miércoles, 15 de enero de 2014

BETANIA COMO SÍMBOLO RELIGIOSO.



Otra figura creada por los evangelistas es la de Betania, nombre de un poblado o aldea bien conocido, situado cerca de Jerusalén, en la parte del monte de los Olivos. Este nombre, que en hebreo significa probablemente “casa del pobre”, sirve como figura de diferentes maneras.

En Marcos tiene valor negativo: Betania (14,3: “Estando él en Betania reclinado a la mesa”; cf. Mt 26,6) es tipo de “la aldea” (11,1). De hecho, es el lugar donde impera la ideología del judaísmo y donde los presentes se oponen al gesto de amor de la mujer que unge la cabeza de Jesús (Mc 14,4: “Mc 14,4: “¿Para qué se ha malgastado así el perfue?”).

En Juan, en cambio, tiene valor positivo, aunque en un caso (11,18) se mezcle con elementos negativos. Además, en este evangelio, “Betania” no designa un lugar, sino varios:

1) El lugar donde Juan bautizaba, situado al otro lado del Jordán (1,28: “Esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan bautizando”);

2) La aldea de Lázaro, Marta y María (11,1: “Había cierto enfermo, Lázaro, que era de Betania”; 11,18: “Betania estaba cerca de Jerusalén, a unos tres kilómetros”), y

3) En relación con esta última, el lugar donde se celebra la cena en honor de Jesús (12,1: “Jesús, seis días antes de la Pascua, fue a Betania, donde estaba Lázaro”).

Hay todavía otro pasaje (Jn 10,40) donde se alude a la Betania donde Juan bautizaba: a aquel lugar se marcha Jesús (10,40: “Se fue esta vez al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado bautizando al principio”), después de ser rechazado por los dirigentes en el templo como Mesías consagrado por Dios (10,29-39).

En tres de estos pasajes se presenta Betania como lugar donde existe la comunidad de Jesús:

a) En 10,40-42, el hecho de que Jesús atraviese el Jordán es una alusión a Josué, quien, cruzando el río, entró en la tierra prometida a la cabeza del pueblo (Jos 3-4). Es decir, la localización inicial de Juan Bautista en una Betania al otro lado del Jordán (1,28) aparece como el anuncio de una nueva tierra prometida donde Jesús se establece y se forma su comunidad, fuera del territorio propiamente judío (Jn 10,40-42: “Jesús fue esta vez al otro lado del Jordán… y se quedó allí… Y allí muchos le dieron su adhesión”).

b) En 11,18, Betania es figura de una comunidad cristiana, pero su cercanía a Jerusalén indica de modo figurado que esta comunidad no ha efectuado el éxodo, es decir, que no ha roto con los valores de la institución judía. De hecho, todo el episodio de Lázaro hace ver que las hermanas de Lázaro tenían la misma idea de la muerte que los judíos que habían acudido para darles el pésame y que Jesús tuvo que hacerles comprender la novedad que crea la adhesión a él.

c) En 12,1 no se precisa la localización de Betania; representa simplemente el lugar de la comunidad de Jesús, que ha renunciado definitivamente a las categorías del pasado al percibir el amor de Dios, que comunica vida definitiva (11,40: “la gloria”). Betania es así figura de la nueva tierra prometida.

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