martes, 10 de septiembre de 2013

Beata Ángela de Foligno.



Vida. N. hacia 1249 en Foligno (Italia). Hasta los 40 años vive una vida mundana. Casada, mueren el marido, la madre de ella y los hijos. Luego se convierte y, dadas las características de aquel tiempo y de aquella tierra de la Umbría, le es fácil entrar en el clima que da la espiritualidad franciscano. Peregrina a Roma y a Asís repetidas veces. Da todos sus bienes a los pobres e ingresa en la Tercera Orden franciscano. En uno de sus viajes a Asís la invasión de lo divino llega en A. a un clímax extraordinario. Fr. Arnaldo, un franciscano pariente suyo y director de su alma, recogerá por escrito parte de sus experiencias místicas y de sus enseñanzas. El resto de su vida lo pasa recluida con una compañera, María, dedicada a la oración, la penitencia y la caridad. Un grupo de discípulos - la típica camerata de las santas italianas- la rodearán hasta morir. Pertenecen al grupo de los «espirituales», entre ellos el célebre Ubertino da Casale, convertido por ella al bando de la pobreza. Ella les mantuvo en una nota de discreción, que después de su muerte falló, p. ej. en Ubertino. Á. m. el 4 en. 1309.
Escritos y espiritualidad. Conservamos de ella el Memorial, que fue terminado en 1297. Lo escribió en latín Fr. Arnaldo de Foligno, traduciendo del toscano en que ella le hablaba. Él lace insistentes protestas de fidelidad en la transcripción, aunque ella, al leer lo escrito, no reconozca apenas el sentimiento vivísimo de lo que ha experimentado. «Por estas palabras yo me acuerdo de aquellas que te he dicho; pero tu escrito es muy oscuro, porque estas palabras que tú me lees no me hacen comprender lo que ellas contienen...». «Has escrito lo que es nada, Pero de lo precioso que siente mi alma, tú no has escrito nada». Se trata de páginas balbucientes, desordenadas, que recogen, como pueden, los gritos, la pasión de aquel alma abrasada. Y esa imperfecta transmisión de tan alta experiencia es la riqueza literaria de los escritos de la beata.
El Memorial se completa con otros 35 escritos (cartas, dichos, narración de su muerte, etc.) recogidos por sus discípulos. Todo junto constituye el llamado Libro de la Beata Ángela de Foligno o de las Revelaciones. La doctrina dispersa por sus páginas es eminentemente de sabor franciscano. El tema del amor domina constantemente: es afectivo, de caridad, de dolor por los pecados. Amor que se dirige a sus hijos espirituales, a los pobres, a los leprosos, y que se entretiene morósamente en la práctica de la pobreza, virtud predilecta de A. El motivo y fuente de este amor es Jesucristo, el Dios-Hombre. Su contemplación de los misterios de Jesucristo es plenamente franciscana: imaginativa, afectiva y con predilección por la pasión, la muerte, la herida del costado, el corazón y la eucaristía, uniéndose a los sufrimientos de Cristo. La influencia doctrinal de S. Buenaventura se deja sentir en ella. Llega también hasta la Trinidad, hasta la inefabilidad de Dios, para volver en alternancias misteriosas a la visión del Dios-Hombre que le dice a veces: «Tú eres Yo y Yo soy tú»... Expresión atrevida, que se explica sin peligro, pues el sentido de alteridad es constante en Á. Es como si «nada hubiese entre Él y yo». En definitiva, la mística de Á. es cristocéntrica y no tanto de la trascendencia y de los atributos de Dios como a veces se ha dicho.
En cuanto a la oración, Á. distingue tres grados: oración corporal, mental y sobrenatural, en la que el alma es llevada «casi más allá de la naturaleza». Esta oración lleva al conocimiento de sí y de Dios; lleva, en el amor, a la transformación en Cristo.
Influencia. «Yo quiero que tú seas útil a todos los hombres que te verán... y a los que pensarán en ti o te oirán nombrar». Los manuscritos de su libro se multiplicaron. Cisneros lo editará en castellano en Toledo el a. 1505. Teresa de Jesús lo pudo conocer, ya que B. Álvarez, su confesor, citaba a la beata en sus exhortaciones a los novicios jesuitas (L. de la Puente, Vida del V. P. Baltasar Álvarez, Madrid 1880, cap. 48); también S. Francisco de Sales (Tratado del Amor de Dios, 6, 15; 9, 2) y S. Alfonso María de Ligorio (La verdadera esposa de Jesucristo, cap. 5, 9 y 10), etc.

BIBL.: Ediciones críticas: P. DONCOEUR, Le livre de la bienheureu Angéle de Foligno, París 1925 (texto en latín, y en 1926 en francés; es el llamado Libro de las revelaciones, Autobiografía, Memorial); 11 libro della b. Angela de Foligno, trad. M. CASTIGLIONE-HUMANI, intr. y notas A. BLASUCCI, Roma1950 (sobre ed. anterior de 1932, trad. fiel y clara, buenas intr.; sigue el códice de Subiaco y es la mejor ed. del texto latino, aunque no es crítica).-Estudios: M. FALOCI-PULIGNAMI, La b. Angela de Foligno, Gubbio 1926; L. LÉCLEVE, Sainte Angéle de Foligno. Sa vie, ses oeuvres, París 1936; A. BLASUCCI, 11 cristocentrismo nella vita spirituale secondo la b. Angela da Foligno, Roma 1940; íD, 11 cammino della perfezione negli scritti della b. Angela da Foligno, Roma 1950; fD, Angela da Foligno, en Bibl. Sanct., 1185-1190 (con bibl. muy completa).

B. JIMÉNEZ DUQUE.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991

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