En
el reino de Dios no se trata de la preocupación por un futuro que
llegue después de la muerte. Es realidad ya en el momento presente:
"El reino de Dios está en medio de vosotros", dice Jesús.
EN CUALQUIER TIEMPO Y EN CUALQUIER LUGAR
No es algo para cuando acabe la vida,
sino que es el conocimiento del significado, la riqueza, la alegría que
entraña el tiempo presente. No hay por qué dejar el mundo y la
historia, sino que hay que establecerse en ella con la intuición
siempre de la "única cosa necesaria" que se le dice a Marta,
o la "una cosa te falta" que se le dice al hombre rico. Por
supuesto que todo desembocará en las manos de Dios, pero no hay que
situarse en ese punto de mira para comprender ya el "reino de
Dios".
UNIDAD DE PENSAMIENTO Y DE ACTUACIÓN
La clave fundamental para entender cómo es un hombre, es la
realización que éste hace de su vida. Por eso es perfectamente
comprensible que también para Jesús la conversión incluya la acción.
Y así, la realización de la conversión, es decir, la realización de
la apertura a la acción de Dios, exige una apertura concreta al prójimo:
Mt.
25,35-36:
Venid, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros
desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer,
fui extranjero y me recogisteis, estuve desnudo y me vestisteis, estuve
en la cárcel y me fuisteis a ver.
Y así lo comprendió la comunidad creyente que sigue a Jesús.
Las citas serían muchas:
Mt.
7,12: En resumen: Todo lo que querríais que hicieran los demás por
vosotros, hacedlo vosotros por ellos, porque eso significan la Ley y los
Profetas.
Cita muy realista: la norma de atender al prójimo no está
sometida a los límites que nosotros quisiéramos tal vez poner, sino
que la medida es la necesidad que un hombre padezca -siempre que su
necesidad no sea ninguna injusticia para otro-. Ahora bien, el modo de
sentir de verdad esa necesidad, es figurarte que la pasas realmente tú.
Dice también San Pablo:
1ª
Tes. 4,9: Acerca del cariño de hermanos no necesitáis que os escriba,
Dios mismo os enseña a amaros unos a otros, y ya lo practicáis con
todos los hermanos de Macedonia entera...
Hebr.
13,16: No os olvidéis de la solidaridad y de hacer el bien, que tales
sacrificios son los que agradan a Dios.
Esta unidad de conversión interna por una parte, y acción
exterior por otra, se celebra en los sacramentos, principalmente en los
de Bautismo y Eucaristía, que son signos, símbolos de una VIDA
cristiana.
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