DicEc
Las Falsas
decretales son una colección de documentos recopilados en Francia hacia el
850. Fueron atribuidos a san Isidoro de Sevilla (1- 636). Contienen tres tipos
de documentos: cartas de papas prenicenos, todas ellas espurias; una colección
de cánones de distintos concilios, la mayor parte auténticos; un gran número de
cartas de papas, que van de Silvestre I (314-335) a Gregorio II (715-731), de
las cuales treinta y cinco aproximadamente son espurias.
Las Falsas
decretales fueron aceptadas en la Edad media y los cánones conciliares
especialmente fueron incorporados al >derecho canónico. Su autenticidad fue
puesta en duda por primera vez seriamente en 1558 por historiadores luteranos,
los «centuriadores de Magdeburgo». Más tarde se vio que tenían muchos materiales
falsos mezclados con documentos auténticos.
La hábil
compilación de las Falsas decretales se hizo con varios propósitos. En la
época de su composición se usaron como defensa de los obispos contra los
arzobispos y para afirmar los derechos de la Iglesia frente a la interferencia
de los seglares. En la época de su recepción en Roma (864) su utilidad era
escasa, pero a partir del siglo XI se usaron mucho en apoyo del gobierno y las
reformas papales. Los falsos documentos pontificios primitivos aportaron el
prestigio de la Iglesia de los mártires al fortalecimiento de la autoridad papal
a lo largo de la Edad media, empezando por > Gregorio VII (1073-1085).
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