JESUS, EL
HOMBRE LIBRE...
Jesús vive en una compleja sociedad, dominada por el legalismo, convulsionada por tensiones ideológicas y que con graves problemas sociales está sometida a la dominación extranjera. La figura de Jesús aparece como la de un hombre libre que no se deja influenciar por la sociedad en que vive.
Jesús vive en una compleja sociedad, dominada por el legalismo, convulsionada por tensiones ideológicas y que con graves problemas sociales está sometida a la dominación extranjera. La figura de Jesús aparece como la de un hombre libre que no se deja influenciar por la sociedad en que vive.
Libertad frente
a las interpretaciones "farisaicas" y las normas
"preestablecidas"...
Hace caso omiso
de las prescripciones de la ley religiosa, curando en sábado (Mc
1,29-31), defendiendo la libertad de sus discípulos frente a la
interpretación farisaica de la Ley (Mc 2,23-26) y afirmando su
superioridad sobre la Ley misma. No respeta las normas sobre lo
puro y lo impuro, ni en cuestión de alimentos (Mc 7, 1-23), ni
en el caso de personas, consideradas impuras por la Ley y les
mantenía socialmente marginados (1). No cumple las abluciones
rituales purificatorias y ante la crítica de su omisión,
arremete contra la hipocresía que se ocultaba en las
observancias (Lc 11,37-44).
Se relaciona
con toda clase de personas...
Se relaciona
con recaudadores y descreídos, con gran escándalo de los
"observantes", los invita a seguirlo y los admite en su
comunidad (Mc 2,14-17). Las mujeres, otra categoría marginada,
lo acompañan y ayudan económicamente a los discípulos (Lc
8,1-3). Permite que una pecadora arrepentida le perfume y bese
los pies, con el consiguiente escándalo (Lc 7,36-39). Anula el
fundamento teológico del comportamiento de los letrados y
fariseos por su actitud con los descreídos, pues afirma que esa
es la actitud de Dios con ellos (Lc 15,3-32). Acepta a los
paganos, que, a los ojos de los judíos, eran impuros; Jesús les
considera más aptos para la sociedad nueva que los mismos
israelitas (2).
Denuncia la
hipocresía de los poderosos...
Jesús es
valiente para encararse con los dirigentes políticos y
religiosos (senadores y sumos sacerdotes), así como los
dirigentes espirituales (letrados y fariseos). Denuncia su
conducta e hipocresía, dice al pueblo que no son más que unos
hipócritas, porque su verdadera motivación no es honrar a Dios,
sino buscar una fama de santidad que les dé poder sobre el
pueblo (3) en su propia cara los llama "ladrones " e
"inmorales" (4). Previene al pueblo contra su doctrina,
porque no enseñan lo que Dios ha dicho, sino lo que ellos han
inventado (5); pone al descubierto su indiferencia por el bien
del hombre, mientras ellos se entretienen con nimiedades
religiosas y ridiculiza su afán de sobresalir y la solemnidad de
su atuendo, rechazando sus títulos y denunciando la explotación
que, so pretexto de piedad, hacen de los más débiles (6).
Al pan, pan y
al vino, vino...
A los sumos sacerdotes les llama "bandidos" (Mt 21,13) y denuncia a los poderosos que por su infidelidad conducen a la nación a la ruina (Mc 12,9). A los dirigentes saduceos les dice que están más lejos de Dios que las prostitutas y recaudadores (Mt 21,28-32) y a los responsables del templo los acusa de desconocer la Escritura y la fuerza de Dios y de ser totalmente materialistas (Mc 12,18-27). No se deja amedrentar por la autoridad civil romana, advierte a Pilato de la responsabilidad que conllevan sus decisiones como juez (Jn 19,9-11). Muestra su libertad respecto al tetrarca Herodes, llamándole un "don nadie" y negándole el derecho a disponer de su vida (Lc 13,31s); ante el tribunal de Herodes ni despegará los labios (Lc 23,6-9)
A los sumos sacerdotes les llama "bandidos" (Mt 21,13) y denuncia a los poderosos que por su infidelidad conducen a la nación a la ruina (Mc 12,9). A los dirigentes saduceos les dice que están más lejos de Dios que las prostitutas y recaudadores (Mt 21,28-32) y a los responsables del templo los acusa de desconocer la Escritura y la fuerza de Dios y de ser totalmente materialistas (Mc 12,18-27). No se deja amedrentar por la autoridad civil romana, advierte a Pilato de la responsabilidad que conllevan sus decisiones como juez (Jn 19,9-11). Muestra su libertad respecto al tetrarca Herodes, llamándole un "don nadie" y negándole el derecho a disponer de su vida (Lc 13,31s); ante el tribunal de Herodes ni despegará los labios (Lc 23,6-9)
De nada sirve
el simple cumplimiento...
Corrige Jesús
la Ley de Moisés y propone una fidelidad a Dios que no se basa
en el simple cumplimiento, sino en el amor que procura el bien
del hombre (Mt 5,21-48), llegando incluso a señalar que el mismo
Moisés había traicionado el designio divino (Mc 10,3-9)
Saltar
cualquier obstáculo...
Pero aunque la
familia es un pilar fundamental de la sociedad, Jesús no la
considera como valor absoluto; se debe romper con ella cuando se
convierte en obstáculo para el desarrollo del hombre o para la
creación de una sociedad alternativa (Lc 14,26). El mensaje de
Jesús puede crear una división que rompa los vínculos de
sangre (7).
Todo queda
relativizado ante el "Reino de Dios"...
Al dar Jesús
un valor absoluto al "Reino", todo lo demás queda
relativizado, por eso Jesús es un hombre verdaderamente libre.
- Libre frente al dinero (Mt 6,25-33).
- Libre frente a la ambición de poder y de honores (Jn 6,15).
- Libre frente a los poderosos (Lc 13, 31-32)
- Libre frente a los lazos exclusivistas de la familia (Mc 33-35).
- Libre frente a los grupos políticos o religiosos (Mc 33-35).
- Libre frente a la ley (8).
- Libre frente a los ritos religiosos (8).
Pues la libertad de Cristo es la del hombre que nada tiene que perder, como decía S. Juan Crisóstomo en la "Homilía II sobre Priscila y Aquila: "No hay nada que dé tanta libertad de palabra, nada que tanto ánimo infunda en los peligros, nada que haga a los hombres tan fuertes como el no poseer nada, el no llevar nada pegado a sí mismo. De suerte que quien quiera tener gran fuerza, abrace la pobreza, desprecie la vida presente, piense que la muerte no es nada. Ese podrá hacer más bien a la Iglesia que todos los opulentos y poderosos; más que los mismos que imperan sobre todo".
- Libre frente al dinero (Mt 6,25-33).
- Libre frente a la ambición de poder y de honores (Jn 6,15).
- Libre frente a los poderosos (Lc 13, 31-32)
- Libre frente a los lazos exclusivistas de la familia (Mc 33-35).
- Libre frente a los grupos políticos o religiosos (Mc 33-35).
- Libre frente a la ley (8).
- Libre frente a los ritos religiosos (8).
Pues la libertad de Cristo es la del hombre que nada tiene que perder, como decía S. Juan Crisóstomo en la "Homilía II sobre Priscila y Aquila: "No hay nada que dé tanta libertad de palabra, nada que tanto ánimo infunda en los peligros, nada que haga a los hombres tan fuertes como el no poseer nada, el no llevar nada pegado a sí mismo. De suerte que quien quiera tener gran fuerza, abrace la pobreza, desprecie la vida presente, piense que la muerte no es nada. Ese podrá hacer más bien a la Iglesia que todos los opulentos y poderosos; más que los mismos que imperan sobre todo".
Notas:
(1) Mc 1,39-45;
5,25-34 (2) Mt 8,10-12; 22,1-10; Lc 13,28s; 14,15-24; Mc 12,1-12
(3) Mt 6,1; 6,5; 6,16
(4) Mt 23,25; Lc11,39; Jn 10,1ss
(5) Mt 15,3-9; 23,16-22
(6) Mt 23,23s y Mt 23,5-10; Mc 12,38-40
(7) Mc 13,12; Lc 9,59-62; 12,49-53; Mt 8,21s
(8) Mt 23,13-32; Mt 22,34
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