En la Biblia, la Nueva Jerusalén (también llamada el
tabernáculo de Dios, ciudad sagrada, ciudad de Dios, y Jerusalén madre
celestial, así como Jerusalén de arriba y Zión), es una ciudad literal o
figurada que es una reconstrucción física, restauración espiritual. Tal
renovación de Jerusalén es un tema importante en el Judaísmo, la Cristiandad, y la fe Baha'i. Como rasgo prominente del libro del Apocalipsis, la Nueva Jerusalén mantiene un lugar importante en la escatología cristiana y la teología cristiana. La Nueva Jerusalén también ha influido en la filosofía cristiana y el misticismo cristiano.
Muchas tradiciones en las religiones judía y cristiana, tales como el protestantismo fundamentalista, la cristiandad ortodoxa y el judaísmo ortodoxo, esperan que la renovación literal de Jerusalén tenga lugar en la explanada de las Mezquitas de acuerdo con varias profecías bíblicas. Otras, tales como, varias denominaciones protestantes, el mormonismo, y las ramas modernistas de la cristiandad y del judaísmo reformado, ven la Nueva Jerusalén como figurativa, o creen que tal renovación puede haber tenido lugar ya, o que tendrán lugar en un sitio distinto de la explanada de las mezquitas. Los mormones creen que la nueva Jerusalén se va a establecer en Misurí, EEUU.1
Durante el mismo periodo de tiempo, los manuscritos del Mar Muerto contienen una tradición particular de la Nueva Jerusalén. La secta judía de los esenios también se opuso al liderazgo del Templo y de su sumo sacerdote. Su condena se centró en criticar a los Sumos Sacerdotes que los Reyes de Judá imponían. Como respuesta a esta situación los esenios de Qumrán predijeron en sus escritos la reunificación de las doce tribus y juntas lucharían contra los gentiles opresores para finalmente restablecer la verdadera adoración. Los textos se centran específicamente en las doce puertas de la ciudad y en las dimensiones de la nueva ciudad. En el papiro 4Q554, las puertas de Simeón, José y Rubén que se mencionan en el fragmento simbolizarían para el autor las doce tribus de Israel.
Muchas tradiciones en las religiones judía y cristiana, tales como el protestantismo fundamentalista, la cristiandad ortodoxa y el judaísmo ortodoxo, esperan que la renovación literal de Jerusalén tenga lugar en la explanada de las Mezquitas de acuerdo con varias profecías bíblicas. Otras, tales como, varias denominaciones protestantes, el mormonismo, y las ramas modernistas de la cristiandad y del judaísmo reformado, ven la Nueva Jerusalén como figurativa, o creen que tal renovación puede haber tenido lugar ya, o que tendrán lugar en un sitio distinto de la explanada de las mezquitas. Los mormones creen que la nueva Jerusalén se va a establecer en Misurí, EEUU.1
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Dimensiones de la Nueva Jerusalén
En la revelación de apocalipsis de Juan se indica que las dimensiones de la Nueva Jerusalén serán de 12.000 estadios de ancho e igual dimensión de largo y de altura (cada estadio según la medida de la antigüedad equivale a 185,20 metros del sistema métrico decimal actual) y 144 codos la altura de sus muros (la dimensión de un codo en la antigüedad, se determinaba por la dimensión del extremo de la mano hacia el codo del mismo brazo.) es decir seria de 2.222,4 km de largo por 2.222,4 km de ancho, 2.222,4 km de altura y una muralla de 70 metros de espesor aproximadamente.Terminología
El término Nueva Jerusalén se encuentra dos veces en el Nuevo Testamento, en los versículos 3:12 y 21:2 del libro del Apocalipsis. La palabra nueva en Nueva Jerusalén viene de la palabra griega kainos, que tiene un significado distinto de neos, la otra palabra griega usualmente traducida como nuevo. Neos se refiere a algo nuevamente creado, mientras kainos significa algo renovado o refrescado.Orígenes
En 167 a. C., el emperador Antíoco IV Epífanes sofocó una revuelta en Jerusalén e impuso severas restricciones a los judíos, la circuncisión, la celebración de fiestas y la observancia del sábado se prohibieron totalmente. Antíoco también ordenó la quema de todas las copias de la Torá y obligó a los judíos a comer carne de cerdo. La peor calamidad llegó con la profanación del Templo, instauró un culto politeísta aboliendo el culto del Señor y construyó una estatua de una deidad seléucida para ser colocada en el altar del Templo de Jerusalén. El Libro de Enoc (capítulos 85-90), fue una respuesta a las persecuciones del emperador seléucida entre 166 a. C.-163 a. C., visualizando una nueva Nueva Jerusalén celestial en sustitución de la Jerusalén terrestre profanada.Durante el mismo periodo de tiempo, los manuscritos del Mar Muerto contienen una tradición particular de la Nueva Jerusalén. La secta judía de los esenios también se opuso al liderazgo del Templo y de su sumo sacerdote. Su condena se centró en criticar a los Sumos Sacerdotes que los Reyes de Judá imponían. Como respuesta a esta situación los esenios de Qumrán predijeron en sus escritos la reunificación de las doce tribus y juntas lucharían contra los gentiles opresores para finalmente restablecer la verdadera adoración. Los textos se centran específicamente en las doce puertas de la ciudad y en las dimensiones de la nueva ciudad. En el papiro 4Q554, las puertas de Simeón, José y Rubén que se mencionan en el fragmento simbolizarían para el autor las doce tribus de Israel.
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