¿Qué
significado podría tener el decidir no existir, habiendo conocido ya
toda la densidad de la existencia?
PERSONAJES Y PARÁBOLAS
El. hombre, todo hombre y el mismo Jesús (tal
como lo demuestran las tentaciones) se ve colocado en la alternativa
de optar o no por ese mundo de justicia, de fidelidad, de "reino
de Dios". Jesús respondió, pero muy pocos siguieron su llamada:
enfermos, -pecadores, algunas mujeres, publicanos, samaritanos, niños:
gentes todas ellas que por su situación social y religiosa eran
personas marginadas. Quizá por ello poseían una docilidad
fundamental para confiar en Dios sin reservas: no se consideran dueños
de nada ni siquiera de su propia seguridad ante Dios...:
Lc.
18,13: El recaudador (publicano), en cambio, se quedó a distancia y
no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; no hacía más que
darse golpes de pecho diciendo:
-¡Dios
mío!, ten compasión de este pecador.
Mc. 10,15: Os lo aseguro: quien no acepte el reino de Dios como
un niño, no entrará en él.
Mt. 23,12: El más grande de vosotros será servidor vuestro. A
quien se eleve, lo abajarán, y a quien se abaja, lo elevarán.
En cambio, los representantes oficiales del pueblo (entendidos
en la Ley, fariseos y sacerdotes) y los poderosos de la sociedad (los
ricos), como norma general, le rechazaron. Se consideran en el camino
recto, saben cómo agradar a Dios, y ya no están libres para escuchar
la oferta siempre nueva y exigente de Dios. El cumplimiento de los
preceptos tradicionales puede incluso servirles de pretexto; tras
ellos pueden proteger su corazón frente a Dios:
Lc.
18,11-12:
El fariseo se plantó y se puso a orar en voz baja de esta manera:
-Dios
mío, te doy gracias de no ser como los demás: ladrón, injusto o adúltero;
ni tampoco como ese recaudador. Ayuno dos veces por semana y pago el
diezmo de todo lo que gano.
Mc.
10,17-23:
... El replicó: -Maestro,
todo eso lo he cumplido desde joven. A esto, Jesús lo miró fijo, le
tomó cariño y le dijo: -Una
cosa te falta, vete a vender lo que tienes y dáselo a los pobres, que
tendrás un tesoro en el cielo; y, anda, vente conmigo. A estas
palabras el otro frunció el ceño y se marchó entristecido, porque
poseía una gran fortuna. Jesús... dijo: -¡Con
qué dificultad van a entrar los que tienen mucho en el reino de Dios!
Hay que advertir que estas personas, aun siendo ya buenas, son
invitadas a lo que para ellos sería la verdadera entrega, la conversión
a Dios.
Esto mismo lo describe Jesús en una comparación, una parábola:
Mt.
13,44-45:
Se parece el reino de Dios a un tesoro escondido en el campo; si un
hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y de alegría va a vender
todo lo que tiene y compra el campo aquel.
Se
parece también el reino de Diosa un comerciante que buscaba perlas
finas; al encontrar una perla de gran valor, fue a vender todo lo que
tenía y la compró.
El pobre jornalero encuentra lo que no esperaba; el rico
comerciante, lo que venía buscando: ambos se llenan de alegría,
ambos venden todo lo que poseían.
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