El libro El monje y el filósofo
expone el largo diálogo que
Jean-François Revel y su hijo
Matthieu Ricard
desarrollaron en mayo de
1996 en las cercanías de
Katmandú, capital del Nepal.
Hablan de sus distintos
puntos de vista ante la vida.
El padre se define como una
persona no creyente y es un
conocido filósofo y escritor
francés, mientras que el hijo
se hizo monje budista de la
tradición tibetana en 1978,
ha sido intérprete del Dalai
Lama desde que le
otorgaron el Premio Nobel
de la Paz en 1989, y ha
publicado muchos libros
sobre el budismo tibetano y
sobre su maestro Dilgo
Kyentse Rimpoche. En el
texto que sigue, el padre
cuenta lo que sintió cuando
su hijo decidió hacerse
budista:
«Mi hijo hizo estudios universitarios muy brillantes en biología molecular que le llevaron a presentar su tesis doctoral en 1972 bajo la dirección de François Jacob, el célebre premio Nobel de Biología, en cuyo equipo desarrolló investigaciones durante varios años. Nuestra sorpresa fue muy grande cuando nos dio la noticia de que dejaba la investigación científica para irse a vivir a Asia y seguir las enseñanzas de maestros del budismo tibetano […] yo como filósofo me había interesado por el desarrollo de la ciencia, así que estaba muy satisfecho de que mi hijo fuese un investigador de alto nivel, por lo que mi decepción cuando decidió cambiar su vida fue muy grande. Y, además, mis posiciones personales, totalmente no religiosas y ateas, no me llevaban a tomar muy en serio el budismo.»
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