Dentro de la Reforma surgieron varios grupos que en algunos
casos fueron perseguidos también por las propias comunidades
protestantes mayoritarias. También nació la iglesia anglicana, por
circunstancias diferentes al resto de las reformas.
Enrique VIII, óleo de Hans Holbein (siglo XVI). Roma, palacio Barberini, Galería de Arte Antiguo.
Enrique VIII, óleo de Hans Holbein (siglo XVI). Roma, palacio Barberini, Galería de Arte Antiguo.
La
iglesia anglicana se creó como consecuencia de los problemas que
surgieron entre el papado y el rey Enrique VIII de Inglaterra
(1491-1547), cuando este decidió divorciarse de Catalina de Aragón y el
papa no se lo permitió. A este conflicto de carácter personal se unió el
malestar que también sentían el alto clero y la burguesía inglesa hacia
el papado. En 1531 las asambleas del clero inglés reconocieron al rey, y
no al papa, como máxima autoridad de la iglesia, y la ruptura fue
haciéndose más profunda con el tiempo. La declaración oficial del
parlamento sobre este hecho, firmada el 3 de noviembre de 1534, fue
llamada «acta de supremacía». En 1563 se aprobó la redacción definitiva
de este documento en 39 artículos, que señalaba aspectos como los
siguientes:
«Aunque
su majestad el rey justa y rectamente es y debe ser el jefe supremo de
la iglesia de Inglaterra, y como tal ha sido reconocido por el clero del
reino en sus asambleas, no obstante, para corroborarlo y confirmarlo,
para aumento de la virtud de la religión cristiana en este reino de
Inglaterra y para extirpar todos los errores, herejías y otras
irregularidades y abusos que hasta ahora se han cometido en el mismo,
por la autoridad de este parlamento, ordenamos que el rey (y sus
sucesores) [...] sea tenido, aceptado y reputado como el único jefe
supremo en la tierra de la iglesia de Inglaterra, llamada iglesia
anglicana.»
En
la actualidad los reyes de Inglaterra continúan siendo los jefes de la
iglesia anglicana, pero delegan esta función en el arzobispo de
Canterbury.
En
un primer momento, la iglesia anglicana tomó la liturgia luterana. En
1563 adoptó una nueva liturgia de inspiración calvinista, pero con
bastantes aspectos tomados del catolicismo.
Dentro
del mundo anglicano, en el siglo XVIII, nacieron las iglesias
metodistas a partir de la predicación de John Wesley. Los metodistas
creían en la conversión, que era inmediata y se debía a la obra de Dios,
y en la piedad. Estas iglesias estaban abiertas a los arrepentidos y a
todos aquellos que no poseían nada. Se consideraba que ellos estaban más
cerca de la vida evangélica, pero una vez integrados en la iglesia, se
les exigía una vida ejemplar.
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