SUMARIO
I.
La persona y el tiempo.
II.
El escrito.
I.
LA PERSONA Y EL TIEMPO. Abdías (en hebr. `Obadyah, "siervo de Yhwh")
es uno de los doce profetas menores; no sabemos de él nada concreto. Se le
atribuye un libro, que es el escrito profético más breve que conocemos: consta
de un solo capítulo de 21 versículos. Según una antigua tradición judía, el
profeta habría sido un idumeo convertido al judaísmo, que se habría puesto
luego a seguir al profeta Elías. Se trataría entonces del profeta mencionado
repetidas veces en la corte del rey Ajab (874-853), cuya impía conducta, sin
embargo, no compartía, apoyando más bien la línea religiosa del gran Tesbita.
Sería, pues, éste el Abdías del que se habla en 1 Re 18,2ss. En realidad,
esta identificación es inverosímil, como se deduce del escrito que lleva su
nombre.
II.
EL ESCRITO. Según algunos críticos, se trata de fragmentos que se remontan a
autores y tiempos distintos; según otros, se trata de un escrito al que luego
hizo algunos añadidos su propio autor. El escrito es realmente demasiado breve
y se presta mal a subdivisiones artificiosas, aunque se pueden distinguir en él
dos secciones: 1-14 y 15-21.
En
la primera sección tenemos una amenaza contra Edón por la actitud que mantuvo
en la época de la destrucción de Jerusalén (en el 587 a.C.). Puesto que hasta
diez de sus versículos se leen con pocas variantes en Jer 49,7-22, cabe
preguntar cuál de los dos textos es el original. No se excluye, sin embargo,
que los dos dependan de otro texto que no ha llegado a nosotros; en aquella
época eran muy frecuentes los oráculos contra Edón. En efecto, muchos judíos
buscaron entonces refugio en Idumea (cf Jer 40,11), pero no fueron bien
acogidos, ya que los idumeos eran aliados de Nabucodonosor (2Re 24,2); se
alegraron de la derrota de sus vecinos (Lam 4,21), se dirigieron hacia el Negueb
y ocuparon la parte sur del territorio del reino de Judá (Ez 35,10-12). En esta
sección contra Edón leemos también una bella, aunque muy breve, descripción
de Petra -que fue luego la capital de los nabateos- y de sus rocas
características. Otros textos contra los edomitas, que se remontan al mismo
período, se leen en J1 4,19; Ez 25,12-14 y 3536; Is 34 y 63,1-6.
En
la segunda sección (vv. 15-21) el profeta, o el redactor, extiende su horizonte
al "día de Yhwh" y encuadra dentro de él el oráculo pronunciado con
ocasión de unos sucesos históricos concretos, poniéndolos en una perspectiva
apocalíptica; este método aparece también en otros profetas (por ejemplo,
Joel e Is 13).
Las
dos partes de este breve escrito son intensamente nacionalistas: la primera
lanza maldiciones contra el odioso vecino, y la segunda le desea que quede
borrado de la faz de la tierra el "día de Yhwh", es decir, cuando
Yhwh haga justicia a Israel y condene a sus opresores.
Según
el profeta, todos los pueblos están sometidos al gobierno universal del Señor,
que aplica a todos ellos la medida rigurosa de su justicia, cuya manifestación
más espléndida se realizará en "el día de Yhwh"(v. 15). La
justicia divina es ecuánime, y por eso sabrá descubrir el orgullo en cualquier
sitio que anide (Edón, el enemigo clásico de Israel). Esta certeza en la
acción justa de Dios se transforma en raíz de esperanza para Israel, oprimido
y pisoteado (vv. 19-21).
BIBL.:
ALONSO SCHGKEL L.-SICRE DIAz J.L., Profetas II, Madrid 1980, 995-IOOé;
BERNINI G., Sofonia, Gioele, Giona, Paoline, Roma 19833; DEISSLER A.-DELCOR
M., Les petits Prophétes, París 1964; ELLIGER K., Das Buch der zwólf
Kleinen Propheten, Gotinga 19645; RINALDI G., lprofeti minori lI. Osea,
Gioele, Abdia, Giona, Marietti, Turín 1959; WOLFF H.W., Dodekapropheton:
Obadia und Jona, Neukirchen 1977.
L.
Moraldi
Los
críticos han escrito mucho sobre este libro, que es el más breve del Antiguo
Testamento (tiene 21 versículos).
Fuera
del nombre no sabemos nada de Abdías. Habla de una época en la que los «extranjeros»
han conquistado Jerusalén y han destruido el templo del Señor (y 17). Edom, el
pueblo hermano. se ha unido al invasor, se ha aprovechado de la derrota, se ha
alegrado de la destrucción, ha cometido numerosos crímenes contra él. Esta
descripción corresponde bien a la situación que se creó en el 587 con la
invasión babilónica. El libro se divide en dos partes: los vv. 1 -15 son un oráculo
contra Edom; los vv. 16-21 son un oráculo contra las naciones en relación con
el «día de Yahveh”. El libro es un grito apasionado de venganza, cuyo espíritu
nacionalista contrasta con el universalismo del Deuteroisaías. Pero este
fragmento exalta también la justicia terrible y el poder de Yahveh, que actúa
como defensor del derecho.
G.
Lorusso
Bibl.:
L. Alonso Schokel - J L. Sicre, Profetas, II, Cristiandad, Madrid 1980,
995-1006; E. Olavarri, Cronología y estructura literaria de Abdías: Est. Bíbl.
22 (1963) 303-313.
(uno de los profetas menores)
El nombre Abdías se deriva
del hebreo Obhádhyah, que significa "sirviente, servidor, o adorador de
Yahvé". Abdías es el cuarto profeta menor y a quien se adjudica el más breve de
los libros proféticos del antiguo testamento (contiene veintiún versículos). El
título del libro es dedicado al nombre del autor. Sin embargo, recientemente
algunos académicos consideran que debería ser reconocido como un apellido,
debido a que comúnmente "sirviente de Yahvé" sería adjudicado sólo como apellido
o sobrenombre, por otra parte, no se da ninguna otra distinción informativa
acerca del escritor, quien es identificado como Abdías.
Es cierto que al carecer
de información con autoridad, tanto judíos como cristianos han llegado a suplir
libremente esa carencia en términos de autor, pero también queda la evidencia de
que "no se conoce nada de Abdías, en términos de familia, período de vida, lugar
de nacimiento, muerte y otras circunstancias que son desconocidas a nosotros" (Abbé
Trochon, Les petits prophètes, 193). La única información identificable acerca
del autor es que pertenecía al reino de Judá.
La breve profecía de
Abdías trata casi exclusivamente con el destino de Edom, tal y como es dado a
conocer en las primeras palabras. Dios ha convocado a las naciones contra Edom.
Ella confía en su reacción rápida y dura, contundente, pero es en vano. Los
ladrones la destruirían completamente (1-6). Los aliados y amigos han dado la
espalda (7) y la sabiduría que cree poseer le fallará (8,9). Los castigos
vendrán por la conducta mostrada hacia Judá, será cuando los extraños echen
suertes sobre Jerusalem (10-11). Los resultados surgen a raíz de la conducta
indigna (12-14). El "día de Yahvé" está cerca sobre "todas las naciones", en
que donde la ruina espera a Edom y la compartirá unida a la "casa de Jacob" y
"la casa de José" (16-18). En cuanto a Israel, las fronteras se ampliarán en
cada dirección; los "salvadores" aparecerán en el montaje de Sión para "juzgar"
el montaje de Esaú, y la ley de Yahvé será establecida (19-20).
Sobre las fechas de la Profecía de Abdías
Además de la brevedad del
libro de Abdías y de su carencia de título, tal y como normalmente se estila en
el Antiguo Testamento, existen varias razones, tanto literarias como exegéticas,
que previenen a académicos acerca de fijar una fecha de la composición de este
texto. Entre ellos son varios (Keil, Orelli, Vigouroux, Trochon, Lesêtre, etc.)
quienes asignan la composición en el reinado de Joram (siglo IX A.C). Su mayor
base para esta aserción, se deriva de la referencia que Abdías hace a la captura
de Jerusalén (11-14), lo que se identifica con el saqueo de la Ciudad Santa
realizado por filisteos y árabes bajo el reino de Joram (II Paralip., xxi,
16,17).
La única otra captura de
Jerusalén durante la cual Abdías puede ser entendido (11-14) podría ser la
ocurrida durante la vida del profeta Jeremías y que estuvo relacionada por el
tiempo de Nabucodonosor (588-587 A.C). Sin embargo esta posibilidad se toma
como descontada dado que la descripción de Jeremías sobre este evento (Jer.,
xlix, 7-22) es vista como dependiente de la descripción de Abdías (11-14)
apareciendo esta última como un escrito antecedente o que ocurrió primero. Se
descarta asimismo el silencio de Abdías respecto a la destrucción del Templo el
cual fue llevado a cabo por Nabucodonosor, el cual, hasta donde se tiene
entendido, no ocurrió en el tiempo del Rey Joram.
Un segundo argumento para
cifrar en una fecha temprana esta profecía se deriva de la comparación de los
textos de Amos y Joel. Las similitudes son estrechas y cuando se les examina
cuidadosamente, se demuestra que Abdías fue anterior a ambos: Joel y Amos. De
hecho, en Joel, ii, 32 (Heb., iii, 5) "como el Señor ha dicho" es la
introducción a una cita tomada de Abdías (17). Por tanto se infiere que la
profecía de Abdías se debió de haber originado entre el reino de Joram y el
tiempo de Joel y Amos, es decir, aproximadamente en la mitad del siglo IX A.C.
Esta deducción también se indica que es confirmada por la pureza del estilo de
la profecía de Abdías.
Otros académicos, entre
ellos Meyrick, Jahn, Ackerman, Allioli, etc., se refieren a que este libro fue
compuesto durante el tiempo del cautiverio en Babilonia, cerca de trescientos
años después del Rey Joram. Estos autores sostienen que los términos en que se
expresa Abdías (11-14) pueden muy bien ser entendidos como referentes a la
captura de Jerusalén por parte de Nabucodonosor; este evento correspondería a lo
que se dice de que el día "cuando extraños llevaron consigo el ejército cautivo
(de Judá), y de que extranjeros entraron por sus puertas y destruyeron las
fundaciones de Jerusalén", y también como el "día en que Judá sale de su país y
ocurre la destrucción de los niños de Judá", "el día de su ruina", etc. También
estos autores admiten que Abdías (20) hace una referencia implícita como uno de
los cautivos en Babilonia.
Otros autores atribuyen al
libro de Abdías una fecha posterior. Sostienen estos autores, al igual que los
académicos anteriores, en que Abdías (11-14) se refiere a la captura de
Jerusalén por parte de Nabucodonosor, pero advierten que (20), esto no prueba
realmente que Abdías haya vivido durante el período babilónico del exilio.
Insisten en señalar que un estudio detallado de Abdías (15-21) con sus rasgos
apocalípticos (en referencia a que el Señor pone su mano sobre las naciones,
para la restauración de Israel, y de la posición de mando que aguardaría a los
judíos en el reino de Dios), relaciona necesariamente el texto de este profeta
menor con otros trabajos literarios judíos [Joel, Daniel, Zacarías (ix-xiv)] lo
cual, se considera, pertenece a una fecha mucho más tarde respecto al retorno de
Babilonia.
Esas son las tres
formas principales de opinión prevalecientes en la actualidad referente a la
fecha de composición del libro de Abdías. Ninguna de ellas, no obstante, se
encuentra en conflicto con la naturaleza profética sobre la posterior ruina de
Edom y a los tiempos mesiánicos.
Phillippe, in Dict. de la Bible; Selbie,
in Hast., Dict. of Bible, s.v. Obadiah. Recent Commentaries:
Trochon (1883); Peters (1892); Perowne (1898); Nowack (1897).
FRANCIS E. GIGOT
Transcrito por Hilary Ho Sang
Traducido por Giovanni E. Reyes
FRANCIS E. GIGOT
Transcrito por Hilary Ho Sang
Traducido por Giovanni E. Reyes
El libro de Abdías es el cuarto y más corto de los escritos del libro de los ->
profetas menores. Al título e introducción (v.1) sigue un oráculo sobre -> Edom,
que anuncia la destrucción de este pueblo (2-9), porque se había alegrado
maliciosamente de la suerte de Judá (10-14.15b). El v.15a anuncia la proximidad
del -> día de Yahveh sobre los pueblos. Con una profecía sobre Judá concluye el
libro (16-21): la suerte de Judá tomará un giro salvífico, la casa de Jacob y de
José vencerá a la casa de Esaú, Judá recibe de nuevo su heredad perdida y sólo
Yahveh será su rey.
La primera parte
(1-14.15b), compuesta después de los acontecimientos del año 587 a.C., muestra
claros paralelos con Jer 49, 7-22. La segunda parte (15a.16-21) procede de otra
situación, pero es ciertamente del mismo autor. Ideas parecidas se encuentran en
-* Joei. El libro de Abdías muestra los padecimientos y esperanzas de los fieles
de Yahveh que permanecieron en Palestina después de la destrucción de Judá y la
íntima conexión entre la religión y los anhelos nacionales que caracteriza a los
profetas israelitas de la salvación. Aparece claramente la seriedad de la fe en
Dios, en la idea del dominio final de Yahveh y en la fundamentación
eticorreligiosa del -> juicio sobre los pueblos. La esperanza de salvación,
acusadamente nacional, no se apoya en un odio fanático, sino en la idea de la
justicia de Yahveh, que lo pondrá todo en su sitio. Falta, con todo, la amplitud
de la idea salvífica del Deuteroisaías y la profundidad de la llamada a
penitencia, dirigida al propio pueblo, de los profetas y el Deuteronomio.
Categoría: Religión Cristiana
El más breve de
los escritos proféticos del A. T. es el de A., y al decir de S.
Jerónimo es «tanto dif ficilius, quanto brevius», es decir, «tan
difícil como breve».
El profeta. Su nombre en hebreo es Obadyah, que significa «siervo o servidor de Yahwéh». En el A. T. son 12 en total los que llevan este nombre, o su variante Obadyahu. El más importante de todos es el quinto de los llamados profetas menores (v. PROFECÍA Y PROFETAS I). Fuera de su libro nada más sabemos del autor: ninguna filiación patronímica ni geográfica se da en la Biblia del profeta A.
Respecto a su personalidad algunos han querido identificarle con el príncipe enviado por Josafat, junto con otros príncipes, sacerdotes y levitas, para adoctrinar al pueblo en la ley de Yahwéh, como leemos en 2 Par 17, 79. Según esta hipótesis se supone que habría profetizado en los últimos años de Joram (848841), tal vez a raíz de la desastrosa campaña contra los idumeos: 2 Reg 8, 2022; 2 Par 21, 9. Su profecía sería así el eco de aquellos acontecimientos. También S. Jerónimo refiere una tradición judía según la cual A. no es otro que el mayordomo del rey Ajab, que llevaba el mismo nombre y que había ocultado a 100 profetas (cfr. 1 Reg 10, 316), y cuya tumba se mostraba en Samaria junto con las de Eliseo y Juan el Bautista. Pero éstas son simples hipótesis. Fuera de la profecía escrita por él, realmente nada más sabemos de su autor.
El libro. a) Su contenido. El tema general del libro es la humillación del orgullo de Edom (v. IDUMEA), reino vecino de Judá por la parte sur, y además consanguíneo de Judá por ser los edomitas descendientes de Esaú, el hermano de Jacob. Al final concluye el libro con una sentencia mesiánica sobre el restablecimiento del imperio universal de Yahwéh.
La división del libro es: 1) Juicio divino sobre Edom, vers. 19. 2) El pecado de Edom, 1015. 3) Instauración del reino de Yahwéh, 1621.
El autor habla brevemente del orgullo de Edom y de su destrucción a causa de la conducta poco fraternal con Judá con ocasión de una calamidad reciente que atraerá sobre él la ira de Dios, y, por otra parte, de la retribución de Judá, que triunfará sobre todas las naciones. La acusación general contra los edomitas se basa en que se han ensañado con los judíos cuando éstos estabán humillados y devastados por pueblos enemigos; el profeta apela a la comunidad fraternal de sangre entre Edom y Jacob para justificar la gravedad de la conducta fratricida de los edomitas.
b) Planteamiento de su exégesis. Una interpretación detallada y pormenorizada del libro es difícil por su brevedad (21 versículos) y estilo, por la ausencia de toda fecha o data biográfico, lo que impide datarla claramente, porque no se han conseguido identificar algunos de los sucesos históricos a los que alude. Se ha estudiado también su posible paralelismo con otros libros como jeremías y Joel.
c) Datos históricogeográficos respecto al tema del libro. La rivalidad entre Edom e Israel era muy antigua. Las narraciones del Génesis en torno a JacobIsrael y EsaúEdom aluden ya a esa tensión y rivalidad (Gen 25, 23; 27, 3940). Durante la monarquía, Edom estaba situado en el camino que conducía al importante puerto de Elat en el mar Rojo, y esta situación estratégica ocasionó continuas fricciones, como vemos en diversos pasos de los libros de Samuel y de los Reyes: «David adquirió gran fama y a su regreso batió a Edom en el valle de la Sal...» (2 Sam 8, 13). «Él Amasías, rey de Judá derrotó a Edom en el valle de la Sal, 10.000 hombres en conjunto...» (2 Reg 14, 7).
Cuando el reino de Judá fue llevado cautivo, Edom lo celebró con fruición y ocupó parte de su territorio. Así lo hace notar Ezequiel (2512): «Porque Edom ha ejercitado cruelmente la venganza contra la casa de Judá, y se ha hecho culpable de delito al vengarse de ella». Esta tensión y rivalidad entre Edom e Israel dio origen a una literatura polémica antiedomita; cfr.: Ps 137, 7; Is 34; 63, 16; Ier 49, 722; Ez 25, 12 s; Am 1, 1112. En esta línea está también la primera parte de este libro de A.
d) Fecha de composición del libro. Respecto a la época de composición del libro de A. las opiniones son bastante contrapuestas. Los únicos datos posibles para localizar dicha fecha son la serie de hechos concretos a que alude el mismo y que hemos mencionado.
Los autores se dividen al localizar históricamente todos estos datos. Podemos distinguir dos hipótesis más importantes: I .a) La que supone que el libro es anterior al exilio babilónico. Así, entre otros autores, se pronuncian Knabenbauer, Vigouroux, Theis, Cornely, Bruston, Keil. A. en este caso habría predicado en tiempos de Joram de Judá, durante cuyo reinado (849842) su tierra fue invadida por los filisteos y árabes (2 Par 21, 16), y como prueba de esto suponen que Joel y Jeremías conocían la profecía de A. En esos profetas hüy algunas secciones de sus profecías contra Edom que son paralelos casi verbales de A.: Abd 1b y Ier 49, 14; Abd, 2 y Ier 49, 15; Abd 4 y Ier 49, 16. 2.11) La otra hipótesis es la más común hoy día. Según ella, A. es posterior al destierro. Los hechos aludidos sobre la invasión de Jerusalén por los extranjeros y el mal trato dado por los edomitas a los judíos vencidos se explican mejor en el supuesto de que se refieran a la destrucción de Jerusalén por los babilonios (587586). En esta ocasión los edomitas hicieron causa común con los vencedores en la conculcación de los vencidos. Por otra parte, sabemos que Edom, o mejor, Petra, fue tomada a los edomitas en el a. 312. Como quiera, pues, que A. considera su juicio contra Edom como algo futuro, la composición del libro debe colocarse entre la caída de Jerusalén (587) y la conquista de Edom. Más no se puede precisar. Entre otros autores, sostienen la fecha posexílica de composición de A. los siguientes: Tobac, Chaine, Sellin, Smith, Hólscher.
e) Unidad y estilo. La cuestión de su origen y unidad ha sido objeto de fuertes controversias. Los críticos han encontrado muchas diferencias de perspectiva histórica y también literarias entre la primera parte (115b) y la segunda (15a21); p. ej., el castigo de Edom en la primera parte se presenta como realidad histórica pasada; en la segunda parte como un hecho futuro. En la segunda profecía se dice que los edomitas serán totalmente exterminados, mientras que en la primera se habla de una humillación cumplida. En la segunda parte el castigo afecta a todos los pueblos; en la primera, sólo a Edom. En la primera, el vengador de Edom son las naciones paganas aliadas; en la segunda, es el propio Israel, cuyo furor vengador se extenderá a otras naciones.
La unidad del libro, a pesar de ser tan pequeño, se ha puesto en duda, principalmente a causa de las razones de incoherencia cronológica. Así, no pocos autores creen que la segunda parte, de tipo apocalíptico, es una adición posterior a la primera profecía de A. Pero Condamin ha demostrado la unidad del libro apoyándose en una base métrica, y si bien se puede admitir la incorporación de materiales más antiguos, parece innecesario suponer multiplicidad de autores.
El estilo es el hebreo clásico regular, sin que la dicción sea claramente arcaica o tardía. La palabra quetel (vera. 9) solamente aparece aquí. Su raíz es desconocida en los libros antiguos. El metro es regular en algunos lugares, pero en otros varía. Y algunas secciones están en prosa.
f) Mensaje. Consiste en exaltar la justicia y el poder del Señor, dueño de todos los pueblos, y en la promesa de la restauración de Israel. La visión de A. invoca la justicia del Señor, para que castigue la insolencia de Edom, por haber tomado parte en el saqueo y en la ruina de Judá. Los destinos de Edom, como los de todos los pueblos que persisten en conculcar los derechos de la humanidad, han quedado fijados inexorablemente por las exigencias de la justicia divina. Como el de Nahum, el libro de A. es un grito apasionado en el que junto a una honda fe en Dios y a una confianza en sus promesas se perciben ecos de la tentación nacionalista que tanto afectó a Israel. Nos recuerda así una de las etapas por las que Dios fue llevado al A. T. hasta llegar a las alturas del Sermón de la Montaña en el N. T.
El profeta. Su nombre en hebreo es Obadyah, que significa «siervo o servidor de Yahwéh». En el A. T. son 12 en total los que llevan este nombre, o su variante Obadyahu. El más importante de todos es el quinto de los llamados profetas menores (v. PROFECÍA Y PROFETAS I). Fuera de su libro nada más sabemos del autor: ninguna filiación patronímica ni geográfica se da en la Biblia del profeta A.
Respecto a su personalidad algunos han querido identificarle con el príncipe enviado por Josafat, junto con otros príncipes, sacerdotes y levitas, para adoctrinar al pueblo en la ley de Yahwéh, como leemos en 2 Par 17, 79. Según esta hipótesis se supone que habría profetizado en los últimos años de Joram (848841), tal vez a raíz de la desastrosa campaña contra los idumeos: 2 Reg 8, 2022; 2 Par 21, 9. Su profecía sería así el eco de aquellos acontecimientos. También S. Jerónimo refiere una tradición judía según la cual A. no es otro que el mayordomo del rey Ajab, que llevaba el mismo nombre y que había ocultado a 100 profetas (cfr. 1 Reg 10, 316), y cuya tumba se mostraba en Samaria junto con las de Eliseo y Juan el Bautista. Pero éstas son simples hipótesis. Fuera de la profecía escrita por él, realmente nada más sabemos de su autor.
El libro. a) Su contenido. El tema general del libro es la humillación del orgullo de Edom (v. IDUMEA), reino vecino de Judá por la parte sur, y además consanguíneo de Judá por ser los edomitas descendientes de Esaú, el hermano de Jacob. Al final concluye el libro con una sentencia mesiánica sobre el restablecimiento del imperio universal de Yahwéh.
La división del libro es: 1) Juicio divino sobre Edom, vers. 19. 2) El pecado de Edom, 1015. 3) Instauración del reino de Yahwéh, 1621.
El autor habla brevemente del orgullo de Edom y de su destrucción a causa de la conducta poco fraternal con Judá con ocasión de una calamidad reciente que atraerá sobre él la ira de Dios, y, por otra parte, de la retribución de Judá, que triunfará sobre todas las naciones. La acusación general contra los edomitas se basa en que se han ensañado con los judíos cuando éstos estabán humillados y devastados por pueblos enemigos; el profeta apela a la comunidad fraternal de sangre entre Edom y Jacob para justificar la gravedad de la conducta fratricida de los edomitas.
b) Planteamiento de su exégesis. Una interpretación detallada y pormenorizada del libro es difícil por su brevedad (21 versículos) y estilo, por la ausencia de toda fecha o data biográfico, lo que impide datarla claramente, porque no se han conseguido identificar algunos de los sucesos históricos a los que alude. Se ha estudiado también su posible paralelismo con otros libros como jeremías y Joel.
c) Datos históricogeográficos respecto al tema del libro. La rivalidad entre Edom e Israel era muy antigua. Las narraciones del Génesis en torno a JacobIsrael y EsaúEdom aluden ya a esa tensión y rivalidad (Gen 25, 23; 27, 3940). Durante la monarquía, Edom estaba situado en el camino que conducía al importante puerto de Elat en el mar Rojo, y esta situación estratégica ocasionó continuas fricciones, como vemos en diversos pasos de los libros de Samuel y de los Reyes: «David adquirió gran fama y a su regreso batió a Edom en el valle de la Sal...» (2 Sam 8, 13). «Él Amasías, rey de Judá derrotó a Edom en el valle de la Sal, 10.000 hombres en conjunto...» (2 Reg 14, 7).
Cuando el reino de Judá fue llevado cautivo, Edom lo celebró con fruición y ocupó parte de su territorio. Así lo hace notar Ezequiel (2512): «Porque Edom ha ejercitado cruelmente la venganza contra la casa de Judá, y se ha hecho culpable de delito al vengarse de ella». Esta tensión y rivalidad entre Edom e Israel dio origen a una literatura polémica antiedomita; cfr.: Ps 137, 7; Is 34; 63, 16; Ier 49, 722; Ez 25, 12 s; Am 1, 1112. En esta línea está también la primera parte de este libro de A.
d) Fecha de composición del libro. Respecto a la época de composición del libro de A. las opiniones son bastante contrapuestas. Los únicos datos posibles para localizar dicha fecha son la serie de hechos concretos a que alude el mismo y que hemos mencionado.
Los autores se dividen al localizar históricamente todos estos datos. Podemos distinguir dos hipótesis más importantes: I .a) La que supone que el libro es anterior al exilio babilónico. Así, entre otros autores, se pronuncian Knabenbauer, Vigouroux, Theis, Cornely, Bruston, Keil. A. en este caso habría predicado en tiempos de Joram de Judá, durante cuyo reinado (849842) su tierra fue invadida por los filisteos y árabes (2 Par 21, 16), y como prueba de esto suponen que Joel y Jeremías conocían la profecía de A. En esos profetas hüy algunas secciones de sus profecías contra Edom que son paralelos casi verbales de A.: Abd 1b y Ier 49, 14; Abd, 2 y Ier 49, 15; Abd 4 y Ier 49, 16. 2.11) La otra hipótesis es la más común hoy día. Según ella, A. es posterior al destierro. Los hechos aludidos sobre la invasión de Jerusalén por los extranjeros y el mal trato dado por los edomitas a los judíos vencidos se explican mejor en el supuesto de que se refieran a la destrucción de Jerusalén por los babilonios (587586). En esta ocasión los edomitas hicieron causa común con los vencedores en la conculcación de los vencidos. Por otra parte, sabemos que Edom, o mejor, Petra, fue tomada a los edomitas en el a. 312. Como quiera, pues, que A. considera su juicio contra Edom como algo futuro, la composición del libro debe colocarse entre la caída de Jerusalén (587) y la conquista de Edom. Más no se puede precisar. Entre otros autores, sostienen la fecha posexílica de composición de A. los siguientes: Tobac, Chaine, Sellin, Smith, Hólscher.
e) Unidad y estilo. La cuestión de su origen y unidad ha sido objeto de fuertes controversias. Los críticos han encontrado muchas diferencias de perspectiva histórica y también literarias entre la primera parte (115b) y la segunda (15a21); p. ej., el castigo de Edom en la primera parte se presenta como realidad histórica pasada; en la segunda parte como un hecho futuro. En la segunda profecía se dice que los edomitas serán totalmente exterminados, mientras que en la primera se habla de una humillación cumplida. En la segunda parte el castigo afecta a todos los pueblos; en la primera, sólo a Edom. En la primera, el vengador de Edom son las naciones paganas aliadas; en la segunda, es el propio Israel, cuyo furor vengador se extenderá a otras naciones.
La unidad del libro, a pesar de ser tan pequeño, se ha puesto en duda, principalmente a causa de las razones de incoherencia cronológica. Así, no pocos autores creen que la segunda parte, de tipo apocalíptico, es una adición posterior a la primera profecía de A. Pero Condamin ha demostrado la unidad del libro apoyándose en una base métrica, y si bien se puede admitir la incorporación de materiales más antiguos, parece innecesario suponer multiplicidad de autores.
El estilo es el hebreo clásico regular, sin que la dicción sea claramente arcaica o tardía. La palabra quetel (vera. 9) solamente aparece aquí. Su raíz es desconocida en los libros antiguos. El metro es regular en algunos lugares, pero en otros varía. Y algunas secciones están en prosa.
f) Mensaje. Consiste en exaltar la justicia y el poder del Señor, dueño de todos los pueblos, y en la promesa de la restauración de Israel. La visión de A. invoca la justicia del Señor, para que castigue la insolencia de Edom, por haber tomado parte en el saqueo y en la ruina de Judá. Los destinos de Edom, como los de todos los pueblos que persisten en conculcar los derechos de la humanidad, han quedado fijados inexorablemente por las exigencias de la justicia divina. Como el de Nahum, el libro de A. es un grito apasionado en el que junto a una honda fe en Dios y a una confianza en sus promesas se perciben ecos de la tentación nacionalista que tanto afectó a Israel. Nos recuerda así una de las etapas por las que Dios fue llevado al A. T. hasta llegar a las alturas del Sermón de la Montaña en el N. T.
BIBL.: S. JERÚNIMO, Comm.
in Abdian2 Prophet, en PL 25. 1097; LUIS DE LEGN, In Abdiam Conim.,
Salamanca 1589; J. THEIS. Der Prophet Abdias, en Bonner Bibel,
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D. YUBERO GALINDO.
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