Pintura popular mexicana para conmemorar la visita del papa en la que aparece Juan Pablo II con la Virgen de Guadalupe y Juan Diego.
En
Iberoamérica, a pesar de las guerras, las enfermedades y la explotación
que sufrieron las poblaciones indígenas, estas consiguieron perdurar y
dar rasgos propios a su modo de entender la religión católica.
En
México, Ecuador, Perú y Brasil, son importantes las formas tradicionales
de entender la religión, habitualmente centradas en la comunidad, la
tierra y los antepasados, con rituales en los que los cantos ancestrales
o las ceremonias de curación pueden tener un papel importante.
También
es notable en toda Iberoamérica el culto a los santos, la Virgen o
Cristo, pero con rasgos distintivos. Por ejemplo, en Cuzco las imágenes
de Cristo tienen el cuerpo pequeño y fuerte, con una caja torácica
amplia, como la que suelen tener los cuzqueños, con los pulmones y el
corazón grandes para resistir las alturas andinas.
En
México, la devoción que aglutina a un número mayor de fieles es la de la
Virgen de Guadalupe. Su santuario, que visitan decenas de millones de
personas el 12 de diciembre, es un símbolo nacional.
De
todos modos, no todo el cristianismo en Iberoamérica tiene estas raíces
indígenas. En las grandes ciudades o en países que recibieron mucha
población europea durante el siglo XIX y los comienzos del XX como
Argentina, Uruguay o Chile, los modos de entender la religión se parecen
mucho a los de Europa.
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