Iglesia Románica de la Vera Cruz, Segovia.
Cada
estilo tuvo su propia función. Con las iglesias románicas se quería
mostrar la austeridad del cristianismo, mientras que con las góticas se
pretendía plasmar en un edificio la grandeza y el poder de Dios.
Hasta
la llegada del estilo gótico dos siglos después, el arte en la Europa
occidental del siglo X se caracterizó por el estilo románico. Con la
irrupción del gótico, se observan similitudes, pero también cambios en
la temática e incluso en las actitudes artísticas.
El
arte románico es un arte casi exclusivamente religioso y por ello lo
podemos definir por el recogimiento y la simbología cristiana de sus
representaciones, lo que lleva aparejada la oscuridad dentro de sus
catedrales e iglesias, invitando a la meditación de los fieles. Sin
embargo, el arte gótico es todo lo contrario, es luminosidad en sus
interiores, es color y elevación a lo más alto en su arquitectura.
El
arte religioso románico aprovechaba cualquier oportunidad para educar al
pueblo que, aunque no sabía leer, podía entender las representaciones
gráficas de escenas del juicio final, el pecado original o la Virgen
María, motivos principales en las pinturas murales del arte románico. No
difiere el gótico en este sentido, puesto que el artista sigue
utilizando el arte como puente entre la religión y las personas, pero la
arquitectura románica es más que eso, ha llegado a denominarse un catecismo hecho en piedra.
Las
portadas se decoraban normalmente con los símbolos de los cuatro
evangelistas, incluso se representó el Juicio final completo, es decir:
en la parte superior, o a uno de los lados de las portadas, los
bienaventurados, los santos y los ángeles; en el otro, los condenados
por sus pecados y los demonios. El objeto de estas representaciones era
instruir a los fieles en conceptos fundamentales de la religión.
Si
en el arte románico los colores eran fuertes, los dibujos un esbozo y
las posturas de los personajes hieráticas, es decir, sin naturalidad en
las representaciones, el arte gótico es todo lo contrario, tanto en la
pintura como en la escultura, en las que se aprecia la expresividad y la
naturalidad de las figuras, la emoción y el sentimiento.
Aunque
no cabe duda de que la catedral es la máxima y más perfecta expresión
del arte gótico. En oposición al románico, sus edificios son luminosos,
gracias a la relevancia que adquieren las ventanas, a la utilización de
rosetones en las portadas y vidrieras policromadas, e increíblemente
elevados, alturas que se conseguían desviando la fuerza de las bóvedas
hacia puntos del edificio reforzados con arcos exteriores y
contrafuertes.
Catedral Gótica de Notre Dame. París.
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