LA MITOLOGÍA. LOS MITOS GRIEGOS.

Los griegos expresaban su religión por medio de narraciones, los mitos, con los que explicaban cómo actuaban sus dioses, cómo creían que funcionaba el universo y cuál era el papel de los seres humanos.

 
Homero. Autor al que se le atribuye la Iliada y la Odisea. Roma. Museo Capitolino.

  LOS MITOS GRIEGOS.

Se ha conservado una enorme cantidad de estos relatos mitológicos griegos, tanto en obras literarias, como la Ilíada y la Odisea, como en objetos artísticos (esculturas, cerámica pintada).

Los mitos griegos cambiaban porque los poetas, escritores e incluso pintores y escultores imaginaban nuevas versiones y episodios. Decían que los inspiraban las musas, divinidades que presidían la literatura, el arte, la música o la danza.

Un mismo personaje mitológico podía tener significados diferentes según el lugar, y así los mitos podían cambiar mucho de una ciudad a otra, o incluso dentro de una misma ciudad, entre lo que pensaban los más poderosos y lo que pensaba el pueblo.

Los pensadores griegos, que conocemos como filósofos, reflexionaron sobre la mitología, los dioses y la religión. Algunos de ellos, como Jenófanes (siglo V a.e.c.), no estaban de acuerdo con los relatos mitológicos que decían que los dioses eran parecidos a los seres humanos y podían tener comportamientos incorrectos. Pensaban que los dioses eran superiores a los hombres y por eso no podían tener defectos ni cometer los errores y crueldades que narraban escritores como Homero.

Estos pensadores criticaron los mitos y pusieron en duda la religión tradicional, mientras que otros grandes filósofos, como Platón, utilizaron los mitos en su pensamiento filosófico. Entre los griegos hubo también ateos, que no creían en la existencia de los dioses ni en los relatos mitológicos y pensaban que eran un invento de los hombres. Al igual que en la actualidad, entre los griegos antiguos había opiniones muy diferentes en lo que se refiere a la religión y las creencias.

HÉRCULES DE DISNEY.

 

 Hércules (Hercules), de 1997, 93 minutos, Estados Unidos, dirigida por Ron Clements y John Musker, y guión de Irene Mecchi.