Cuenta Mateo
que Jesús recorría los pueblos y las aldeas, "proclamando
la Buena Noticia del Reino y curando todo achaque y
enfermedad" (2). Y cuando Jesús mandó a sus discípulos,
para que fueran ellos también por los pueblos, les dio esta
orden: "proclamad que ya llega el Reinado de Dios, curad
enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios
(3). Todo esto quiere decir que cuando el Reinado de Dios llega a
un sitio, allí se curan los enfermos. Por eso cuentan los
evangelios que cuando Jesús andaba por el mundo, curaba toda
clase de enfermedades y algunas veces hasta resucita a los
muertos. Es verdad que esto parece una cosa muy rara. Y además,
ahora no se ven los milagros así, tan fácilmente. Entonces
¿cómo hay que entender todo eso?
"Juan el
Bautista, que estaba en la cárcel, se enteró de las cosas que
hacía Jesús. Y entonces mandó a dos amigos suyos a
preguntarle: ¿Eres tú el que tenía que venir o debemos esperar
a otro?
Jesús les
contestó: Id a contarle a Juan lo que estáis viendo: Los ciegos
ven. Los cojos andan. Los leprosos quedan limpios. Los sordos
oyen. Los muertos resucitan. Y a los pobres se les comunica la
Buena Noticia.Y ¡dichoso el que no se escandaliza de mi!"
Con esto de los
milagros pasa una cosa muy curiosa: hay gente que tiene mucha fe
en las curaciones milagrosas, mientras que otros dicen que todo
eso son cuentos. Por eso, algunas personas prefieren ir a un
curandero, en vez de ir a un médico, y otros aseguran que hay santos
que son especialistas en curar algunos males: San Blas para la
garganta, Santa Lucia la vista, Santa Apolonia para las muelas;
hay otros santos que encuentran las cosas que se pierden, San
Antonio les busca novio a las muchachas un poco tímidas, y Santa
Rita es la abogada de lo imposible. Pero también hay gente que
no se cree nada de eso. Y algunos aseguran que nunca ha habido
milagros, ni los habrá jamás. Aquí no vamos a discutir si
tienen razón los que creen en los milagros; o si más bien
están en lo cierto los que no se creen nada de eso. Vamos a
pensar en algo que es más importante: se trata de saber por qué
Jesús se dedicó a hacer el bien a los ciegos, a los cojos, a
los sordos y a todos los desgraciados. Nos interesa mucho pensar
en esto. Pero la verdad es que a mucha gente le preocupa saber si
San Antonio hace este milagro o si la Virgen de Fátima ha curado
o puede curar a fulano; pero lo que a casi nadie le interesa es
saber por qué Jesús se portaba de aquella manera con los
desgraciados de su tiempo. O sea, que pasa lo de siempre, que nos
acordamos de Santa Barbara cuando truena, pero nos importa
bastante poco hacer lo que hizo Jesús.
Jesús se
dedicaba a ser bueno con todos...
En el evangelio
que hemos leído antes, se habla de Juan el Bautista, que estaba
en la cárcel porque lo había medito preso el rey Herodes: que
se había separado de su mujer y se había juntado con la mujer
de su hermano; Y Juan Bautista, que no tenía pelos en la lengua,
se lo echó en cara. Y entonces, el rey metió en la cárcel a
Juan, porque los poderosos suelen hacer eso con la gente que les
molesta. Estando en la cárcel, Juan se enteró de las cosas que
hacía Jesús. Y le pareció que aquellas cosas no estaban
claras. Porque Juan Bautista había dicho en sus sermones que la
solución de los males esta en acabar con todos los que se
portaban mal, o sea que Juan estaba convencido de lo que había
que hacer era mandar al infierno a mucha gente (4). Pero resulta
que Jesús no quería acabar con nadie, ni quería mandar a nadie
al infierno, sino todo lo contrario; Jesús se dedicaba a ser
bueno con los pecadores y con la gente de mal vivir, comía con
esa gente(5) y se portaba bien siempre con los descreídos y
hasta con las mujeres de mala fama (6). Todo esto resulta
escandaloso y la gente piadosa no comprendía que Jesús se
dedicara a ir con malas compañías. Por eso, Juan Bautista
cuando se enteró en la cárcel de estas cosas, se pensó que
Jesús no podía ser el Mesías, es decir no podía ser el que
tenía que venir al mundo para arreglar las cosas. Porque un
individuo que anda con malas compañías y hasta admite en su
grupo a otros individuos que eran considerados como
"revolucionarios" (Simón el Zelota y Judas el
Sicario), es más bien un tipo sospechoso. Y eso es lo que le
pasó a Juan el Bautista, que sospechó de Jesús y se figuró
que en Jesús no podía estar la solución.
Los ciegos ven,
los cojos andan...
Por todo eso,
Juan le mandó recado a Jesús que dijera claramente si él era
el que tenía que venir o había que esperar a otro. La respuesta
que dio Jesús, para que se lo contaran a Juan Bautista, es de lo
más curioso que uno se puede figurar. Jesús no dijo ni que sí
era el que tenía que venir. Ni tampoco dijo que no era. Lo que
dijo es que los ciegos ven, los cojos andan y todo lo demás que
hemos leído en el evangelio. ¿Qué quiere decir Jesús con eso?
Con eso, Jesús se esta refiriendo a lo que había dicho, mucho
tiempo antes el profeta Isaías, y que había anunciado lo que
iba a pasar en el mundo cuando llegara el Mesías, es decir el
Salvador y el Libertador de los hombres (7).
O sea, Jesús
contesta a los que le preguntan y les dice que él es el Salvador
y el Libertador que estaba anunciado. Pero hay una cosa muy
importante en la contestación que dio Jesús. Porque él dijo
que era el Salvador y el Libertador, pero no como lo quería Juan
Bautista, sino completamente al revés. Juan Bautista quería
arreglar las cosas metiendo miedo a la gente, por que su
religión del temor. Jesús pensaba de otra manera y por eso, lo
que hacía, no era dedicarse a meterle miedo a la gente, sino que
se dedicaba a hacer el bien a todos los desgraciados: a los
ciegos, a los cojos, a los leprosos, a los muertos y a los pobres
en general.
¿Qué quiere
decir todo esto?...
En primer
lugar, quiere decir que Jesús esta convencido de que el mundo se
arregla no amenazando a la gente, sino queriendo a todo el mundo.
En segundo
lugar, quiere decir que la Buena Noticia que trajo Jesús al
mundo, no es solamente para las almas, para los espíritus o para
esas cosas raras que a veces dicen los curas. La Buena Noticia de
Jesús es para los que están como ciegos, vean lo que tienen que
hacer; los que están como sordos, se enteren de todo lo que se
deben enterar; los que están como cojos y no pueden caminar por
la vida, que avancen y vayan a donde tengan que ir; los que
están como leprosos y por eso tienen que estar separados de los
demás, que puedan vivir con todo el mundo; los que están sin
vida, porque la vida que llevan no es vida, que vivan dichosos y
tengan alegría; los pobres y los desgraciados, que dejen de
serlo.
En tercer
lugar, quiere decir que Jesús no era un curandero que le quitaba
a la gente los dolores de barriga o de muelas con cataplasmas o
cosas parecidas. Jesús vino para que todo el mundo sea feliz,
para liberar a los pobres y oprimidos de sus desgracias.En cuarto
lugar, quiere decir que el Reinado de Dios no consiste en acabar
con los malos, sino en liberar a todos los que sufren, sean como
sean, aunque sufran por culpa suya, porque Jesús no remediaba
los males solamente a los que eran buenos, sino a todo el mundo.
Un escándalo
para mucha gente...
Jesús terminó
diciendo una cosa muy importante: "¡Dichoso el que no se
escandalice de mí!". ¿Porque entonces pasaba lo mismo que
pasa ahora: que mucha gente cree más en la religión de Juan
Bautista que en la Buena Noticia de Jesús. La religión de Juan
Bautista era la religión de la fuerza y del poder, la religión
de la amenaza y del miedo.
La buena
Noticia de Jesús es la gran noticia de que todos tenemos que
compartir, y vivir como iguales, y ser buenos incluso con los
malos y los descreídos. Pero eso es un escándalo para mucha
gente. Es la gente que dice que la Iglesia tiene que estar con
los de derecha, con la gente educada, con los que van a misa;
pero que debe condenar a los malos, a las prostitutas, a los que
toman drogas, a los borrachos, y a toda esta gente a quienes
algunos les dicen que son "gentuza". Jesús no pensaba
así. Y eso era un escándalo entonces. Y lo sigue siendo ahora.
¿Cuando se nos meterá en la cabeza la Buena Noticia de Jesús?
(1) Extracto
del tema 24 de "El Evangelio de Jesús" (Comunidades
Cristianas Populares de Granada, Teología Popular). Mateo 11,2.6
(2) Mt 9,35
(3) Mt 10,8
(4) Mt
3,7-10; Lc 3 7-9
(5) Mc 3,
16; Lc 15,2
(6) Lc 7,39
(7) Is
26,19; 19,18;61,1.
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