martes, 29 de mayo de 2012

DÍA.

En la escritura como en cualquier otro texto, esta palabra designa comúnmente el reino de la luz por oposición al de las tinieblas que es llamado noche (Gn 1,5.14.18; 7,12; 8,22; etc.; cf. Jn 9,4); y también, ciertamente, el tiempo transcurrido entre dos salidas (ej.: Gn 7,4 y 12; Éx 10,13.24.18 y 34,28; Nm 9,21; Dt 9,11.18.25 y 10,10; 1S 30,12; 1R 19,8; Jr 33,20; etc.) o dos puestas de sol (ej.: Éx 12,18; Lv 23,32; Est 4,16; Sal 55- Vulg. 54,18; etc). Después del Exilio, el día legal debe entenderse siempre como de un atardecer a otro, al igual que sucedía en Babilonia; y nunca de una mañana a la siguiente.

En las épocas antiguas se distinguía en el mencionado día tres velas nocturnas (la del atardecer (ej.: Éx 12,18), la de medianoche (ej.: Éx 11,4 y 12,29; Jc 7,19) y la de la mañana (ej.: Éx 14,24; 1S 11,11)) y períodos diurnos aproximadamente jalonados por el "pleno calor" del mediodía (ej.: Gn 18,1; 1S 11,9) y el sacrificio de la tarde (ej.: 1R 18,29 y 36; Esd 9,4 y 5; Dn 9,21), o la tarea de sacar agua de los pozos o fuentes (ej.: Gn 24,11), incluso cuando empieza a soplar la brisa de la tarde (ej.: Gn 3,8). La ambigua expresión "entre dos soles (Éx 12,6; 16,12; 29,39 y 41; 30,8; Nm 9,3.5 y 11; 28,4 y 8; Lv 23,5)" designaba probablemente el tiempo anterior a la puesta de sol, más que el crepúsculo. En la época romana, en ela que la "noche" se divide en cuatro velas en lugar de tres (cf. Hch 23,23), el "día" convencional de doce horas (cf. Jn 11,9) -que corresponde a las 9 de la mañana según nuestro uso actual-, la sexta -que corresponde al mediodía- y la nona (ej.: Mt 20,5 y 27,45-46; Mc 15,33-34; Lc 23,44; Jn 19,14; Hch 10,3 y 9) -que corresponde a las tres de la tarde.

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