Cordero que se le ordenó a los israelitas comer con ritos peculiares como parte de la celebración de la Pascua. El mandato divino aparece registrado por primera vez en Éxodo 12,3-11, donde se representa a Yahveh como dando instrucciones a Moisés para librar a los judíos de la última plaga infligida a los egipcios, es decir, la muerte del primogénito. En el décimo día del primer mes cada familia
(o grupo de familias, si eran pequeñas) tomaría un cordero sin mancha,
macho, de un año, y lo guardaría hasta el día décimo cuarto, y lo sacrificaría
al atardecer. La sangre del cordero debía ser rociada sobre el dintel y
las jambas de las puertas de las casas en la que se comería la comida
pascual. El cordero debía ser asado y comido con pan sin levadura y hierbas amargas.
Se debía consumir todo el cordero ---cabeza, pies y entrañas--- y si quedaba alguna cosa hasta la mañana, debía ser quemada en el fuego. Se le ordenaba a los israelitas comer de prisa, con las cinturas ceñidas, el calzado en los pies y el bastón en la mano “pues es la Pascua (es decir, el Paso) del Señor.” La sangre del cordero en las jambas servía como señal de inmunidad o protección contra la mano destructora del Señor, quien destruyó en una noche a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, tanto del hombre como de la bestia. Esta ordenanza se repite en forma abreviada en Núm. 19.11-12, y de nuevo en Deut. 16,2-6, donde se mencionan a la oveja y el buey en lugar del cordero.
Siempre ha sido la creencia constante de la tradición cristiana que el Cordero Pascual prefiguraba simbólicamente a Cristo, “el Cordero de Dios”, quien redimió al mundo mediante el derramamiento de su Sangre, y particularmente en el banquete de la Eucaristía, o nueva Pascua.
Fuente: Driscoll, James F. "Paschal Lamb." The Catholic Encyclopedia. Vol. 8. New York: Robert Appleton Company, 1910. <http://www.newadvent.org/cathen/08755a.htm>.
Se debía consumir todo el cordero ---cabeza, pies y entrañas--- y si quedaba alguna cosa hasta la mañana, debía ser quemada en el fuego. Se le ordenaba a los israelitas comer de prisa, con las cinturas ceñidas, el calzado en los pies y el bastón en la mano “pues es la Pascua (es decir, el Paso) del Señor.” La sangre del cordero en las jambas servía como señal de inmunidad o protección contra la mano destructora del Señor, quien destruyó en una noche a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, tanto del hombre como de la bestia. Esta ordenanza se repite en forma abreviada en Núm. 19.11-12, y de nuevo en Deut. 16,2-6, donde se mencionan a la oveja y el buey en lugar del cordero.
Siempre ha sido la creencia constante de la tradición cristiana que el Cordero Pascual prefiguraba simbólicamente a Cristo, “el Cordero de Dios”, quien redimió al mundo mediante el derramamiento de su Sangre, y particularmente en el banquete de la Eucaristía, o nueva Pascua.
Fuente: Driscoll, James F. "Paschal Lamb." The Catholic Encyclopedia. Vol. 8. New York: Robert Appleton Company, 1910. <http://www.newadvent.org/cathen/08755a.htm>.
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