El
hecho
El
cuando
La afirmación de una supervivencia después de la
muerte es tardía en la Biblia. Aparece claramente en los
libros de DANIEL y
2.° de MACABEOS, ambos de hacia el 180 a. C.
Esta
afirmación nace como consecuencia lógica del gran principio
bíblico: la fidelidad
de Dios. El es poderoso y fiel para devolver la vida. De
esta manera, se comprenderá cómo el centro de todas las
afirmaciones bíblicas y de fe es siempre DIOS. Incluso en la
resurrección de Jesús, de lo que se trata en el fondo es de
que Dios es fiel, él
no puede permitir que las cosas queden así, que un justo sea
injustamente condenado. Si Jesús fue la "acción de
Dios", si estuvo reflejándose continuamente en su
conciencia, ese hombre no puede haber muerto.
Visto que en la tierra no era posible una justicia
definitiva, nace como consecuencia que Dios la realizará más
allá de la vida terrena.
Este mensaje se refiere al hecho, y es lo único que
afirma la fe. Ahora bien, el hombre tiende insensiblemente a
completar este estricto dato, y se lanza a pensar acerca del COMO
y del CUANDO. Pero para este segundo núcleo de
afirmaciones no tiene ya la asistencia de la fe, sino que se
vale de sus propios modos de ver. Y aquí viene el peligro:
Los modos de ver se deben a lo que se llama filosofía,
antropología. En una palabra, a una INTERPRETACION del
ser humano, su destino, cómo sucederá, etc. Pero esos
modos de ver, que nada tienen que ver con la estricta
afirmación que puede hacer la fe, hacen
cuerpo con ella, de tal modo que, si no se está atento a
deslindar los campos, puede tomarse como afirmado por la fe
también lo que es sólo producto del pensamiento humano, que
hace indecibles y siempre renovados esfuerzos por
representarse las cosas del más allá.
Un ejemplo es lo que ocurre en los evangelios con el
tema de la resurrección de Jesús. Para manifestar que aquel
Jesús que había muerto estaba vivo junto a Dios (esto es lo
únicamente afirmado), y porque pensar que un hombre vive en
el más allá trae problemas de con qué cuerpo, etc., los
evangelistas no tuvieron reparo en recurrir a caminos pedagógicos
y fabricar o crear ciertas pruebas materiales. Lo hacían para
que las mentes de los contemporáneos, que tenían todas esas
preguntas del COMO, etc., pudieran comprender, de la forma que
les pedía su filosofía y su cultura concretas (en otros
pueblos tendrán otra filosofía y otra cultura, y podría
expresarse de otro modo la AFIRMACIÓN de fe), el hecho
afirmado: que Jesús vive. Lo que ocurrió es que lejos ya del
mundo semítico que se permitía estos caminos explicativos,
pero que la gente sabía separar del verdadero hecho afirmado,
al llegar, al menos, la Edad Media, ya se ha perdido esa
advertencia a separar el contenido de la forma, y piensan
entonces que ambas cosas se afirman por igual. Creen que en
los relatos evangélicos se contiene una descripción realista
del cuerpo resucitado: Los rasgos, a la vez terrenos y a la
vez suprahumanos, entre sí contradictorios, fueron
unificados, y se creyó que la Revelación, la Escritura nos
describía el cómo de la resurrección, y cómo iban a ser
los cuerpos gloriosos. Esto ha sido una pena para nuestra fe,
porque aparece, y con razón, a muchos no‑creyentes como
algo que no se puede admitir. En el caso concreto que acabamos
de citar, habrá que decir que cómo sea la vida del más allá,
es algo por su propia naturaleza fuera de toda experiencia y
precisión posible. En una palabra, nuestra fe es humilde:
sabe el hecho, la fidelidad de Dios, pero nada sabe del cómo
o del cuándo.
Los
principios filosóficos comienzan ahora a completar el dato de
fe:
* la mentalidad semítica no podía concebir una
existencia plenamente humana sin el cuerpo. El hombre, para
esta filosofía, es una "unidad corpóreo‑espiritual"
siempre. Por lo tanto, la victoria sobre la muerte supondrá
retomar el cuerpo. Hay que advertir ese por lo tanto.
Repitamos que son deducciones filosóficas, que traerán otros
problemas, como diremos. La solución a la pervivencia en esta
teoría o forma de concebir al hombre se llama RESURRECCION;
* la mentalidad helenista (griega) piensa, en cambio,
que el hombre está, compuesto de dos elementos separables,
alma y cuerpo. El cuerpo es un obstáculo a la plena
existencia humana; la muerte deja por fin al alma libre, y sólo
el cuerpo se corrompe. La victoria sobre la muerte supondrá
despojarse de una vez, por fin, del cuerpo. La solución a la
pervivencia en esta teoría se denomina INMORTALIDAD. Se halla
en textos dé Enoch, Elías, Elíseo, Malaquías.
Inmortalidad, por lo tanto, y resurrección son
"dos modos de afirmar la misma cosa". Es una doble búsqueda
filosófica del cómo pueden suceder las cosas.
"... lo que propiamente está afirmado es la
actuación de la justicia o fidelidad divina dando su plenitud
a la existencia humana. Resurrección e inmortalidad del alma
son MODOS de concebir o de expresar esa plenitud de
existencia, modos de expresión imperfectos y aproximados, que
no excluyen que la Filosofía los encuentre mejores."
Es un problema parecido. Lo que la Escritura afirma
es la decisiva y definitiva actuación de Dios en favor del
hombre. Este es el contenido. Pero otra vez nos encontramos
con el problema del revestimiento. Decir esa idea en la
cultura semítica, lleva consigo expresarla, circunscribirla,
localizarla, para comprender cómo va a ser. Pero, nuevamente,
esto no lo sabemos. El semita hace lo siguiente: La idea de la
plena existencia humana la traduce, la vierte en un esquema
temporal, al final de los tiempos; es decir, lo definitivo, lo
pone en un extremo constatable, se lo representan con un molde
temporal: Ya que no ve que nadie resucite, y él cree que
vivir implica tener el cuerpo físico, lo que hace es
retrasarlo al momento en que, por hipótesis suya, haya
desaparecido el último actor de la escena humana. "Pero
eso es una pura representación" de corte bíblico,
debida a esa determinada cultura. En realidad, "la
definitiva intervención de Dios puede ser para cada individuo
en el mismo momento de la muerte".
Los
problemas de 1 Cor 15
En Pablo se dio una evolución o una lucha de
pensamiento entre los textos de la carta a los Tesalonicenses
a la primera carta a los Corintios. ,
* En primer lugar, nada importa, por lo que antes hemos
explicado, que Pablo pudiera utilizar ambos modos
explicativos, ya que podría acomodarse a la cultura de los
oyentes para que le comprendieran la afirmación o mensaje
principal.
* En segundo lugar, Pablo podría ver las
contradicciones de los dos sistemas de pensamiento
- el semítico, demasiado materialista (resurrección
del cuerpo terreno);
- el platónico o griego, demasiado espiritualista
(inmortalidad de sola el alma).
Lo que hay que poner a salvo, piensa Pablo, es esto: que
hay una identidad entre la persona que ha vivido aquí y la
que tendrá un estado de existencia pleno con Dios.
* Para armonizar un poco las dos teorías, Pablo incluye
un elemento de realismo, que las acerca entre sí: Postula
unos "CUERPOS CELESTES o PNEUMATICOS", que distan
tanto de la materialidad terrena, como de un alma que
prescinde en exceso del cuerpo que vivió una vida personal
terrena. Es también una explicación cultural, que intenta
rellenar el vacío de los cómo.
* De este modo, entre la teoría más semítica de
Tesalonicenses, y la más griega de 2ª Corintios, está esta
otra, que intenta ser una síntesis, en 1ª Corintios.
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