(Mc 7,24-31 PAR)
Para interpretar el caso de la sirofenicia hay que tener en cuenta el episodio del geraseno (Mc 5,2-20), donde aparecía el endemoniado, figura de los esclavos en rebelión contra una sociedad que ponía el dinero por encima del bien del hombre. En Mc 7,24-31, las figuras de la madre y de la hija representan a la misma sociedad pagana en sus dos sectores, el de los opresores (la madre) y el de los oprimidos (la hija), como lo muestra la doble afirmación sobre la hija: que estaba poseída por un espíritu inmundo (7,25) y que tenía un demonio (tres veces: 7,26.29.30), lo mismo que se había afirmado del geraseno (espíritu inmundo: 5,2. 8.12; endemoniado: 5,15.16.18).
Marcos subraya el carácter representativo de la hija usando para ellas los mismos términos que emplea para la hija de Jairo (“hijita”: 7,25; 5,23; “hija”: 7,27.29; 5,35; “chiquilla”: 7,30; 5,39.40.41
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