domingo, 26 de mayo de 2013

ARRAS, HERÉTICOS DE.

              En la primera mitad del S. IX proliferaron los credos irregulares en el norte de Francia; el ejemplo más notable del fenómeno fue el juicio del año 1025 contra los herejes de Arras. Sucedió que el obispo de Cambrai se había enterado de que un grupo de artesanos de Arras profesaba opiniones no del todo acordes con la Iglesia, y sus averiguaciones condujerona un proceso destinado a servir de espanto público y advertencia a los desobedientes.

             Los artesanos de Arras confesaron que no creían que los sacramentos de la Iglesia tuviesen ningún valor como vehículos de salvación. Preferían profesar un estilo de vida sencillo basado en la vida de los apóstoles según la descripción del Nuevo Testamento: "Retírase del mundo, refrendar los apetitos carnales, no hacer mal a nadie y practicar la caridad con los de nuestra propia fe", posturas no deducidas de ninguna teología compleja, sino de la indignación causada por la codicia y la falta de interés de muchos sacerdotes en lo tocante al bienestar espiritual del pueblo.

            Sentimientos parecidos habían expresado pocos años antes los heréticos de Orleans y volverían a aparecer poco después con los de Moteforte. Tratando de frenar la difusión de la herejía, el obispo de Gerard hizo publicar complicados argumentos filosóficos encaminados a refutar las concepciones simplistas de los artesanos, pero aquéllos eran más propicios para impresionar a otros clérigos que no a las gentes del pueblo llano que simpatizaban con los heréticos. Éstos probablemente fueron torturados y abjuraron de sus errores. No por eso desapareció el malestar de la época manifestado en el episodio de los herejes de Arras. En el mismo siglo y respondiendo a las mismas preocupaciones, en Francia, Italia y Alemania la herejía de los cátaros desafió a la cristiandad establecida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.