La demostración consiste en un procedimiento lógico que, en el ámbito de los posibles itinerarios intelectivos del espíritu humano hacia Dios, sirve para indicar la perspectiva de un conocimiento de Dios discursivo a posteriori. La estructura de este procedimiento comprende cuatro momentos : 1) el hecho empírico de la insuficiencia ontológica; 2) la interpretación metafísica del hecho; 3) la ley del ser (lo que no tiene en sí mismo la razón de su propio ser exige tenerla en otro ser); 4) la conclusión.
Es decir, se trata de un proceso que parte de lo causado para llegar a la causa. Pero Dios no está solamente al final, sino también y sobre todo al comienzo de este proceso demostrativo.
En efecto, el proceso lógico parte de Dios, en cuanto mediado (y escondido), en el espíritu humano, por un principio trascendental, para llegar a Dios explícitamente revelado al mismo espíritu del hombre. En este sentido, el conocimiento de Dios, el Ser personal trascendente que se escapa esencialmente de las leves de la razón, es en realidad un "reconocimiento" de Dios que se revela, aunque sea a través de la mediación de un procedimiento intelectivo.
G. Ancona
Bibl.: J Gómez Caffarena, Dios, pruebas de la existencia de, en SM. 2, 327-338; J Javaux, ¿Dios demostrable? Herder. Barcelona 1971; H, Krings - E. Simons, Dios, en CFF 1, 584-615; B. Weissmahr Teología natural, Barcelona 1986; D, Morin, Para decir Dios. Verbo Divino, Estella 1990,
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