domingo, 13 de mayo de 2012

ANA, la profetisa.

Una profetisa que consagra su vida a la oración y al ascetismo en el recinto del templo de Jerusalén en el tiempo en que María y José van allí a presentar al niño Jesús, su primogénito, para ofrecerlo a Dios y redimirlo según la Ley de Moisés (cf. Nm 12-13; 18,15-16). Esta Ana, hija de Danuel de la tribu de Aser, y viuda tras sólo siete años de matrimonio, es una anciana de ochenta y cuatro años en el momento de este acontecimiento (Lc 2,36-38). Sea porque oye al viejo Simeón "avisado por el Espíritu Santo", sea porque es agraciada por una revelación personal, reconoce al Mesías en el niño que traen sus padres. Y, alabando a Dios, anuncia a todo el mundo "la redención de Jerusalén", es decir de Israel, que él trae.

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