miércoles, 4 de septiembre de 2013

NEOANTISEMITISMO.

El neoantisemitismo (o nuevo antisemitismo) es un concepto utilizado por algunos estudiosos para referirse al resurgimiento internacional de incidentes y ataques contra los judíos y sus símbolos, así como a la aceptación y difusión actual de creencias antisemitas de forma más o menos explícita. Según consideran sus proponentes, el nuevo antisemitismo se promueve fundamentalmente desde tres fuentes ideológicas dispares entre sí: la izquierda, el islamismo y la extrema derecha.
Sus proponentes constatan también que se han recuperado mitos tradicionales antijudíos, como las distintas teorías de la conspiración y en particular la del dominio mundial, uniéndose «a una nueva construcción política e ideológica euro-árabe de deslegitimación y destrucción de Israel».1
Algunos autores, como Pierre-André Taguieff, proponen el término «nueva judeofobia» para referirse al mismo fenómeno.2

Origen y uso

El término tiene su origen en el ámbito anglosajón,3 tanto en medios académicos como en sectores favorables a la causa judía. Sin embargo, también lo desarrollaron algunos teóricos franceses por su propia cuenta.4 Sus proponentes lo emplean sobre todo para diferenciar el actual antisemitismo (de base ideológica) del antisemitismo tradicional, de base etnicista y tradicionalmente vinculado con ideologías de derecha. Actualmente, suele ir asociado con el antiamericanismo y opuesto a la existencia del Estado de Israel como patria judía. Los críticos del concepto rechazan el término pues consideran que se usaría con la intención de equiparar el antisemitismo con la crítica legítima a determinadas políticas o acciones de Israel y de ese modo restar credibilidad o silenciar a sus críticos.
El término se ha hecho relativamente común con la ola de antisemitismo que brotó con fuerza, especialmente en Europa Occidental, tras la Segunda Intifada de 2000, el fracaso de los Acuerdos de Oslo, y los atentados del 11 de septiembre de 2001. Sin embargo, no existe consenso con respecto a su uso, pues desde 1945 el término antisemitismo quedó completamente proscrito del lenguaje político en las sociedades democráticas y nadie se reconoce públicamente como «antisemita» o «antijudío». El término es rechazado por los sectores de izquierda antisionista, que niegan que el antisionismo y el nuevo antisemitismo tengan relación alguna, también lo rechazan los miembros del movimiento Jaredí o judío ultraortodoxo como los jasidim o los Neturei Karta,5 quienes están en contra del sionismo, el Estado de Israel e incluso niegan el Holocausto.6 Aunque no sucede lo mismo por parte de los sectores islamistas radicales, que usan indistintamente «sionista» y «judío» (a menudo como insultos7 ) y no tienen prejuicio alguno a la hora de situar a los "judíos" o al "judaísmo internacional" como diana de sus discursos.8
Joel S. Fishman, del Jerusalem Center for Public Affairs, realiza un repaso histórico en "La gran mentira y la guerra mediática contra Israel",9 analiza las técnicas de "inversión de la realidad" que practicaban los nazis, muchos de los cuales, tras la guerra, encontraron asilo en países árabes, desde donde, según explica Fishman, se reactivaron algunas de esas mismas técnicas empleadas contra los judíos pero aplicadas ahora al Estado de Israel. Fishman expone el caso de Johann von Leers quien "patrocinó la publicación de una edición árabe de Los protocolos de los sabios de Sion, reanimaba el libelo de sangre, organizaba emisiones informativas antisemitas en numerosos lenguajes, educaba a neonazis de todo el mundo y mantuvo una cálida correspondencia animando a la primera generación de negacionistas del Holocausto". Todo ello le hace concluir a Fishman que "si la propaganda árabe antiisraelí y antijudía recuerda sumamente a la del Tercer Reich, es porque existe un buen motivo".10
El rabino estadounidense Michael Lerner considera que existe de un «antisemitismo de izquierdas» que se fundamenta en la negación del derecho a la existencia de Israel y en la falta de crítica hacia el terrorismo palestino.11
Otros de los intelectuales que lo han empleado son Alain Finkielkraut, Bernard-Henri Lévy12 13 o como Ralf Dahrendorf y Bernard Lewis entre otros.14 15 16 En el ámbito hispanohablante lo usan algunos periodistas como Pilar Rahola o escritores como Jon Juaristi y Gustavo Perednik.

Historia

Entre los historiadores que señalan la existencia de este fenómeno es común señalar el origen del nuevo antisemitismo a partir de la derrota de los ejércitos árabes en la Guerra de los Seis Días (junio de 1967), que dio un vuelco en la imagen internacional de Israel, especialmente a ojos de la izquierda no comunista y de la llamada «nueva izquierda» occidental que eclosiona justo entonces (1965-68):
Entre la izquierda europea e Israel, el idilio duró veinte años (1947-1967). Los socialistas tenían dos razones profundas para amar al Estado judío: el genocidio y el kibutz. En toda Europa el pequeño estado fue, a título de experimentos social y de expiación moral, la mascota de la izquierda no comunista.
Alain Finkielkraut17
A ojos de la nueva izquierda antiimperialista de finales de la década de 1960 y 1970, Israel dejará de ser el David admirable y frágil y se convertirá en el Goliat agresivo e imperial. De la confluencia entre el tercermundismo de la nueva izquierda y el comunismo clásico prosoviético (que era ya por entonces abiertamente antisionista)[cita requerida] nace una nueva mitología con un nuevo "David" palestino y un Israel "imperialista", servidor de Estados Unidos, y contribuye al resurgimiento de la antigua simbología antijudía europea[cita requerida], revestida ahora de tercermundismo y antiimperialismo.
A partir de la segunda mitad de la década de 1990 y, especialmente, a partir del año 2000 se produce lo que sus proponentes denominan una segunda oleada de nuevo antisemitismo. Lo fundamentan en el crecimiento de formas eufemísticas de judeofobia y de un debilitamiento de la prohibición que pesa en Europa sobre las opiniones antijudías ("supresión de tabúes" a juicio de algunos), junto al resurgimiento de los estereotipos antisemitas de siempre (como el del "poderío y dominio judíos"). Todo ello unido a una escalada de agresiones y amenazas en muchos lugares contra personas o símbolos judíos. Por ejemplo, en Francia, en solo un año y según datos del Ministerio de Interior (2000-2001), los actos de antisemitismo y las agresiones y amenazas de inspiración antisemita (que incluye la quema de varias sinagogas y colegios judíos, agresiones personales y pintadas) se multiplicaron por diez.18

Un fenómeno nuevo

Pintada antisemita en Klaipedia, Lituania (2005).
Jack Fischel, catedrático de Historia de la Universidad Millersville de Pensilvania, escribe que el neoantisemitismo es un fenómeno que ha originado una “coalición sin precedentes” de “izquierdistas, ferozmente opuestos a las políticas de Israel, y antisemitas de la extrema derecha, comprometidos con la destrucción del estado israelí, [que se han] asociado a millones de musulmanes, incluidos árabes, que inmigraron a Europa y que han llevado su odio a Israel en particular y a los judíos en general”. Según Fischel, esta coalición de fuerzas socio-ideológicas tan dispares y enfrentadas provoca que el neoantisemitismo haya de considerarse como un fenómeno nuevo y único en su especie.19
Para Irwin Cotler, profesor en la Universidad McGill y antiguo ministro de Justicia de Canadá, mientras el antisemitismo clásico se basaba en “la discriminación o en la negación del derecho de los judíos a vivir como cualquier individuo en una sociedad libre” el neoantisemitismo, por el contrario, se refiere a “la discriminación contra el derecho del pueblo judío a vivir en igualdad de condiciones, como cualquier otro pueblo, dentro la familia de naciones”; esto es, una discriminación contra los judíos como pueblo. Cotler argumenta que el nuevo antisemitismo ha expandido el odio a las aspiraciones nacionales de los judíos.20 Muchos textos actuales, con un claro acento antisemita, se obtienen subsituyendo la palabra "judío" en los textos antisemitas clásicos, por la palabra "sionista".

Características

En opinión de Pierre-André Taguieff,21 las características del nuevo antisemitismo son las siguientes:
  1. La instrumentalización masiva y virulenta del antirracismo con fines antijudíos.22 Taguieff cita como ejemplo la Conferencia Mundial contra el racismo celebrada en Durban en agosto de 2001, donde se recuperó la Resolución 3379 de la ONU aprobada en 1975 (y luego derogada en 1991) que asimilaba el "sionismo" como "una forma de racismo y discriminación racial". Se incluirían aquí las resoluciones sistemáticamente promovidas contra Israel con fines propagandísticos desde organismos dependientes de la ONU.23
  2. La banalización y tergiversación de la historia que promueve el negacionismo y que otros asumen de una forma más o menos implícita: abarca desde la denuncia de la exageración o aprovechamiento oportunista del Holocausto, hasta la acusación del montaje de la shoá, visto como exageraciones victimistas supuestamente urdidas por los propios judíos.
  3. Los modos de legitimación tomados tanto del viejo antiimperialismo y antiamericanismo, como de las críticas a la globalización neoliberal.
  4. La confluencia e interacciones entre la visión de Israel como "pequeño Satán" por parte del islamismo y las representaciones occidentales "antisionistas" incondicionalmente favorables a los palestinos. Ambas visiones comparten estereotipos clásicos antisemitas, como el mito de la dominación mundial, y de nuevo cuño, como la percepción de Israel como potencia colonial y racista.

Antisionismo, crítica a Israel y antisemitismo

Una de las discusiones más habituales en lo referido al neoantisemitismo radica en la relación que existe entre éste, el antisionismo y la crítica a las políticas del Estado de Israel.

Relación y diferencias entre antisionismo y críticas a Israel

Aunque muchas veces se confunda la crítica al Estado de Israel con antisionismo, ambas cuestiones son en algunos puntos diferentes. El antisionismo es la oposición y negación del derecho de autodeterminación del pueblo judío. El antisionismo se opone a la existencia del Estado de Israel por considerarlo ilegal, ya sea cuestionando el emplazamiento de dicho Estado y abogando por ende con su destrucción, ya sea negando que el pueblo judío sea una nación, afirmando que es una religión y que no necesitan un Estado. En tal sentido, el antisionismo viene asociado con críticas irreconciliables con el Estado de Israel, ya no sólo por sus políticas, sino por su mera existencia.
El filósofo argentino-israelí Gustavo Perednik, en su tratado sobre la judeofobia, dice:
El antisionismo descalifica los sentimientos y aspiraciones nacionales de los judíos (y sólo de los judíos) y considera a Israel (y sólo a Israel) un estado ilegítimo. No estamos hablando aquí de la crítica a las políticas de Israel. Estas críticas no implican antisionismo ni su componente judeofóbico.
Gustavo Perednik, La naturaleza de la judeofobia24
Sin embargo, la comentarista judía canadiense Judy Rebick afirma que en ocasiones se ha querido homologar la crítica ha Israel y la condena legítima y válida de algunas de sus acciones en el conflicto árabe-israelí con el antisemitismo (sin serlo) para acallarlas.
El problema es que la dirección israelí ha entretejido habilidosamente el mito de que la oposición a sus políticas constituye oposición al pueblo judío, que la crítica a Israel es, de por sí y en sí misma, antisemita. Mi punto de vista es que las acciones de Israel en Cisjordania y en la Franja de Gaza constituyen una traición a la historia del pueblo judío. Me pronuncio contra ellas porque no puedo aceptar que mi pueblo, que ha sido tan perseguido durante siglos pueda perseguir a otro pueblo25
.
La propia Rebick considera que el ser antisionista y crítico a Israel no es ser antisemita pues muchos judíos lo son.

Relación entre antisionismo y antisemitismo

En opinión de Perednik, la obsesión antisionista con deslegitimizar solamente a un Estado —el judío— revela el componente judeofóbico de su intención. Así:
Aun cuando desde un punto de vista estrictamente teórico se podría ser antisionista y no judeofóbico, el antisionismo propone acciones que llevarían a la muerte de millones de judíos. Por ello en el mundo las dos expresiones de odio [a Israel y a los judíos] están íntimamente entrelazadas, como muchas veces revelan sus propios voceros.
Gustavo Perednik26
Debe recordarse, sin embargo, que también hay judíos antisionistas,27 28 29 como es el caso de los Neturei Karta y otros grupos ultraortodoxos religiosos así como judíos seculares de izquierda. Contrariamente, también existen sionistas que no son judíos como es el caso de cristianos sionistas, musulmanes sionistas, etc. Por ende, no puede decirse que antisionismo sea sinónimo de antisemitismo, pues no todos los judíos son sionistas ni todos los sionistas son judíos.30

Relación entre crítica a Israel y antisemitismo

Pintada antisemita en Caracas reivindicando al grupo Hamás.
El profesor Edward Kaplan, de la Universidad de Yale, junto con la colaboración de Charles Small, efectuó un estudio estadístico titulado "Anti Israel Sentiment predicts Antisemitism in Europe: a statistical study" publicado en el Journal of Conflict Resolution donde mostró que la crítica a Israel está muy relacionada con sentimientos antisemitas.31 En palabras de Edward Kaplan: "Lo más importante que encontramos es que, en Europa, la fuerza del sentimiento antiisraelí de una persona devela si esa persona es antisemita. Esta correlación se mantiene a través de nacionalidades, sexos, edades, niveles de ingresos y actitudes generales hacia grupos de inmigrantes o miembros de otras razas o religiones".32 Según el estudio de Kaplan y Small, un 56 por ciento de quienes tienen un sentimiento extremo contra Israel también resultaron antisemitas.
Según la escritora Pilar Rahola, la crítica legítima a Israel, acompañada de ciertas expresiones (banalización del Holocausto, maniqueísmo en el conflicto palestino-israelí, minimización del terrorismo palestino, etcétera), puede desembocar en antisemitismo.33
Por su parte, la periodista Milagros Pérez Oliva considera que la critica legítima al gobierno de Israel por sus acciones desde su fundación, y especialmente tras el conflicto de la Franja de Gaza de 2008-2009, no representa de ninguna forma antisemitismo y que, de hecho, existen críticos al gobierno de Israel, a sus operaciones militares y al manejo de la población palestina, que son precisamente judíos israelíes.34

Fuentes ideológicas

La izquierda

Cartel de una organización de izquierdas de Suecia llamando al boicot contra Israel.
Los autores que han trabajado con el concepto suelen considerar que la izquierda está ocupando un papel central en la transmisión del neoantisemitismo. Para mantener esta afirmación, argumentan que el antisionismo de izquierdas sirve como vehículo al antisemitismo, con el objetivo de presentar una oposición a Israel (y a veces, a los judíos) socialmente aceptable y razonable, mucho más que los prejuicios religiosos y étnicos del antisemitismo tradicional.
El filósofo e historiador de las ideas Pierre-André Taguieff, especialista en racismo y antisemitismo, considera que «el despertar de las convicciones antijudías en la izquierda» no es un fenómeno nuevo sino que tiene un «carácter periódico» desde el último tercio del siglo XIX: «puede ser interpretado como un perpetuo retorno a los orígenes (el anticapitalismo de los medios socialistas y anarquistas de los dos primeros tercios del siglo XIX, ilustrado por los nombres de Fourier, Toussenel, Proudhon, todos hostiles a los judíos).»35 Considera también que «el empleo eufemístico de la palabra "antisionista" implica la sustitución por esa expresión suavizante de aquella otra que, siendo excesivamente explícita o "directa", sería sin duda descalificadora: "antisemitismo".».36 La temática llamada «antisionista» constituye, en opinión del filósofo francés, «un repertorio de acusaciones cuya diana es única, pese a recibir denominaciones diversas ("sionismo", "imperialismo sionista", "imperialismo sionista estadounidense", etc.).»37
El historiador Robert Wistrich argumenta que “los judeófobos izquierdistas nunca se denominarán a sí mismos antisemitas. Efectivamente, ellos siempre rechazarán con indignación cualquier sugerencia de que puedan tener algo contra los judíos. No obstante, usualmente estarán obsesionados con estigmatizar a Israel.”.38
Por otro lado, un informe del parlamento británico de septiembre del 2006 sobre el antisemitismo sentenciaba que “el antisemitismo contemporáneo en Gran Bretaña está ahora más extendido en el espectro político de la izquierda que en la derecha.”.39 El informe se hace eco, además, “de alianzas entre la extrema izquierda y radicales islámicos” en cuanto a criticar a Israel se refiere. Denis McShane, encargado de redactar dicho informe, indicó en una entrevista radiofónica que muchos izquierdistas utilizan la crítica a Israel como pretexto para “propagar el odio contra los judíos británicos.”40
Para Sultana Wahnon, catedrática de filología en la Universidad de Granada, “Ya en el mundo occidental, un antisionismo de izquierdas muy radicalizado se ha extendido de forma espectacular, sobre todo entre la ciudadanía europea.”41
Alan Johnson, Eve Garrard, Nick Cohen, Shalom Lappin y Norman Geras, impulsores del Manifiesto de Euston.
En abril del 2006 se presentó el Manifiesto de Euston, una declaración de principios realizada por un grupo de intelectuales de izquierda, que hablaba de “los prejuicios contra el pueblo judío detrás del eslogan del antisionismo” y de que “el antisionismo ha crecido hasta el punto de que supuestas organizaciones de izquierdas aplauden y apoyan a oradores abiertamente antisemitas y forman alianzas con grupos antisemitas.”42
Asimismo, La Asociación Solidaridad España-Israel (ASEI) presentó en abril del 2007 un manifiesto titulado Israel y la defensa del progreso democrático en España, donde se señalaba que “[existe] un confuso discurso que (...) parece predominar en la izquierda española (...) discurso antisemita, antijudío y antiisraelí, pretendidamente de izquierdas”.43
Sin embargo, no todos coinciden en que la izquierda tenga una postura antisemita. El periodista italiano Genaro Carotenuto columnista de la página izquierdista Rebelión.org y pensador de izquierda, afirma en una de sus cartas a dicha página web, que si bien la izquierda puede tener una crítica fervorosa contra el estado de Israel como ente político por su alianza con Estados Unidos y lo que este representa (capitalismo e imperialismo) o por las violaciones a los Derechos Humanos de los palestinos, no debe confundir a Israel con los judíos como pueblo.
Me aterroriza este “antisemitismo de izquierda” que asocia la alianza entre Israel y Estados Unidos -un hecho geopolítico- y las violaciones de derechos humanos cometidas por el Estado israelí para retomar prejuicios antisemitas desde lo más negro de nuestra historia. Una de las herramientas utilizadas por el gobierno de ultraderecha israelí es acusar quien lo critica de antisemitismo44
.
Menciona el mismo Carotenuto que muchos judíos han sido activistas por la paz y los derechos de los palestinos y han sido opositores a las acciones de Israel.45
Las críticas a Israel por parte de la izquierda, sin embargo, se enmarcan en diferentes características propias de la ideología izquierdista. Una de ellas es el apoyo al materialismo dialéctico marxista ateo y la consecuente hostilidad de algunas corrientes izquierdistas hacia todas las religiones, incluyendo al judaísmo, pero no el rechazo del judío como individuo o como etnia.
Como menciona Moishe Postone46 otra explicación, especialmente en el caso del trotskismo, es el internacionalismo obrero que predican algunas tendencias de izquierda las cuales ven las diferencias entre naciones como artificiales y como inventos burgueses para dividir a los obreros. Este rechazo al nacionalismo para sustituirlo por un universalismo implica una hostilidad hacia todo movimiento nacionalista (como lo es el sionismo) y menciona como el propio Trotsky aunque fuera de origen judío él mismo, no apoyaba las reivindicaciones nacionalistas ni irredentistas judías, como no apoya el sionismo pues esto hubiera sido una contradicción respecto a su postura internacionalista, pero al ser él mismo judío no era antisemita y que esta misma filosofía es seguida por muchos izquierdistas para quienes el rechazo al nacionalismo judío manifiesto en el sionismo no implica tácitamente el rechazo al judío como persona o como colectivo. Otros pensadores de izquierda afirman que la violencia contra la población palestina y el Nakba son tan condenables como el mismo Holocausto o Shoa.47
La comentarista judía Judy Rebick (quien ha condenado las acciones israelíes hacia los palestinos) afirmó que la izquierda ha sido una de las fuerzas de vanguardia opositoras al neonazismo y asocia al antisemitismo más bien con posturas reaccionarias:
Pero cualquier tipo de intolerancia es inmoral e inaceptable. El antisemitismo ha sido siempre un instrumento en manos de la reacción. La izquierda ha estado en las primeras filas en la lucha contra los neo-nazis, pero el antisemitismo puede también adoptar formas más sutiles y a ésas también hay que oponerse, incluso si provienen de un grupo oprimido.48

La extrema derecha

En opinión de algunos de sus proponentes, el uso del neoantisemitismo por parte de la extrema derecha es residual. Así lo afirman autores de izquierda como Pilar Rahola (“Hoy la que genera antisemitismo es la izquierda y no la extrema derecha”)49 o el ensayista Jon Juaristi. Este último ha llegado a afirmar que “la judeofobia está en el campo progresista y no en el de los fieles a Vichy”.50
Nuevamente otros autores difieren sobre el vínculo preciso de la izquierda con el antisemitismo:
No resulta fácil separar el verdadero aumento del antisemitismo de las falsas acusaciones. Como judía que se opone a la cruel ocupación de los territorios palestinos por Israel, no creo ni por un segundo que la oposición de gran parte de la izquierda a Israel se base en el antisemitismo. Pero comprendo por qué numerosos judíos la perciben de esa manera (Rebick, 200351
Algunos consideran que la extrema derecha efectivamente ha dejado de lado su judeofobia y que el discurso antisemita se ha reducido considerablemente entre los neofascistas salvo en cuanto a grupos radicales y marginales, y ha sido reemplazada por la islamofobia, volviéndose los anti-islámico el discurso más común entre la extrema derecha europea.52 Recientes estudios apuntan a que el enemigo y chivo expiatorio favorito de los partidos neofascistas y ultranacionalistas europeos actuales es el Islam, sin embargo, en muchos casos el discurso de odio anti-musulmán se entremezcla con el odio anti-judío.53

El Islam

M. Klein sugiere que el nuevo antisemitismo islámico se caracteriza por ser “un antisemitismo político, ideológico, intelectual y literario que se centra en la amenaza que Israel representa para los árabes”.54
En 1944 Amin al-Husayni, muftí de Jerusalén, dijo a la radio berlinesa: “¡Árabes! Luchad como un solo hombre por vuestros sagrados derechos. Asesinad a los judíos allá donde los encontréis”.55 Abdul Rahman Al-Sudais, imán de la principal mezquita de La Meca (Arabia Saudí) se refirió a los judíos como “la escoria de la raza humana” y como “hijos de cerdos y monos”.56 El 21 de julio del 2006, un antiguo ministro sirio declaró a la televisión siria que “el Corán nos enseña [a los musulmanes] que el pueblo de la Torá es descendiente de monos y cerdos”, llamando a la yihad contra los judíos.57 También un retirado ministro sirio, Mustafá Tlas, declaró: "El judío puede matarte y tomar tu sangre para hacer su pan sionista. Aquí se abre ante nosotros una página aún más repugnante: las creencias religiosas de los judíos y las perversiones que contienen, se derivan de un oscuro odio hacia la humanidad y todas las religiones."58 El antiguo primer ministro malayo, Mahathir bin Mohamad, sentenció en el 2003 que los judíos “dominan el mundo”.59 El presidente iraní Mahmud Ahmadineyad aseveró que "Israel debería ser borrado del mapa",60 describió el Holocausto como “un mito”61 y comparó a Israel con Satán.62 Algunos canales de televisión árabe emitieron una serie titulada Un caballero sin caballo, basada en Los protocolos de los sabios de Sion.63
Asimismo, muchos grupos terroristas islámicos han expresado abiertamente su antisemitismo. El número dos de Al Qaeda y lugarteniente de Osama Bin Laden, Aymán al-Zawahirí, llamaba a atacar el 5 de julio del 2007 intereses judíos.64 Lashkar-e-Toiba, grupo islamista pakistaní, aseveró que los judíos son “enemigos del Islam” e Israel “enemigo de Pakistán”.65 Hassan Nasrallah, de Hezbolá, dijo: “Si buscamos en el mundo entero una persona cobarde, despreciable, débil de mente, ideología y religión, no encontraremos sino al judío. He dicho judío, advierto, no israelí”.66 Hamás ha hecho suyo el hadiz que reza “¡Musulmanes! ¡Matad a todo judío que se encuentre detrás de vosotros!”.67
De acuerdo con un estudio realizado el 14 de agosto del 2005, la gran mayoría de los habitantes de países donde existe mayoría musulmana tienen puntos de vista negativos o muy negativos respecto a los judíos.68
El profesor Khaleel Mohammed declaró en el 2006 que cerca del 95% de los musulmanes contemporáneos están expuestos a enseñanzas antisemitas.69

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