Pequeño
Buda (Little Buddha), 1993, 144 minutos. Director: Bernardo Bertolucci.
Guión: Rudi Wurlitzer, Mark Peploe y Bernardo Bertolucci.
Se
trata de una película muy interesante que, por una parte, presenta una
reconstrucción de cómo pudo haber sido la vida del Buda histórico hasta
el momento del despertar y, por otra, desarrolla una narración paralela,
fechada en el presente y centrada en un niño norteamericano al que se
cree tulku de un lama tibetano.
Como
los episodios de la película que tienen que ver con la vida de Buda
aparecen mezclados con los referidos al presente del chico
norteamericano, se puede apreciar el choque de culturas, que se
evidencia en las costumbres, los modos de vestir y las formas de
entender la sociedad.
En
la exposición de la vida de Buda se muestran hechos verosímiles y otros
milagrosos. Resulta especialmente significativo el episodio en el que se
muestra cómo un Buda recién nacido es capaz de andar y de hablar.
En
lo que respecta a las partes de la película que tienen lugar en el
presente, se pueden distinguir las características del budismo tibetano y
su adaptación a occidente. La presencia de lamas tibetanos en el
contexto vanguardista, tal como aparece en la película, de la ciudad
norteamericana de Seattle refleja la diversidad del mundo actual en lo
relativo a modos de vida y creencias.
Esta parte de la película es la que en mayor medida interesa a propósito de los tulkus. Parte del argumento se inspira en Osel, el tulku español, reconocido en 1986.
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