es evangelizar en
el vacío.
Esta reflexión fue
reforzada con la presentación de experiencias de la pluralidad de culturas al
interior de A.L. (indígenas, afro, mestizas, urbanas y suburbanas), y con la
afirmación que, aun dentro de nuestras fronteras, la pedagogía divina de la
encarnación nos obligan a superar los horizontes estrechos de una visión
mono-cultural del cristianismo.
Pero la misión
inculturada toma toda su dimensión "más allá de las fronteras" y, mejor aún,
debe establecerse "sin fronteras" es decir, sin límites. Es responsabilidad del
compromiso misionero para el momento actual superar las fronteras: geográficas,
étnicas, económicas, políticas, culturales, raciales, ideológicas y aún
religiosas.
El horizonte actual
de la misión impone tanto el conocimiento detallado y científico de estas
realidades como un diálogo sincero y abierto con las mismas. Hoy no puede haber
misión sin diálogo, cultural, racial y religioso principalmente.
Respecto a la
"opción por los pobres" se aplaudió fuertemente las palabras de Juan Pablo II en
su mensaje al Congreso: "las comunidades eclesiales de A.L. deben continuar con
decisión la opción preferencial por los pobres y marginados" que ayudaron, sin
duda, a profundizar en la opción.
Diversas ponencias
sobre este tema presentaron la liberación humana y el desarrollo de la sociedad
no solo como cuestión económica o política, sino también cuestión cultural. La
realidad de injusticia y de exclusión es creación cultural de la ideología del
neoliberalismo que excluye y somete. La evangelización de las culturas engloba
la opción por la liberación de los pobres.
Se hizo una
referencia especial y sentida a Africa, continente empobrecido, con el que
América Latina se siente deudor y aún culpable de una forma especial, por los
millones de sus hijos traídos como esclavos. Ahora A.L. quiere y debe devolver
en fe y liberación lo que robara en esclavitud.
Un aparte especial
merece la insistencia en que el sujeto de la Misión es la Iglesia particular,
que no es Iglesia en plenitud si no tiene esa dimensión misionera. La Iglesia
particular que ha nacido de la misión evangelizadora, y que se hace misionera
educando a los bautizados a que sean evangelizadores.
Por eso reclama
para la Iglesia particular que ofrezca a los evangelizadores condiciones de
formación actualizada, y una mística y espiritualidad misionera, para hacerles
capaz de "dar cuenta de su propia esperanza".
En todo ello los
laicos deben tener especial protagonismo. La Iglesia L.A. debe establecer
prioridades: invirtiendo en su formación, haciendo estructuras más
participativas, rescatando la presencia femenina y atendiendo al protagonismo de
los jóvenes (formándoles en el sentido crítico y de ideales religiosos y
misioneros).
El COMLA 5 fue sin
duda una gigantesca llamada a las Iglesias L.A. para que salgan de sus cápsulas
y se abran a nuevas fronteras.
2) Los nuevos
acentos misioneros
A cinco años de la
finalización del COMLA 5, y un año después del COMLA 6 (que todavía es difícil
de evaluar), la Iglesia Latina Americana está profundizando en su opción
misionera. El lema de Paraná: "América, con Cristo, sal de tu tierra", no es
producto de un día, es la conceptualización en forma de mandato evangélico, que
se ha ido gestando.
La misión en A.L.
inicia la etapa de madurez. Su reflexión llama a la acción y presenta con
claridad tres principales acentos: el primero de ellos es la conciencia clara de
que "es la hora", el "kairós" el momento ya ha llegado; el segundo, que la
acción evangelizadora, la misión, debe ser realizada "entre pobres" resaltando
lo sencillo, lo humilde, respetando sus formas y sus ritmos; el tercero, y sin
duda más trascendental, es muy fácil de expresar: la misión la hace Jesús.
A.L. siente ahora
una nueva llamada: "llegó la hora". "llegó tu hora". Esta hora no llega por un
acto de buena voluntad, ni de generosidad, o porque haya optado por ella de
forma preferencial; llega, por-que es ya la hora de la llamada, la hora del
Espíritu. Para A.L. y el Caribe es hora de ponerse en marcha, la evangelización
ad gentes es hoy, para ella, según los signos de los tiempos, su tarea más
importante. Una tarea que no puede rehuir. Una tarea en la que la misma Iglesia
universal tiene puestos sus ojos y su esperanza.
Debe realizarla
siendo fiel a su realidad, debe ponerse en marcha con lo que es, con lo que
tiene, dando de lo suyo. La Iglesia en A.L. presenta riquezas y pobre-zas, debe
dar de esto, algo que le es "original": el sentido de la salvación liberación,
la valorización de la religiosidad popular, la dinámica de las comunidades
eclesiales de base, los nuevos ministerios, la alegría festiva...
Pero sin duda, una
de sus riquezas mayores, de sus aportaciones fundamentales, es la "opción por
los pobres"; opción que no sólo deja de tener sentido, sino que cada día toma
peculiaridades nuevas: pobres ya no solo pobres, sino empobrecidos, oprimidos y
"excluidos".
Todo el mundo mira
a A.L., una Iglesia que ya ha aportado mucho, una Iglesia que hizo la opción por
los pobres; y espera de A.L. que siga en la misma línea en esa fina
sensibilidad, a fin de que la acción evangelizadora de la Iglesia en el mundo
vuelva con fuerza a privilegiar a los pequeños.
Esa debe ser una de
las líneas más claras de Iglesia de América Latina en su acción misionera. En
este sentido afirma Pedro Casaldáliga: "si no hacemos eso en relación a la
mayoría de los pueblos que pretendemos evangelizar, que son pueblos pobres, la
evangelización será un sarcasmo".
La misma dimensión
de la inculturación, línea necesaria y marcada por Belo Horizonte, si no brota
dentro del horizonte de la liberación y de la solidaridad con los pobres, será
puro folklore, acoger unas formas pero no ir al fondo. Inculturación no
significa hoy tanto descender y despojarse de un contexto cultural sino, mas
bien, solidarizarse con la situación histórica de cada pueblo.
La reflexión sobre
la misión en la Iglesia L.A. presenta hoy esta rica perspectiva, pero no se
queda ahí. Va más profundamente a reconocer el principal acento, la verdadera
finalidad de la acción misionera, su protagonista central.
Reconoce que a los
pueblos la Liberación y la Salvación no les va a venir por la acción misionera
concreta de pro-moción. La Liberación les vendrá por el anuncio de Jesucristo
que es el objetivo de nuestra misión: hacer presente, ser testigos de Jesús que
llega para salvar y liberar.
Lo importante para
nuestra Iglesia L.A. es que nuestro camino ha sido precisa-mente el madurar en
esta misma conciencia. Las opciones pastorales concretas han sido hechas en
torno a la realidad vida de Jesús, proclamando nuestra fe en Cristo, Ayer, Hoy y
Siempre, como recordaba Santo Domingo. La presentación de Cristo y su mensaje,
presente en nuestra historia y en nuestra memoria, es nuestra mejor aportación.
Pero ir con
humildad, que es el amor a la verdad, no somos dueños de la verdad, sino sus
servidores. Somos testigos de Jesús y el testigo se presenta fiel y firme, pero
pobre e indefenso. Propone no dispone. No utiliza el poder sino el servicio. No
es maestro ni jefe, sino testigo de Cristo.
Si realizamos a
fondo esta misión evangelizadora, nadie nos tiene que agradecer, al contrario
debemos dar las gracias. Gracias por el misterio de la encarnación y redención
del género humano, que nos trajo bienes que no son privativos de un grupo
privilegiado, sino de toda la humanidad.
Acción de gracias
que debe impulsar-nos a proclamar la Buena Noticia que el mundo debe saber: que
está salvado por la misericordia de Dios.
3) Directrices y
propuestas del COMLA VI
En el mensaje de
apertura del Congreso, el Card. Josef Tomko hacía unas reflexiones seguidas de
unas exigencias para la Iglesia L.A. en relación a la misión. Con toda
claridad le encomendada: "aceptar y hacer aceptar este deber compromiso
misionero" que lo desarrollaría en la misión "ad gentes", tanto al interior de
A.L como fuera de sus fronteras.
Hacia el interior,
recordaba los numerosos territorios que todavía están bajo la jurisdicción de la
Congregación de la Evangelización de los Pueblos y hacia fuera porque América no
puede guardar para sí las inmensas riquezas de su patrimonio cristiano.
Para realizar bien
estas dos tareas pedía con insistencia: informar a todos los cristianos sobre el
estado de la misión; formar a todos los miembros del pueblo de Dios y acrecentar
en todos ellos el deseo de "donación"; formación misionera desde las familias;
formación sólida y permanente para los que se preparan al sacerdocio y a la vida
religiosa.
Después de los
amplios debates del Congreso, rico en aportaciones de toda índole, finalizó con
la presentación de las conclusiones apenas apuntadas y pendientes de un
desarrollo profundo, a la vez que cuatro propuestas para un mayor compromiso
unitario de todos:
-
Promover que las Iglesias locales en América concreten Proyectos misione-ros, como manera de celebrar el Jubileo.
-
Incentivar a las Iglesias Locales para que formen, envíen y sostengan Equipos misioneros, formados por laicos/as, consagrados/as y sacerdotes que lleven el Evangelio ad gentes, más allá de sus fronteras.
-
Crear en cada nación o región, Centros de formación misionera, caracterizados por un espíritu de oración, reflexión y trabajo en equipos misioneros.
-
Crear un fuerte Organismo de comunicación católico masivo a nivel de América.
4) Reflexiones
finales
Se está adelantando
bastante en la perspectiva misionera, pero todavía es insuficiente. El
Departamento de Misiones del Celam sigue haciendo esfuerzos para facilitar una
más grande generosidad y promover una mayor conciencia misionera. Dos
perspectivas que necesitan de un especial cuidado, ambas en todo el transfondo
de las exigencias del Card. Tomko y de las propuestas finales del COMLA VI.
a) acelerar el
compromiso misionero
Es cierto que A.L.
va creciendo en su conciencia misionera, pero es un crecimiento lento en
relación con las potencialidades de su Iglesia, se queda, por ahora, mas bien, a
nivel de animación, de emotividad, faltando profundidad para la decisión.
Es necesario usar
de los nuevos métodos y una fuerte animación comunitaria, con implicación de
todos. En muchas diócesis todavía, las expresiones misioneras más fuertes, se
basan en la animación alrededor de la colecta anual, el trabajo con la infancia
misionera y las propuestas concretas que presentan ocasionalmente los centros
nacionales o diocesanos. Sus ideas ejes son que la misión es de toda la Iglesia
y la ayuda económica. Incluso se llega a tener la animación misionera como algo
paralelo o marginal a la pastoral de la Iglesia local. No hay conciencia clara
de la urgencia del compromiso.
Falta, sin duda,
sentirnos implicados en otras ideas ejes: el llamado a la misión, esencial a la
Iglesia, buscar una espiritualidad misionera más profunda, salir del
encerramiento de nuestros propios problemas, y atender las peticiones concretas
de ayuda de otros continentes. Asia y Africa son todavía mayormente continentes
que nuestra Iglesia L.A., necesita conocer mejor para implicarse más, puesto que
lo que no se conoce no despierta el deseo del sacrificio y de la entrega.
Debemos saber usar
mejor los medios de comunicación en la animación de la conciencia misionera,
desarrollar los nuevos elementos propuestos en el COMLA VI es curioso que en
medio de la crisis de la comunicación escrita, todavía los medios que
privilegiamos en algunas diócesis para la animación misionera sean
principalmente las revistas y los afiches.
b) aumentar las
vocaciones misioneras
En medio del
notable descenso de vocaciones en el mundo moderno, A.L. presenta una visión
positiva del aumento de vocaciones misioneras en relación al pasado, tanto de
sacerdotes como de laicos.
Ahora bien, en
relación a los sacerdotes diocesanos en realidad se partía de muy poco, por lo
tanto el crecimiento, aunque notable, sin embargo es todavía insuficiente. Y en
relación a los laicos el problema reside en que muchas veces su vocación queda
frustrada por falta de apoyo para una vocación más allá de sus fronteras.
Se debe seguir en
la línea de formación misionera con el desafío de crear líneas de compromiso más
profundas. No basta sólo con la presencia de la misionología en los programas
curriculares de los seminarios, es necesario que esta misionología sea
entusiasmante, que asuma actividades pedagógicas, no teoría sin práctica.
BIBL. — CASTRO,
LuIs AUGUSTO, "Camino al COMLA VI, "La formación misionológica" y "La
animación Misionera" en "Spíritus" núm 153, Diciembre
98, págs. 133-156; Quito. Ecuador. Congreso Misionero Latino Americano (VI)
Paraná 1999: "Texto base" (1' parte); "Misiones Extranjeras", núm.
169-170. Enero-Abril de 1999; IEME. Madrid. Congreso Misionero Latino Americano;
(VI) Paraná 1999: "Texto base" (2' parte); "Misiones Extranjeras" núm.
171. Mayo-Junio 99. TEME. Madrid; KRAUTLER, ERwIN: "Carácter misionero y
solidaridad entre las Iglesias del Brasil", en "Spíritus" núm. 152,
Sepbre. 1998, págs. 121-132; "Misiones Extranjeras", número monográfico
sobre "Proyección Misionera de América Latina ante el tercer milenio",
núm. 159 Mayo-Junio 1997. IEME. Madrid; "Misiones Extranjeras";
núm. Monográfico: "Reto Misionero de A.L. COMLA VI -CAM 1. América
con Cristo, sal de tu tierra". Discursos, ponencias, propuestas,
conclusiones". núm. 173 Sepbre.-Octubre de 1999. TEME.
Madrid; RICHARD, PABLO. "La misión de la Iglesia en el mundo de los excluidos.
Pluralismo y unidad Aporte desde Al." en "Spíritus", núm 1552, sepbre.
1998, págs. 44-52. Quito. Ecuador; SIERRA, CARLOS: «Noveno curso de formación
para misioneros "ad gentes"», en "Spíritus" núm. 152, septiembre 98,
págs. 133-142. Quito. Ecuador, pp.1-6.
Daniel Camarero.
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