domingo, 1 de septiembre de 2013

EL EJEMPLO DE LAS GUERRAS DE RELIGIÓN EN EUROPA EN LA EDAD MODERNA.

 Felipe II como defensor de la fe, grabado perteneciente al libro Felipe II, Rey de España, de Luis Cabrera de Córdoba, publicado en 1619.
Felipe II como defensor de la fe, grabado perteneciente al libro Felipe II, Rey de España, de Luis Cabrera de Córdoba, publicado en 1619.

Las sangrientas guerras de religión, que emprendieron cristianos de diversas confesiones entre los siglos XVI y XVII, asolaron Europa y son un ejemplo de cómo la religión puede servir de excusa para otros intereses.
Las causas de los enfrentamientos eran las ambiciones políticas y económicas de los diferentes estados europeos, pero el trasfondo religioso permitía justificar las agresiones y hacer más violenta y despiadada la guerra.
Por ejemplo, muchos príncipes y reyes alemanes y del norte de Europa vieron en el luteranismo el medio perfecto para librarse del control político del papa y sus aliados, y del pago de impuestos a la iglesia católica, así como un modo de acrecentar sus propiedades y riquezas al confiscar los bienes y las tierras eclesiásticos.
Por su parte, los reyes de países católicos consideraban que luchar contra los protestantes era un medio de mantener sometidos estos territorios.
Hubo muchos reformadores religiosos a lo largo de la Edad Media, pero no tuvieron los seguidores que muy pronto consiguió Lutero. En ese momento la religión sirvió como pretexto para marcar las diferencias, establecer nuevas identidades y justificar el conflicto.
A la vez que se producían estas guerras por toda Europa, durante la Edad Moderna intentó eliminarse cualquier tipo de diferencia religiosa dentro de cada reino.
En España, la Inquisición persiguió violentamente a todos los no católicos. Pero también los calvinistas fueron intolerantes y emplearon la violencia en Ginebra, los anglicanos en Inglaterra y los luteranos en los principados de Alemania. Polonia se mantuvo como nación católica precisamente para conservar su identidad frente a los pueblos que la rodeaban por el este y el oeste, y que a lo largo de la historia habían ocupado su territorio: en occidente, los alemanes luteranos y en oriente, los rusos ortodoxos.
La Edad Moderna en Europa fue un período intolerante y sangriento, en el que se buscó la uniformidad religiosa a costa de perseguir y eliminar todo tipo de diferencia.

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