martes, 23 de diciembre de 2014

¿CUÁNTAS VECES HIJA MÍA?

 
«El que conversa mucho con una mujer se hace daño a sí mismo, olvida el estudio de la Ley y termina en la gehenna- (P. Ab. 1,5). 

Así enseña la tradición judía tomando por modelo a aquel Dios que -no habló con mujer, a no ser justa, e incluso aquella vez con motivo» (Ber. r. 20,6). De hecho el Señor, ofendido por la inocente mentira de Sara que, porque estaba asustada, negó haberse reído (Gn 18,15), no dirigió nunca más la palabra a una mujer. 

En este ambiente cultural la revolucionaria normalidad con que Jesús se relacionaba con las mujeres no debía ser bien vista, como aparece en el evangelio de Juan donde los discípulos, habiendo sorprendido al Señor hablando con una samaritana «se quedaron extrañados de que hablase con una mujer». 

En efecto, este cara a cara entre Jesús y una mujer un tanto vivaz no solamente desconcertó a sus contemporáneos, sino que puso siempre en apuros a los moralistas que, prontos a ver ocasiones de pecado en cualquier situación, se empeñaron en justificar a los discípulos, diciendo que «éstos no sospechaban ciertamente nada malo» (Agustín, Como ajuan, 15,29). 

Por otro lado, si la facilidad con que Jesús concedió la absolución a una mujer sorprendida en flagrante adulterio (Jn 8,2-11) O a la prostituta (Lc 7,36-50), sin una palabra de reproche, ha escandalizado siempre a los santurrones y devotos censores, estos encuentran su revancha justamente en el episodio del diálogo entre Jesús y la samaritana (Jn 4,1-42).

Aquí, al fin, Jesús se reviste de celoso moralista y enjuicia la vida privada de la desdichada a la que pide cuenta exacta de sus numerosos amantes:

“Ve a llamar a tu marido y vuelve aquí. La mujer le contestó: -No tengo marido: Jesús le dijo: -Has dicho muy bien que no tienes mando, porque maridos has tenido cinco, y el que tienes ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad- (In 4,16-18).

Esta es la primera y única vez que Jesús indaga sobre la vida privada de una persona.

Pero ¿es una lección de moral lo que quiere transmitir el evangelista Juan?

Como de costumbre son los evangelistas quienes encaminan al lector hacia la justa interpretación de sus escritos y lo hacen dándole claves de lectura que le ayuden a comprender lo que aquél quiere comunicar.

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