Rey de Kent (Inglaterra) 560-616. Fue el primer rey cristiano de entre los
anglosajones, que se habían establecido en Inglaterra a partir del año
448. Desde que se bautizó, alrededor del año 596, hasta su muerte,
promovió la conversión de sus súbditos, construyó iglesias y contribuyó
grandemente a que se extendiera el cristianismo por toda Inglaterra.
Se había casado con Berta, de la familia real de los francos, quienes se habían convertido ya al cristianismo (v. CLODOVEO). El matrimonio se había efectuado con la condición de que a Berta le fuese permitido practicar su religión. Y así cuando E. supo que habían llegado a su reino el monje Agustín con sus compañeros (V. AGUSTíN DE CANTERBURY, SAN), enviados por el papa S. Gregorio Magno, (v.) les dio toda clase de facilidades. Poco después, el rey en persona fue a escuchar su mensaje y, según S. Beda el Venerable (v.), quedó impresionado por lo que oyó pero no estaba dispuesto a abandonar la religión que había seguido por tanto tiempo. Sin embargo, porque habían venido de tan lejos a anunciarle algo de cuya verdad y beneficio estaban indudablemente convencidos, prometió darles lo necesario para su sustento y completa libertad para predicar su religión. Esta magnanimidad y honradez valió bien pronto al rey la gracia de su conversión, y con él la de un gran número de sus súbditos.
E. animó a muchos a que se convirtieran, pero nunca les forzó a ello, siendo dócil en esto a las instrucciones espirituales de San Agustín. Promulgó prudentes leyes para regular las cuestiones temporales de la Iglesia que fueron tenidas en gran estima en años sucesivos. Cedió el palacio real de Canterbury para uso de Agustín cuando éste fue nombrado arzobispo. Fundó la catedral de Canterbury y muchas otras iglesias entre las que se cuentan la de Rochester y la de San Pablo en Londres. Por medio de este santo rey se convirtieron al cristianismo otros reyes sajones y anglos. En el Martirologio Romano se le conmemora el 24 de febrero.
Se había casado con Berta, de la familia real de los francos, quienes se habían convertido ya al cristianismo (v. CLODOVEO). El matrimonio se había efectuado con la condición de que a Berta le fuese permitido practicar su religión. Y así cuando E. supo que habían llegado a su reino el monje Agustín con sus compañeros (V. AGUSTíN DE CANTERBURY, SAN), enviados por el papa S. Gregorio Magno, (v.) les dio toda clase de facilidades. Poco después, el rey en persona fue a escuchar su mensaje y, según S. Beda el Venerable (v.), quedó impresionado por lo que oyó pero no estaba dispuesto a abandonar la religión que había seguido por tanto tiempo. Sin embargo, porque habían venido de tan lejos a anunciarle algo de cuya verdad y beneficio estaban indudablemente convencidos, prometió darles lo necesario para su sustento y completa libertad para predicar su religión. Esta magnanimidad y honradez valió bien pronto al rey la gracia de su conversión, y con él la de un gran número de sus súbditos.
E. animó a muchos a que se convirtieran, pero nunca les forzó a ello, siendo dócil en esto a las instrucciones espirituales de San Agustín. Promulgó prudentes leyes para regular las cuestiones temporales de la Iglesia que fueron tenidas en gran estima en años sucesivos. Cedió el palacio real de Canterbury para uso de Agustín cuando éste fue nombrado arzobispo. Fundó la catedral de Canterbury y muchas otras iglesias entre las que se cuentan la de Rochester y la de San Pablo en Londres. Por medio de este santo rey se convirtieron al cristianismo otros reyes sajones y anglos. En el Martirologio Romano se le conmemora el 24 de febrero.
BIBL.: BEDA EL VENERABLE,
Historia ecclesiastiea gentis anglorum (PL 90-95); A. BUTLER, The Lives o/
Fathers, Martyrs and other principie Saints, I, Londres 1926; P. HUGHEs, A
History ot the Church, II, Londres 1961, 99-101; N. DEL RE, Etelberto del
Kent, en Bibl. Sanct. 5,116-118; B. LLORCA, en Historia de la Iglesia
católica, I, 4 ed. Madrid 1964, 639-652; W. NEUss, La Inglaterra
germánica, en A. EHRHARD-W. NEUss, Historia de la Iglesia, III, Madrid
1961, 28-33.
RICHARD A. P. STORK.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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