martes, 2 de julio de 2013

Acomodación Bíblica

Consideraremos: 1. Lo que se quiere decir por acomodación bíblica; 2. Su uso en las Sagradas Escrituras; 3. Las reglas que deben regular su uso.

¿Qué es Acomodación Bíblica?

Se entiende por acomodación la adaptación de palabras o frases de las Sagradas Escrituras para indicar ideas diferentes a aquellas expresadas por el autor sagrado. Así, si un pecador justifica su falta diciendo, “la serpiente me engañó”, él utiliza las palabras bíblicas de Eva (Gn. 3,13) para expresar una idea que la frase no transmite en la Biblia. Similarmente, una persona invidente podría utilizar las palabras de Tobías 5,10, “¿Qué alegría puedo disfrutar ya? Estoy ciego y no puedo ver la luz del cielo” Aquí, nuevamente, las palabras tendrían un significado que no llevarían en las Sagradas Escrituras. A esta acomodación se le llama algunas veces incorrectamente el sentido acomodado o acomodador de la Escritura. De acuerdo con la definición, es claro que no es, en lo absoluto, un sentido de las Escrituras. La posibilidad de tal acomodación puede surgir, primero, de alguna similitud entre las ideas en el texto sagrado y el sujeto al cual se acomoda el pasaje; segundo, del hecho que las palabras de la Escritura puedan ser entendidas en dos sentidos diferentes. La primera se llama acomodación extensiva. Ejemplos de ella pueden encontrarse en los Oficios de la Iglesia, tanto en el Breviario como en el Misal, donde las alabanzas concedidas por el Espíritu Santo sobre Noé, Isaac y Moisés son aplicadas a otros santos. Así, las palabras de Eclesiástico 32,1-5: “¿Te han nombrado presidente?... no estorbes la música” se aplican a veces a presidentes de colegios que asumen la responsabilidad de su oficio; no necesitamos decir que las palabras de las Sagradas Escrituras tienen un significado bastante diferente.
La segunda clase de acomodación, llamada alusiva, es a menudo un mero juego de palabras y a veces parece debida a una mala interpretación del significado original. El texto de la Vulgata, “Mirabilis Deus in sanctis suis” (Sal. 68(67),36) significa, en boca del salmista, que Dios es maravilloso en su santuario (sancta, -orum). Las palabras en latín pueden traducirse también como “Dios es maravilloso en sus santos” (sancti, -orum), y en el Misal se emplean en este sentido. Como esta segunda significación no fue la intención del escritor inspirado, la traducción al inglés del texto en la versión Douay es una mala traducción.

El Uso de Acomodación en la Biblia

Los autores católicos generalmente sostienen que ciertos pasajes del Antiguo Testamento se han usado de nuevo en el Nuevo Testamento con un cambio de significado. En la Epístola a los Hebreos (13,5) las palabras dichas a Josué, “No te dejaré ni te abandonaré” (Josué 1,5) se aplican a todos los cristianos. Otros ejemplos de acomodación son el uso de Ex. 16,18 en 2 Cor. 8,15; Zac. 4,14 en Ap. 11,4; Sal. 6,9 en Mt. 7,2–3; Mi. 7,6 en Mt. 10,36. Evidentemente el nuevo significado atribuido a las palabras es también inspirado. Escritores racionalistas han sostenido que acomodaciones similares se han de encontrar en cada caso donde los evangelistas citan las profecías del Antiguo Testamento. Unos pocos escritores católicos han querido conceder esta explicación para unos pocos pasajes, pero las palabras en que los evangelistas afirman que eventos de la vida de Nuestro Señor se realizaron “para que” se cumplieran las profecías son incompatibles con la teoría de que ellos querían indicar sólo una semejanza entre el evento y las palabras del profeta. Es probable que en los Evangelios no se use ninguna profecía meramente por acomodación.

Reglas para Acomodación

El uso de la acomodación en la liturgia y por los Padres de la Iglesia es suficiente para mostrar que es legítima. De ahí que predicadores y autores ascéticos a menudo han acomodado y acomodan textos. Muchos de los sermones de San Bernardo son mosaicos de frases bíblicas y deben mucha de su unción peculiar al feliz uso de palabras sagradas. Los escritores y predicadores latinos no han sido tan reverentes y cuidadosos en su acomodación, y este fue uno de los usos que condenó el Concilio de Trento cuando prohibió violentar las Escrituras para usos profanos (Ses. IV, Decret. "De editione et usu Sacrorum Librorum "). Los intérpretes suelen dar las siguientes reglas como guías para la acomodación de la Escrituras:
  • Los textos acomodados nunca deben ser usados como argumentos tomados de la revelación; ya que las palabras no se emplean das en el sentido literal ni típico, queridas por el Espíritu Santo. Las violaciones a esta regla no son raras, ni en sermones, ni literatura piadosa
  • La acomodación no deber ser forzada. Las acomodaciones alusivas en muchos casos son sólo meras distorsiones del texto sagrado.
  • Las acomodaciones deben ser reverentes. Las palabras sagradas deben ser usadas para propósitos de edificación, no para despertar risas, muchos menos para encubrir errores.

Bibliografía: Cornely, Introductio Generalis,, nn. 206-208; Patrizi, De Interpretatione Bibliorum (Roma, 1862), 273 sq.; Vasquez en S. Thom., I, Q. I, a. 7, dist. 14; Serarius, Prolegomena Biblica, 21, 14; Acosta, De vera Scripturas tractandi ratione, III, V-VIII; Vigouroux, Manuel biblique, I; Longhaye, La predication (París, 1888), 295-301; Bainvel, Les contresens biblioques; Mangenot en Vig. Dicc. de la Biblia, s.v. Acomodación; cf. obras sobre hermenética bíblica, y también muchas de las introducciones a la Sagrada Escritura.
Fuente: Corbett, John. "Biblical Accommodation." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01099b.htm>.
Traducido por Adolfo León Ruiz Hernández. L H M

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