Vida. N. hacia 1249 en Foligno (Italia). Hasta los 40 años vive una vida
mundana. Casada, mueren el marido, la madre de ella y los hijos. Luego se
convierte y, dadas las características de aquel tiempo y de aquella tierra
de la Umbría, le es fácil entrar en el clima que da la espiritualidad
franciscano. Peregrina a Roma y a Asís repetidas veces. Da todos sus
bienes a los pobres e ingresa en la Tercera Orden franciscano. En uno de
sus viajes a Asís la invasión de lo divino llega en A. a un clímax
extraordinario. Fr. Arnaldo, un franciscano pariente suyo y director de su
alma, recogerá por escrito parte de sus experiencias místicas y de sus
enseñanzas. El resto de su vida lo pasa recluida con una compañera, María,
dedicada a la oración, la penitencia y la caridad. Un grupo de discípulos
- la típica camerata de las santas italianas- la rodearán hasta
morir. Pertenecen al grupo de los «espirituales», entre ellos el célebre
Ubertino da Casale, convertido por ella al bando de la pobreza. Ella les
mantuvo en una nota de discreción, que después de su muerte falló, p. ej.
en Ubertino. Á. m. el 4 en. 1309.
Escritos y espiritualidad. Conservamos de ella el
Memorial, que fue terminado en 1297. Lo escribió en latín Fr. Arnaldo
de Foligno, traduciendo del toscano en que ella le hablaba. Él lace
insistentes protestas de fidelidad en la transcripción, aunque ella, al
leer lo escrito, no reconozca apenas el sentimiento vivísimo de lo que ha
experimentado. «Por estas palabras yo me acuerdo de aquellas que te he
dicho; pero tu escrito es muy oscuro, porque estas palabras que tú me lees
no me hacen comprender lo que ellas contienen...». «Has escrito lo que es
nada, Pero de lo precioso que siente mi alma, tú no has escrito nada». Se
trata de páginas balbucientes, desordenadas, que recogen, como pueden, los
gritos, la pasión de aquel alma abrasada. Y esa imperfecta transmisión de
tan alta experiencia es la riqueza literaria de los escritos de la beata.
El Memorial se completa con otros 35 escritos
(cartas, dichos, narración de su muerte, etc.) recogidos por sus
discípulos. Todo junto constituye el llamado Libro de la Beata Ángela
de Foligno o de las Revelaciones. La doctrina dispersa por sus páginas
es eminentemente de sabor franciscano. El tema del amor domina
constantemente: es afectivo, de caridad, de dolor por los pecados. Amor
que se dirige a sus hijos espirituales, a los pobres, a los leprosos, y
que se entretiene morósamente en la práctica de la pobreza, virtud
predilecta de A. El motivo y fuente de este amor es Jesucristo, el
Dios-Hombre. Su contemplación de los misterios de Jesucristo es plenamente
franciscana: imaginativa, afectiva y con predilección por la pasión, la
muerte, la herida del costado, el corazón y la eucaristía, uniéndose a los
sufrimientos de Cristo. La influencia doctrinal de S. Buenaventura se deja
sentir en ella. Llega también hasta la Trinidad, hasta la inefabilidad de
Dios, para volver en alternancias misteriosas a la visión del Dios-Hombre
que le dice a veces: «Tú eres Yo y Yo soy tú»... Expresión atrevida, que
se explica sin peligro, pues el sentido de alteridad es constante en Á. Es
como si «nada hubiese entre Él y yo». En definitiva, la mística de Á. es
cristocéntrica y no tanto de la trascendencia y de los atributos de Dios
como a veces se ha dicho.
En cuanto a la oración, Á. distingue tres grados:
oración corporal, mental y sobrenatural, en la que el alma es llevada
«casi más allá de la naturaleza». Esta oración lleva al conocimiento de sí
y de Dios; lleva, en el amor, a la transformación en Cristo.
Influencia. «Yo quiero que tú seas útil a todos los
hombres que te verán... y a los que pensarán en ti o te oirán nombrar».
Los manuscritos de su libro se multiplicaron. Cisneros lo editará
en castellano en Toledo el a. 1505. Teresa de Jesús lo pudo conocer, ya
que B. Álvarez, su confesor, citaba a la beata en sus exhortaciones a los
novicios jesuitas (L. de la Puente, Vida del V. P. Baltasar Álvarez,
Madrid 1880, cap. 48); también S. Francisco de Sales (Tratado del
Amor de Dios, 6, 15; 9, 2) y S. Alfonso María de Ligorio (La
verdadera esposa de Jesucristo, cap. 5, 9 y 10), etc.
BIBL.: Ediciones críticas: P. DONCOEUR, Le livre de la bienheureu Angéle de Foligno, París 1925 (texto en latín, y en 1926 en francés; es el llamado Libro de las revelaciones, Autobiografía, Memorial); 11 libro della b. Angela de Foligno, trad. M. CASTIGLIONE-HUMANI, intr. y notas A. BLASUCCI, Roma1950 (sobre ed. anterior de 1932, trad. fiel y clara, buenas intr.; sigue el códice de Subiaco y es la mejor ed. del texto latino, aunque no es crítica).-Estudios: M. FALOCI-PULIGNAMI, La b. Angela de Foligno, Gubbio 1926; L. LÉCLEVE, Sainte Angéle de Foligno. Sa vie, ses oeuvres, París 1936; A. BLASUCCI, 11 cristocentrismo nella vita spirituale secondo la b. Angela da Foligno, Roma 1940; íD, 11 cammino della perfezione negli scritti della b. Angela da Foligno, Roma 1950; fD, Angela da Foligno, en Bibl. Sanct., 1185-1190 (con bibl. muy completa).B. JIMÉNEZ DUQUE.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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