El concepto del tiempo del hinduismo puede compararse con las edades que proponía la mitología griega.
El siguiente relato de Los trabajos y los días, de Hesíodo, habla de las cinco razas que poblaron el mundo.
«Al
principio los Inmortales que habitan mansiones olímpicas crearon una
estirpe de oro de hombres mortales. Vivían con el corazón libre de
preocupaciones, sin fatiga ni miseria; y no envejecían [...]. La muerte
era como un sueño para ellos y tenían toda clase de alegrías [...].
Después surgió una segunda estirpe mucho peor, de plata, no comparable con la de oro ni en aspecto ni en inteligencia. Durante cien años el niño se criaba junto a su madre [...]. No podían dejar de ser violentos y no querían dar culto a los inmortales [...]. La tierra sepultó también a esta estirpe.
Zeus creó otra tercera estirpe de hombres de bronce con voz articulada [...]. Solo les interesaban las obras de la guerra y los actos de soberbia. Se apoderó de ellos la negra muerte [...].
En su lugar creó Zeus otra estirpe más justa y virtuosa, la estirpe de los héroes [...]. A unos la terrible guerra los aniquiló y a otros Zeus determinó concederles vida y residencia lejos de los hombres (en las Islas de los Afortunados o Bienaventurados).
Zeus creó otra estirpe de humanos dotados de palabra, los que ahora viven sobre la tierra. ¡Ojalá nunca hubiera tenido yo que vivir entre los hombres del quinto linaje, sino que hubiera muerto antes o nacido después! Porque ahora la raza es de hierro. Nunca durante el día cesarán de sufrir fatigas y miserias, ni tampoco durante la noche dejarán de ser destruidos, y los dioses les proporcionarán graves preocupaciones.»
Después surgió una segunda estirpe mucho peor, de plata, no comparable con la de oro ni en aspecto ni en inteligencia. Durante cien años el niño se criaba junto a su madre [...]. No podían dejar de ser violentos y no querían dar culto a los inmortales [...]. La tierra sepultó también a esta estirpe.
Zeus creó otra tercera estirpe de hombres de bronce con voz articulada [...]. Solo les interesaban las obras de la guerra y los actos de soberbia. Se apoderó de ellos la negra muerte [...].
En su lugar creó Zeus otra estirpe más justa y virtuosa, la estirpe de los héroes [...]. A unos la terrible guerra los aniquiló y a otros Zeus determinó concederles vida y residencia lejos de los hombres (en las Islas de los Afortunados o Bienaventurados).
Zeus creó otra estirpe de humanos dotados de palabra, los que ahora viven sobre la tierra. ¡Ojalá nunca hubiera tenido yo que vivir entre los hombres del quinto linaje, sino que hubiera muerto antes o nacido después! Porque ahora la raza es de hierro. Nunca durante el día cesarán de sufrir fatigas y miserias, ni tampoco durante la noche dejarán de ser destruidos, y los dioses les proporcionarán graves preocupaciones.»
Existen otros relatos del mismo tipo, por ejemplo en el Antiguo Testamento, el del profeta Daniel 2, 31-45.
En
el texto bíblico, el profeta Daniel interpreta un sueño de
Nabucodonosor, rey de Babilonia, en el que este contemplaba una estatua
de cabeza de oro, pecho y brazos de plata, vientre y caderas de bronce,
piernas de hierro y barro. La visión significaba que, tras la época de
esplendor de Babilonia, vendrían otros reinos menores que el suyo.
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