DICHOSOS LOS SOMETIDOS, PORQUE
ESOS VAN A HEREDAR LA TIERRA
Existía en Israel una legislación digamos utópica, pues parece
que nunca se llevó a la práctica, aunque está en los libros del
Antiguo Testamento, en la cual se repartía la tierra de manera que cada
familia tuviera su pequeño patrimonio, lo suficiente para vivir, y
con eso se aseguraba la libertad, la autonomía y la dignidad de todos
los componentes del pueblo. Cada uno era autosuficiente, era
independiente y, por lo tanto libre. Esto parece que nunca llegó a
existir pero, de hecho, en la época en que podemos ya controlar más la
historia, la época de la Monarquía, está clarísimo que se había
acabado. Primero, los reyes y los grandes de la corte empezaron a
acumular propiedad y así se continuó de forma que, ya en tiempos de
los profetas, Isaías dice: "Maldito el que añade campo a campo;
maldito el que añade casa a casa y no deja espacio para nadie en el país"
(Isaías 5). Y esto, en el siglo VI antes de Cristo. En tiempos del
Evangelio era lo mismo, naturalmente. La injusticia era enorme.
Precisamente el salmo 37 trata de calmar a los que protestan porque los
han despojado de su terreno. Al que tenía una pequeña fuente de
subsistencia, que era su pequeña propiedad, se la habían quitado los más
grandes, los más listos, los más ricos, y lo habían dejado sin nada.
Y entonces estaban sometidos, eran siervos de los terratenientes. No tenían
ni independencia ni libertad. Y el salmista lo que pretende es consolar
a esa gente diciendo que ya Dios lo arreglará. Pero Dios no lo arregla.
En tiempos de Jesús la cosa seguía igual. Y Jesús dice que se arregla
así.
La frase del salmo dice:
"Ellos poseerán tierra". Sin artículo, es decir, un terreno.
El evangelista pone: "ellos poseerán la tierra". El salmo
habla de cada familia; el evangelista habla de los sometidos, en
general. Ya no es poseer un pedazo de tierra, como pensaba el Antiguo
Testamento, sino que la tierra pasa a ser un símbolo. La tierra entera,
que es como la tierra prometida. No es que se trate de que entre todos
poseamos la tierra, como propiedad para cultivarla, sino que poseer la
tierra todos en común es el símbolo de la libertad, de la autonomía e
independencia de todos los hombres. O sea, los que estaban sometidos van
a encontrar su libertad y su independencia. Una manera de acabar con la
injusticia. Los que estaban oprimidos, los que sufren la opresión,
los que están sometidos. Y todo es efecto progresivo de la Historia
del Mensaje del Evangelio. O debe serlo porque, hasta ahora, tampoco se
ha visto nunca. Tenemos que confesarlo. Porque es que también difícilmente
se han visto estas comunidades cristianas al estilo de la primera
bienaventuranza. La iglesia no ha cultivado esto. Dentro de la Iglesia
se han dado grupos pero, por circunstancias políticas, han sido
perseguidos, naturalmente, y no han tenido un efecto así. Lo que se ha
realizado no ha sido directamente gracias al mensaje del Evangelio, sino
que se ha efectuado gracias al Evangelio secularizado. En lo poco que se
ha efectuado. Evidentemente, la situación del obrero hoy no es la que
era en tiempos de Jesús, sino infinitamente mejor, por lo menos en
nuestros países. Hay más independencia, más libertad, más autonomía,
más seguridad económica.
Y esto se ha hecho, no por el
Evangelio, sino por los trozos del Evangelio cogidos por ciertos
movimientos ideológicos y puestos en práctica, aunque sea mezclados
con otras muchas cosas. Pero la comunidad cristiana como tal, hasta
ahora, no la hemos visto.
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