martes, 29 de mayo de 2012

DIOS DE LOS DIOSES.

Es evidente que, puesta en boca de los portavoces del Dios único de la Biblia (Dt 10,17; Sal 136 - Vulg. 135,2; Dn 11,36), la expresión no sugiere en ningún caso la existencia de dioses secundarios de los que Yahvé sería el soberano. Se trata de un superlativo formulado al modo hebreo, que se encuentra también en "Santo de los santos" o "Cantar de los cantares" y que no tiene otro sentido que el de "Dios perfecto".

Es posible que semejante expresión tuviera un matiz distinto puesta en labios de paganos, que podían reconocer la supremacía del Dios de Israel sin negar por ello sus falsas divinidades; según DANIEL, Nabucodonosor, por ejemplo, habla así del "Dios de los dioses (Dn 2,47)". El mismo pasaje hace decir al profeta, dirigiéndose al rey de Babilonia, "el Dios del cielo (Dn 2,44)" o "el Gran Dios (Dn 2,45)" títulos que convienen al Dios supremo en el espíritu de los politeístas.

Según ESDRAS, los altos funcionarios persas que escriben a Darío y Artajerjes, que ordena la restauración del culto en el nuevo Templo, utilizan los mismos téminos (Esd 5,8; 7,21) para referirse "al Dios que está en Jerusalén".

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