martes, 7 de junio de 2016

Fiestas Eclesiásticas

( Latín Festum; griego, heorte).

Historia

Los días de fiesta o festivos son días que se celebran en conmemoración de los sagrados misterios y eventos registrados en la historia de nuestra redención, en memoria de la Virgen Madre de Cristo o de los Apóstoles, mártires y santos, con servicios especiales y descanso del trabajo. Una fiesta no sólo conmemora a un evento o persona, sino que también sirve para excitar la vida espiritual al recordarnos el evento que conmemora. A ciertas horas Jesucristo nos invita a su viña (Mt. 20,1-15); Nace en nuestros corazones en Navidad, el Viernes Santo nos clavamos a la Cruz con Él, en la Pascua nos levantamos de la tumba del pecado, y el día de Pentecostés recibimos los dones del Espíritu Santo. Cada religión tiene sus fiestas, pero ninguna tiene un sistema de temporadas festivas tan rica y atinadamente construido como la Iglesia Católica. La sucesión de estas forman el año eclesiástico, en el que las fiestas de Nuestro Señor forma la base y el marco, las fiestas de la Santísima Virgen y los santos forman la tracería ornamental.
Los prototipos y puntos de partida de las más antiguas fiestas eclesiásticas son las solemnidades judías de Pascua y Pentecostés. Junto con el día semanal del Señor, continuaron siendo las únicas fiestas cristianas universales hasta el siglo III (Tertuliano, “De Bapt.” 19; Orígenes, "Contra Celsum", VIII, 22). Dos fiestas de Nuestro Señor (Epifanía, Navidad) fueron añadidas en el siglo IV; luego vinieron las fiestas de los Apóstoles y mártires, en determinadas provincias; más tarde también las de algunos confesores (San Martín, San Gregorio); en los siglos VI y VII se añadieron las fiestas de la Santísima Virgen. Después del triunfo del cristianismo en los siglos IV y V, se prohibieron las sesiones de los tribunales civiles en todas las fiestas, también los juegos en el circo y las representaciones teatrales, con el fin de dar una oportunidad a todos para asistir a Misa.
En el curso de los siglos el calendario eclesiástico se amplió considerablemente, debido a que en épocas anteriores cada obispo tiene derecho a establecer nuevas fiestas. Más tarde hubo una disminución de las fiestas, en parte por la legislación eclesiástica regular, en parte como consecuencia de las revoluciones en el Estado y la Iglesia. Los Estatutos del obispo Sonacio de Reims (vea calendario cristiano), en 620, mencionan once fiestas; los Estatutos de San Bonifacio ("Statuta", Mansi XII, 383), diecinueve días, in quibus sabbatizandum, es decir, días de descanso. En Inglaterra (siglo IX), las fiestas se limitaban a Navidad, la Epifanía, tres días de Pascua, la Asunción, Santos Pedro y Pablo, San Gregorio y Todos los Santos. Antes del reinado del rey Edgar (959-75), se añadieron tres fiestas a la Virgen María, y los días guardados en honor de los Apóstoles; en el año décimo de Etelredo (989) se añadió la fiesta de San Eduardo Mártir (18 de marzo), y en el reinado de Canuto, o Cnut (1017-35), la de [[San Dunstan) (19 de mayo). Las fiestas en los Estatutos de Lanfranc (m. 1089) son bastante numerosas, y se dividen en tres clases ( Migne, P.L., CL, 472-78).
El Decreto de Graciano (c. 1150) menciona 41 fiestas además de las celebraciones patronales diocesanas; las Decretales de Gregorio IX (c. 1233) mencionan 45 fiestas públicas y días festivos, lo cual significa 85 días en que no se podía trabajar y 95 días en que no se podían celebrar sesiones en los tribunales. En muchas provincias tenían el descanso sabático ocho días después de Pascua, en algunos también la semana después de Pentecostés (o por lo menos cuatro días). Desde el siglo XIII hasta el XVIII hubo diócesis en las que los días festivos y domingos ascendían a más de cien, sin contar las fiestas de los monasterios y las iglesias particulares. En el imperio bizantino había 66 días de fiesta completos (Constitución de Manuel Comneno, en 1166), excluyendo los domingos, y 27 medios días de fiesta. En el siglo XV, Gerson, Nicolás de Clemanges y otros protestaron contra la multiplicación de las fiestas, como una opresión a los pobres, y como ocasiones inmediatas para excesos.
El Papa Urbano VIII hizo la largamente ansiada reducción de los días de fiesta (Universa per orbem, 13 de septiembre de 1642), tras lo cual quedaron sólo 36 fiestas u 85 días libres de trabajo. El Papa Urbano limitó el derecho de los obispos a establecer nuevos días festivos; este derecho ahora no es abrogado, sino anticuado. La reducción para España por Benedicto XIII (1727) dejó sólo 17 fiestas; y en las 19 fiestas abrogadas sólo era obligatorio asistir a la Misa. En 1748 esta reducción se extendió a Sicilia. Para 1745 en Austria se habían reducido a 15 días completos; pero debido a que se observaron pobremente la asistencia a Misa en las fiestas abrogadas, o medios días festivos, y el ayuno en las vigilias de los Apóstoles, Clemente XIV ordenó que se observasen 16 días de fiesta completos; y terminó con los medios días de fiesta, que de todos modos continuaron observándose en los distritos rurales (días de fiesta campesinos), Bauernfeiertage). Los sacerdotes parroquiales tenían que celebrar la Misa para el pueblo en todas las fiestas abrogadas. La misma reducción se introdujo en Baviera en 1775, y en España en 1791; finalmente Pío VI extendió esta provisión a todos los demás países y provincias.
El calendario eclesiástico fue radicalmente suprimido por la Revolución Francesa, y en la reorganización de la Iglesia de Francia (1806) sólo se retuvo 4 fiestas: Navidad, la Ascensión, la Asunción y Todos los Santos; las demás fiestas fueron trasladadas al domingo. Esta reducción también fue válida en Bélgica y en Alemania en la orilla izquierda del Rin. Para los católicos en Inglaterra Pío VI (19 de marzo de 1777) estableció la siguiente lista de fiestas: la Pascua y Pentecostés dos días cada uno, Navidad, Año Nuevo, Epifanía, la Ascensión, Corpus Christi, la Anunciación, la Asunción, Santos Pedro y Pablo, San Jorge, y la Todos los Santos. Después de la restauración de la jerarquía (1850), se abolieron las fiestas de la Anunciación, San Jorge, y el lunes después de Pascua y Pentecostés. Escocia mantiene también la fiesta de San Andrés, Irlanda las fiestas de San Patricio y la Anunciación.
En los Estados Unidos, el número de fiestas no fue igual en todas partes; el Concilio de Baltimore quería sólo cuatro fiestas, pero el decreto no fue aprobado por Roma; el tercer Concilio Plenario de Baltimore (1884), mediante una ley general, retuvo seis fiestas: Navidad, Año Nuevo, la Ascensión, la Asunción, la Inmaculada Concepción y Todos los Santos. Las fiestas de San Pedro y San Pablo y Corpus Christi fueron transferidas al siguiente domingo. En la ciudad de Roma las siguientes fiestas son de doble precepto (es decir, asistir a Misa y no trabajar): Navidad, Día de Año Nuevo, Epifanía, Purificación, San José, la Anunciación, la Ascensión, San Felipe Neri (26 de mayo), Corpus Christi, Natividad de María, Todos los Santos, Concepción de la Santísima Virgen, San Juan el Evangelista. El derecho civil en Italia reconoce: la Epifanía, la Ascensión, Santos Pedro y Pablo, la Asunción, la Natividad, la Concepción, Navidad y las fiestas patronales.
Para fines del siglo XIX la Iglesia Griega observaba las siguientes fiestas: Natividad de María, Exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre), San Demetrio (26 de oct.), San Miguel Arcángel (8 de nov.), la Entrada de María al Templo (21 de nov.), San Nicolás (6 de dic.), Concepción de Santa Ana (9 de dic.), Natividad de Cristo, Conmemoración de María (26 de dic.), San Esteban (27 de dic.), la Circuncisión (1 de enero), la Epifanía, los doctores, San Basilio, San Gregorio, San Juan Crisóstomo (30 de enero), el Encuentro de Cristo y Simeón (2 de feb.), la Anunciación, San Jorge (23 de abril), la Natividad de San Juan, Santos Pedro y Pablo, San Elías (20 de julio), la Transfiguración (6 de agosto), la Asunción, la Decapitación de San Juan (29 de agosto), el lunes después de Pascua y Pentecostés, la Ascensión de Cristo, y las fiestas patronales.
Los rusos tienen sólo 9 fiestas eclesiásticas que no caen en domingo, a saber: Natividad, Epifanía, Ascensión, Transfiguración, Purificación, Anunciación, Asunción, Presentación de María (21 de noviembre) y la Exaltación de la Cruz. Pero tienen 50 festivales (cumpleaños, etc.) de la familia imperial, en cuyos días no se puede celebrar ni un funeral.

División de las fiestas

Las fiestas se dividen:
(1) Según la celebración externa (feriato): festa fori, o fiestas de precepto, con obligación doble, descansar del trabajo y participar en la Misa; festa chori, que se celebran sólo en la liturgia con la celebración de la Misa y la recitación del Oficio Divino. Además de éstas había, y todavía hay, en algunas diócesis (por ejemplo, en Holanda), los medios días de fiesta, en los cuales la gente puede realizar trabajos serviles después de asistir a Misa (la Candelaria, la Natividad de María, y la Inmaculada Concepción en la Diócesis de Utrecht).
(2) De acuerdo a la extensión: fiestas universales, que se celebran en todas partes, por lo menos en la Iglesia Latina; fiestas particulares, que se celebran sólo en ciertas órdenes religiosas, países, provincias, diócesis o pueblos. Estas últimas son prescritas por las rúbricas generales, como las fiestas patronales, o son especialmente aprobadas por la Sede Apostólica, y prescritas por obispos o sínodos, para países o diócesis determinados (festa pro aliquibus locis en el Breviario. Las fiestas universales aparecen en el Calendario Romano.
(3) Según su posición en el calendario: fiestas movibles, que siempre caen en cierto día de la semana, dependiendo de la fecha de la Pascua, o la posición del domingo, por ejemplo, la Ascensión de Cristo (cuarenta días después de Pascua), o la Fiesta del Santo Rosario, el primer domingo de octubre; fiestas fijas o inmobles, las que se fijan para cierta fecha del mes, por ejemplo, Navidad, 25 de diciembre. En la Iglesia de Armenia todas las fiestas del año son movibles, excepto seis: la Epifanía, la Purificación (14 de febrero), la Anunciación (7 de abril), la Natividad (8 de sept.), la Presentación (21 de nov.) y la Concepción de María (8 de diciembre) (Tondini, "Calendrier liturgique de la Nation Arménienne", Rome, 1906).
(4) Según la solemnidad del oficio o rito (vea calendario cristiano. Desde el siglo XIII hay tres clases de fiestas: festum simplex, semiduplex y duplex, todas reguladas por la recitación del Oficio Divino o el Breviario. La fiesta simple comienza con el capítulo (capitulum) de primeras vísperas y termina con nona. Tiene tres lecturas y toma los Salmos de maitines del oficio ferial; el resto del oficio es como el semidoble. La fiesta semidoble tiene dos vísperas, nueve lecturas en maitines, y termina con las completas. Las antífonas antes de los Salmos sólo se entonan. En la Misa, la semidoble tiene siempre por lo menos tres “orationes” u oraciones. En una fiesta doble las antífonas se cantan en su totalidad, antes y después de los Salmos. En Laudes y vísperas no hay suffragia de los santos, y la Misa tiene sólo una “oratio” (si no hay conmemoración prescrita). Las fiestas dobles ordinarias son llamadas duplicia minora; ocurren con fiestas de un rango mayor, pueden ser simplificadas, excepto los días de octava de algunas fiestas y las fiestas de los Doctores de la Iglesia, que son transferidas. Las fiestas de mayor rango son las duplicia majora (introducidas por Clemente VIII), la duplicia secundae classis y la duplicia primae classis. Algunas de las últimas dos clases son celebradas con octavas.
Antes de la reforma del Breviario por Pío V (1566-72), los términos con que se podía conocer la solemnidad de una fiesta eran, en muchas iglesias, muy diferentes a los términos que usamos ahora. Damos unos cuantos ejemplos de Grotefend, "Zeitrechnung", etc. (Hanover, 1891-98, II-III): Chur: "Festum summum, plenum officium trium lectionum, commemoratio." Havelberg: "Festum summum, semisummum, secundum, tertium, novem majus, novem minus, compulsation 3 lect., antiphona." Halle: "Festum praepositi, apostolicum, dominicale, 9 lect., compulsation 3 lect., antiphona." Breslau: "Festum Triplex, duplex, 9 lectionum, 3 lect., commemoratio." cartujos: "Festum Candelarum, capituli, 12 lect., missa, commemoratio." Lund: "Fest Praelatorum, canonicorum, vicariorum, duplex, simplex, 9 lect., 3 lect., memoria."
Algunas de las órdenes religiosas que tiene su propio breviario no adoptaron los términos ahora usados en el Breviario Romano. Por ejemplo los cistercienses tienen la siguiente terminología: "Festum sermonis majus, sermonis minus, duarum missarum majus, 2 miss. minus, 12 lectionum, 3 lect., commemoratio." Los dominicos: "Totum duplex, duplex, simplex, 3 lect., memoria." Los carmelitas: "Duplex majus I. classis solemnis, dupl, maj. I. cl. duplex majus 2. classis, duplex minus I, classis, duplex minus 2, classis, semiduplex, simplex, simplicissimum."
Entre las fiestas del mismo rito hay una diferencia en dignidad. Estas son:
  • fiestas primarias que conmemoran los principales misterios de nuestra religión, o celebran la muerte de un santo;
  • fiestas secundarias, cuyo objeto es un rasgo particular de un misterio, por ejemplo, la fiesta de la Corona de Espinas, de las reliquias de un santo o de algún milagro obrado por él, por ejemplo, la fiesta de la traslación de San Esteban, la aparición de Nuestra Señora de Guadalupe. La lista de fiestas primarias y secundarias ha sido determinada por un decreto de la Sagrada Congregación de Ritos (22 de agosto de 1893) y se halla en la introducción del Breviario Romano.
  • Dentro de las dos clases mencionadas, las fiestas de Cristo toman el primer lugar, especialmente aquellas con vigilias y octavas privilegiadas (Navidad, Epifanía, Pascua, Pentecostés y Fiesta de Corpus Christi); luego siguen las fiestas de la Virgen María, los santos ángeles, San Juan el Bautista, San José, los Apóstoles y evangelistas y otros santos.

Bibliografía: DUCHESNE, Origines du Culte Chrétien (París, 1889); tr. McCLURE (Londres, 1904); KELLNER, Heortology (tr. Londres, 1909), PROBST, Liturgie des vierten Jahrh. (Münster, 1893); BÄUMER, Geschichte des Breviers (Friburgo, 1895); BENTRIUM, Denkwürdigen (Mainz, 1829); LINGARD, Antiquities of the Anglo Saxon Church (Londres, 1858); MAXIMILIAN, PRINCE OF SAXONY, Praelect. de Liturgiis Orientalibus (Friburgo, 1908); Kirchliches Handlexicom (Münster 1907); Kirchenlexicon (Friburgo, 1886), IV; NILLES, Kalendarium, manuele, etc. (Innsbruck, 1897); MORISOT, Instructions sur les fêtes de l'année (París, 1908).
Fuente: Holweck, Frederick. "Ecclesiastical Feasts." The Catholic Encyclopedia. Vol. 6. New York: Robert Appleton Company, 1909. <http://www.newadvent.org/cathen/06021b.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina.

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