Viendo el comportamiento y la
doctrina de Jesús, hemos comprendido lo que Dios será, lo que tendría
que decirnos, los proyectos que sobre el hombre se hace.
PALABRA DE DIOS
Por eso Jesús es "lo decible" de
Dios. San Juan, para resumirlo de una manera concreta, le llama Palabra
de Dios. La palabra es lo interior de
uno, lo que quiere decir, lo que siente en su corazón (después viene
el vocablo concreto del lenguaje, pero lo importante es LO QUE tú
quieres decir: amor, odio, alegría...). La palabra dice el interior
de uno. Si Jesús es la palabra de Dios, él será lo decible, lo
audible, lo explicable de Dios. Y no hay que admirarse de que se llame
a toda una persona palabra de otra. Es como decir su doble o algo así.
AHORA SE ENTIENDE MEJOR QUE ES LA REVELACIÓN
Revelación es el hecho de que alguien comunique su propio
interior a alguien; quita el velo de lo que él es. Esto sucede
libremente, y por amor hacia la persona a quien uno quiere revelarse.
Cuando uno comienza a revelarse, es que comienza a comunicarse,. a
darse. Y esto sucede siempre en fuerza del amor. Nadie se abre a otro
si no le aprecia o no tiene confianza en él. La revelación tiende a
culminar en la donación.
La revelación de nuestro interior a otro se
hace siempre a través y por medio de la palabra o del gesto, de la
acción, como es, por ejemplo, un regalo... Pero en definitiva todo
ello son "PALABRAS" dirigidas al interior del otro, a que
nos comprenda, a que capte lo que en nuestro interior se siente y se
proyecta con respecto al que nos oye, a quien nos dirigimos por amor.
Esto es bello, y es arriesgado, porque todos sabemos que la palabra a
la vez "re-vela" nuestro interior, pero a la vez lo deja
velado: la palabra, el solo término "te quiero, te odio",
no es capaz de transmitir la violencia real de lo que se siente y de cómo
se siente en nuestro interior. Ese mismo riesgo corre Dios en la
persona de Jesús: El, con su vida y muerte sencillas, sin otro poder
que el de su palabra, su fidelidad a la justicia y al amor, siendo
despreciado y tenido por malhechor incluso, revela y vela, a un
tiempo, a ese Dios poderoso y eterno vencedor en la fidelidad para con
el hombre.
Llamamos, pues, revelación al hecho de que
Dios, en JESÚS (en cómo
él pensaba y procedía), se nos ha comunicado y nos ha manifestado su
designio acerca del hombre: salvarlo.
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