Amin
Maalouf, escritor libanés afincado en Francia, ha dedicado algunas de
sus novelas a exponer sus puntos de vista contrarios a la violencia y la
intransigencia, que utilizan la religión como pretexto.
En Las cruzadas vistas por los árabes muestra el fanatismo de los occidentales de aquel entonces:
«Los
jefes francos, desgraciadamente, no son magnánimos. Celebran su triunfo
con una matanza indescriptible y luego saquean salvajemente Jerusalén,
la ciudad que dicen venerar. No se salvan ni sus propios
correligionarios: una de las primeras medidas que toman los frany [los
cristianos de occidente] es la de expulsar de la iglesia del Santo
Sepulcro a todos los sacerdotes de los ritos orientales, que oficiaban
en ella conjuntamente, en virtud de una antigua tradición que habían
respetado hasta entonces todos los conquistadores. Estupefactos ante
tanto fanatismo, los dignatarios de las comunidades cristianas
orientales deciden resistir. Se niegan a revelar al ocupante el lugar en
el que han ocultado la verdadera cruz en que murió Cristo. En estos
hombres, la devoción religiosa por la reliquia va acompañada de orgullo
patriótico. ¿Acaso no son los conciudadanos del Nazareno? Pero los
invasores no se dejan impresionar en absoluto. Deteniendo a los
sacerdotes que tienen la custodia de la cruz y sometiéndolos a tortura
para arrebatarles el secreto, consiguen quitarles por la fuerza a los
cristianos de la Ciudad Santa la más valiosa de sus reliquias.»
Cubierta de la obra de Amin Maalouf Las cruzadas vistas por los árabes.
Los
sacerdotes expulsados son los orientales ortodoxos, que los católicos no
reconocieron como iguales. Las cruzadas marcaron la distancia y la
desconfianza entre estas iglesias. Por ello el papa Juan Pablo II pidió
perdón en el 2001 a la iglesia cristiana de oriente, es decir, a la
iglesia ortodoxa, por las cruzadas, especialmente por las tres primeras,
autorizadas y bendecidas por papas católicos, y que tuvieron como
desenlace el saqueo, incluyendo la muerte de todo aquel, fuera musulmán,
judío o cristiano, que se enfrentaba a ellos.
La
ciudad santa por definición, puesto que lo es para tres religiones
(judaísmo, cristianismo e islam), es Jerusalén. Se denominó así entre
los cristianos porque allí desarrolló su vida Jesús. También es santa
para los musulmanes, puesto que antes de ser la Meca, fue Jerusalén la qibla elegida por Mahoma. Además es la más santa de las ciudades para los judíos por ser el lugar en el que estuvo el templo.
A lo
largo de la historia, la religión se ha utilizado como pretexto para
llevar a cabo acciones tan poco honrosas como las guerras y el
exterminio de seres humanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.