(Cornelis Cornelissen van den Steen).
Jesuita y exégeta flamenco, nació en Bocholt, en la flamenca Limburg, el 18 diciembre de 1567; murió en Roma el 12 de marzo de 1637. Estudió humanidades y filosofía en los colegios jesuitas de Maestricht y Colonia, primero teología por medio año en la Universidad de Douai, y después cuatro años en Lovaina; entró en la Compañía de Jesús el 11 de junio de 1592 y después de un año de noviciado y otro de teología, fue ordenado sacerdote el 24 de diciembre de 1595. Después de enseñar filosofía por medio año, fue nombrado profesor de Sagrada Escritura en Lovaina en 1596 y al año siguiente también de hebreo. Veinte años después, en 1616, fue llamado a Roma para esa especialidad, el 3 de noviembre, posición que ocupó con renombre por muchos años. Los últimos años de su vida, sin embargo, parece que se dedicó exclusivamente a terminar y corregir sus famosos comentarios. Fue un sacerdote sinceramente piadoso y lleno de celo y un religioso ejemplar. Durante su profesorado en Lovaina le gustaba pasar sus vacaciones predicando y administrando los Sacramentos, especialmente en la peregrinación de Scherpenheuvel (Montaigu).
Con simplicidad y verdad conmovedoras se describió a sí mismo en una emotiva oración a los profetas al final de su comentario a Daniel: "Durante casi treinta años sufro contigo y por Ti con alegría el martirio continuo de la vida religiosa, el martirio de la enfermedad, el martirio del estudio y la escritura; obtén para mí, te ruego, poder coronar el cuarto martirio, el de la sangre. Por ti he gastado mi espíritu vital y animal; también gastaré mi alma”.
Entre sus hermanos de religión de Roma gozó de una tan alta fama de santidad que, cuando murió, le enterraron de forma separada, para estar seguros de encontrar sus huesos cuando con el tiempo, como esperaban, recibiese el honor de la beatificación.
Cornelio a Lapide escribió amplios comentarios sobre todos los Libros del canon católico de la Escritura, con la excepción de Job y los Salmos. Antes de dejar Flandes, editó los "Commentaries in omnes divi Pauli epistolas" (1614) y, "in Pentateuchum" (1616), ambos en Amberes. Los comentarios a los profetas mayores y menores, a los Hechos de los Apóstoles, a las Epístolas Canónicas y al Apocalipsis, Eclesiástico y Proverbios, siguieron después. El resto se editó después de su muerte, pero todos ellos han sido reeditados varias veces, separada y colectivamente.
Del Comentario a las Epístolas de San Pablo, pudo ver al menos once ediciones. Las series completas, con Job y los Salmos añadidas por otras manos, aparecieron en Amberes en 1681, 1714; en Venecia 1717, 1740, 1798; en Colonia, 1732; en Turín, 1838; en Lyon, 1839-42, 1865 y 1866; en Malta, 1843-46; en Nápoles, 1854; en Lyon y Paris, 1855 y 1856; en Milán, 1857; en Paris, 1859-63. La mejor edición mencionada ha sido enriquecida con Crampon y Péronne con notas de intérpretes más recientes. Estos comentarios son muy amplios. Explican no sólo el sentido literal sino también el alegórico, tropológico y analógico de el texto sagrado y proporciona un gran número de citas de los Padres e intérpretes posteriores de la Sagrada Escritura durante el Medievo. Como la mayoría de sus predecesores y contemporáneos, A Lapide intenta servir no solo al estudio histórico y científico de la Biblia, sino también a los fines de la meditación piadosa y especialmente a la exposición en el púlpito. Un extracto del comentario a los Hechos apareció en 1737 en Tyrnau, bajo el título: "Effigies Sancti Pauli, sive idea vitæ apostolicæ". Una gran obra en 4 volúmenes "Les trésors de Cornelius a Lapide: extraits de ses commentaires de l'écriture sainte à l'usage des prédicateurs, des communautés et des familles chrétiennes", por el Abbé Barbier, se publicó en Le Mans y París en 1856 , reeditado en París en 1859, 1872, 1876, 1885, 1896; y una traducción italiana del mismo, por F. M. Faber, apareció en Parma 1869-70, en 10 vols.
Estas numerosas ediciones muestran lo mucho que eran estimadas estas obras por los católicos. Pero también se han unido a la apreciación voces de protestantes como. G. H. Goetzius (Leipzig, 1699) que escribió una disertación académica "Exercitatio theologica de Cornelii a Lapide Commentariis in Sacram Scripturam", en la que alaba al autor jesuita como el más importante escritor católico sobre las Escrituras. Una traducción inglesa de los comentarios completos fue emprendida por el Rev. Thomas W. Moseman, un clérigo anglicano, bajo el título "The great Commentary of Cornelius a Lapide" (Londres, 1876). Un manuscrito que hay en la Biblioteca Vaticana contiene una traducción árabe del comentario al Apocalipsis, por Yusuf ibn Girgis (a principios del siglo XVIII). Se dice que este mismo escritor maronita ha traducido el Comentario a las Epistolas de San Pablo
Fuentes: TERWECOREN, Cornelius a Lapide in Collection de précis historiques (Brussels, 1857), 610-14, 636-45; DE BACKER AND SOMMERVOGEL, Bibl. de la c. de J. (Brussels and Paris, 1893), IV, 1511-26; IX (1900), 573.
Van Kasteren, John Peter. (1908) .
Transcrito por WG Kofron. En memoria de Fr. John Hilkert, Akron, Ohio. Fidelis servus et prudens, quem constituit Dominus super familiam suam.
Jesuita y exégeta flamenco, nació en Bocholt, en la flamenca Limburg, el 18 diciembre de 1567; murió en Roma el 12 de marzo de 1637. Estudió humanidades y filosofía en los colegios jesuitas de Maestricht y Colonia, primero teología por medio año en la Universidad de Douai, y después cuatro años en Lovaina; entró en la Compañía de Jesús el 11 de junio de 1592 y después de un año de noviciado y otro de teología, fue ordenado sacerdote el 24 de diciembre de 1595. Después de enseñar filosofía por medio año, fue nombrado profesor de Sagrada Escritura en Lovaina en 1596 y al año siguiente también de hebreo. Veinte años después, en 1616, fue llamado a Roma para esa especialidad, el 3 de noviembre, posición que ocupó con renombre por muchos años. Los últimos años de su vida, sin embargo, parece que se dedicó exclusivamente a terminar y corregir sus famosos comentarios. Fue un sacerdote sinceramente piadoso y lleno de celo y un religioso ejemplar. Durante su profesorado en Lovaina le gustaba pasar sus vacaciones predicando y administrando los Sacramentos, especialmente en la peregrinación de Scherpenheuvel (Montaigu).
Con simplicidad y verdad conmovedoras se describió a sí mismo en una emotiva oración a los profetas al final de su comentario a Daniel: "Durante casi treinta años sufro contigo y por Ti con alegría el martirio continuo de la vida religiosa, el martirio de la enfermedad, el martirio del estudio y la escritura; obtén para mí, te ruego, poder coronar el cuarto martirio, el de la sangre. Por ti he gastado mi espíritu vital y animal; también gastaré mi alma”.
Entre sus hermanos de religión de Roma gozó de una tan alta fama de santidad que, cuando murió, le enterraron de forma separada, para estar seguros de encontrar sus huesos cuando con el tiempo, como esperaban, recibiese el honor de la beatificación.
Cornelio a Lapide escribió amplios comentarios sobre todos los Libros del canon católico de la Escritura, con la excepción de Job y los Salmos. Antes de dejar Flandes, editó los "Commentaries in omnes divi Pauli epistolas" (1614) y, "in Pentateuchum" (1616), ambos en Amberes. Los comentarios a los profetas mayores y menores, a los Hechos de los Apóstoles, a las Epístolas Canónicas y al Apocalipsis, Eclesiástico y Proverbios, siguieron después. El resto se editó después de su muerte, pero todos ellos han sido reeditados varias veces, separada y colectivamente.
Del Comentario a las Epístolas de San Pablo, pudo ver al menos once ediciones. Las series completas, con Job y los Salmos añadidas por otras manos, aparecieron en Amberes en 1681, 1714; en Venecia 1717, 1740, 1798; en Colonia, 1732; en Turín, 1838; en Lyon, 1839-42, 1865 y 1866; en Malta, 1843-46; en Nápoles, 1854; en Lyon y Paris, 1855 y 1856; en Milán, 1857; en Paris, 1859-63. La mejor edición mencionada ha sido enriquecida con Crampon y Péronne con notas de intérpretes más recientes. Estos comentarios son muy amplios. Explican no sólo el sentido literal sino también el alegórico, tropológico y analógico de el texto sagrado y proporciona un gran número de citas de los Padres e intérpretes posteriores de la Sagrada Escritura durante el Medievo. Como la mayoría de sus predecesores y contemporáneos, A Lapide intenta servir no solo al estudio histórico y científico de la Biblia, sino también a los fines de la meditación piadosa y especialmente a la exposición en el púlpito. Un extracto del comentario a los Hechos apareció en 1737 en Tyrnau, bajo el título: "Effigies Sancti Pauli, sive idea vitæ apostolicæ". Una gran obra en 4 volúmenes "Les trésors de Cornelius a Lapide: extraits de ses commentaires de l'écriture sainte à l'usage des prédicateurs, des communautés et des familles chrétiennes", por el Abbé Barbier, se publicó en Le Mans y París en 1856 , reeditado en París en 1859, 1872, 1876, 1885, 1896; y una traducción italiana del mismo, por F. M. Faber, apareció en Parma 1869-70, en 10 vols.
Estas numerosas ediciones muestran lo mucho que eran estimadas estas obras por los católicos. Pero también se han unido a la apreciación voces de protestantes como. G. H. Goetzius (Leipzig, 1699) que escribió una disertación académica "Exercitatio theologica de Cornelii a Lapide Commentariis in Sacram Scripturam", en la que alaba al autor jesuita como el más importante escritor católico sobre las Escrituras. Una traducción inglesa de los comentarios completos fue emprendida por el Rev. Thomas W. Moseman, un clérigo anglicano, bajo el título "The great Commentary of Cornelius a Lapide" (Londres, 1876). Un manuscrito que hay en la Biblioteca Vaticana contiene una traducción árabe del comentario al Apocalipsis, por Yusuf ibn Girgis (a principios del siglo XVIII). Se dice que este mismo escritor maronita ha traducido el Comentario a las Epistolas de San Pablo
Fuentes: TERWECOREN, Cornelius a Lapide in Collection de précis historiques (Brussels, 1857), 610-14, 636-45; DE BACKER AND SOMMERVOGEL, Bibl. de la c. de J. (Brussels and Paris, 1893), IV, 1511-26; IX (1900), 573.
Van Kasteren, John Peter. (1908) .
Transcrito por WG Kofron. En memoria de Fr. John Hilkert, Akron, Ohio. Fidelis servus et prudens, quem constituit Dominus super familiam suam.
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