Desde los cultos a la naturaleza del sintoísmo más arcaico
hasta el sintoísmo moderno, que agrupa a centenares de doctrinas unidas
por un fuerte sincretismo pero de gran diversidad, esta religión
japonesa ha variado mucho con el paso de los siglos.

Conmemoración del entierro de un shogun de la era Tokugawa durante el festival de los Mil Samurais. Nikko, Japón.

Conmemoración del entierro de un shogun de la era Tokugawa durante el festival de los Mil Samurais. Nikko, Japón.
El sintoísmo antiguo, que ni siquiera llevaba el nombre de shinto, engloba a las religiones del Japón en la época previa al impacto del budismo y de los métodos de gobierno extranjeros.
Los
cultos sintoístas más antiguos eran naturalistas, sin santuarios,
centrados en ceremonias que se adaptaban al calendario agrícola.
Existían especialistas en lo sagrado, pero no formaban una verdadera
casta sacerdotal, sino que eran más bien chamanes capaces de atraer a
los Kami y someterlos, y adivinos que utilizaban huesos y caparazones de
tortuga y homoplatos de ciervo o decían conocer el futuro por la
interpretación de presagios.
Las prácticas religiosas principales debieron de ser los matsuri,
que eran ofrendas y ritos para implorar a los Kami. Constaban de una
fase en la que se intentaba atraer al Kami, congraciarse con él mediante
ofrendas de arroz o pescado y especialmente de sake (aguardiente
de arroz tenido por una bebida de índole misteriosa), para implorarle
favores o pedirle que desvelase el futuro. Estas ceremonias se
realizaban junto con banquetes comunitarios, cuyos participantes caían
en trances provocados por la ingestión de sake, y se acompañaban de
procesiones (miyuki) y de enfrentamientos rituales: lucha con
espada, carreras de caballos o tirar de una soga. Se cree que tenían la
finalidad de unir al grupo y favorecer la toma de decisiones.
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